Marcelo Duclos,
En el kirchnerismo y la izquierda no hay otra cosa que desconcierto. A pesar de toda la batería comunicacional contra el gobierno de Javier Milei, al que le ponen todos los palos en la rueda en materia legislativa, la mayor parte de la opinión pública respalda al Poder Ejecutivo. Con pocas ideas, la oposición decidió poner toda la carne al asador en la marcha del 24 de marzo (aniversario del golpe de Estado de 1976), pero no pudo evitar mostrar la hilacha: llamaron a un golpe contra Milei (sí, en el aniversario de otro golpe de Estado), mostraron consignas violentas y hasta reivindicaron el terrorismo de Hamás, que todavía tiene secuestrados a civiles argentinos.
La que no pudo evitar la tentación de pedir que el gobierno “se vaya pronto”, fue, nada más y nada menos, que la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. El ministro del Interior, Guillermo Francos, respondió a la falsa referente de los “derechos humanos” y le recordó que Argentina tiene un presidente votado por la gran mayoría de la ciudadanía. El funcionario calificó las palabras de Carlotto como “comentarios desubicados”. “Que no se utilice la historia para decir falsedades o generar posicionamientos políticos, en eso se constituyen los símbolos estos. ¿Qué sentido tenía el comentario de la señora Carlotto en plena marcha vinculado al 24 de marzo?”, resaltó el ministro.
Esta nueva convocatoria, aunque trató de evocar los trágicos sucesos de los setenta, no pudo evitar dejar en evidencia que no fue más que una marcha opositora repleta de consignas que no representan a la mayoría de los argentinos. Una vez más, como todos los 24 de marzo, apelaron a la falacia del hombre de paja, donde discuten con supuestos “negacionistas”, que habitan solamente en sus cabezas. Pero como este año está Milei en el gobierno, la izquierda y el kirchnerismo apuntaron con este cañón discursivo a la Casa Rosada.
Como manifestamos en varias oportunidades, los “negacionistas” son ellos. Es que, del lado de enfrente, nadie niega lo que ocurrió en la década del setenta. A diferencia de lo que sucede en Alemania, con negacionistas del Holocausto (fenómeno que absolutamente nada tiene que ver con lo que sucedió en Argentina), aquí nadie desconoce el accionar de las Fuerzas Armadas, que reprimieron y exterminaron a la guerrilla comunista fuera de toda legalidad. ¿Hay argentinos que reivindican el accionar del gobierno de Videla y compañía? Sí, claro. De la misma manera que hay chilenos que lo hacen con Pinochet. Afortunadamente, como la izquierda que reivindica al ERP y a Montoneros, también son minoría.
Pero “negacionistas”, del sector afín al gobierno, no hay. Al menos no conozco a ninguno. El “negacionismo” está en los que sostienen que, de la nada, el 24 de marzo de 1976 asumió una Junta Militar, que puso en marcha un “genocidio”, que se llevó la vida de “30.000” inocentes que luchaban por la “justicia social”. Algunos, los más desvergonzados, se animan a decir que eran perseguidos por los militares por un supuesto reclamo vinculado con la necesidad de volver a la “democracia”. Nada de esto es cierto. La negación está toda de ese lado.
Pero, más allá de la marcha, de los cantos hipócritas y de todas las mentiras, hoy ya es 25 de marzo y Argentina sigue transitando el lento camino de la recuperación económica. Algo que sería mucho más rápido si la corporación política no boicoteara las reformas, en pos de mantener sus prebendas y privilegios.