Sobrevuelan helicópteros militares en Quito, la capital de Ecuador. Muchos se preguntan por qué. El mero sonido recuerda a episodios históricos del pasado, todos ellos asociados a un posible golpe de Estado. Pero la respuesta a la incertidumbre que genera el ruido es más sencilla: son ejercicios militares de las Fuerzas Armadas en conmemoración al heroísmo de sus soldados en dos guerras contra Perú. Lo cual es un aviso para la generación actual de ecuatorianos de que la paz no es permanente. Sus padres y abuelos libraron guerras fratricidas.
Las Fuerzas Armadas informaron a la prensa local que en los últimos días han entrenado para una ceremonia militar en conmemoración a un aniversario más de la Gesta Heroica de la Cordillera del Cóndor de 1981 y del Cenepa de 1995, ambas contra el vecino Perú.
Según detalla el Ministerio de Defensa: «Este miércoles 26 de enero de 2022 se conmemoró el vigésimo séptimo aniversario de la gesta heroica del Alto Cenepa, en la que las Fuerzas Armadas ecuatorianas alcanzaron la victoria militar, que selló posteriormente la paz definitiva luego de la disputa fronteriza abierta por varias décadas entre Perú y Ecuador».
Para quien no sepa, gracias a continuas disputas, los peruanos solían llamar «monos» a los ecuatorianos y estos «gallinas» a los peruanos. Pues en una incursión militar peruana a la selva ecuatoriana, la brigada amazónica, compuesta por guerreros indígenas, saltó desde los árboles sobre sus adversarios y estos replegaron. La historia de los prisioneros de guerra fue llevado a la pantalla grande para reflejar este periodo histórico. «Monos con gallinas» se titula la película.
Perú: de invasor a invadido
Ahora los soldados de Perú se enfrentan a un nuevo adversario, una amenaza a su soberanía. Ya Perú le negó el ingreso al país al promotor del socialismo del siglo XXI, Evo Morales. Pero esta vez no se enfrentan a un ejército rival sino a grupos irregulares que llegan desde suelo boliviano para desestabilizar a su vecino.
En lo que va del siglo, la región se ha acostumbrado a convulsiones sociales e incluso insurgencias en forma de guerra molecular, pero no ha vivido una guerra formal. No obstante, las botas empiezan a pisar.
Al sur de Perú ya han desplegado al Ejército, en vista del intervencionismo por parte de Bolivia. Desde que Pedro Castillo quiso imponerse en el poder, por medio de un intento de golpe de Estado, fuerzas leales a su persona tomaron las calles de Perú para exigir la salida de su sucesora, la vicepresidente Dina Boluarte.
No es un dato menor que se trata de su binomio electoral y coidearia. Sin embargo, la izquierda tiene dos vertientes principales: una ortodoxa y una progresista. Castillo pertenece a la primera, Dina Boluarte a la segunda. En Perú la denominan izquierda caviar. Pues ha demostrado no estar del lado del pueblo, sino de las élites. De hecho, Boluarte es la candidata del Foro Económico Mundial, y consigo de «El Gran Reseteo».
De manera que es esta una disputa entre facciones. Sin embargo, no deja de ser una lucha contra el orden institucional. Aunque fue cuestionable la elección del binomio Dina/Castillo, con una serie de irregularidades denunciadas, la dupla fue reconocida como la electa. Y al abusar de su poder, Castillo fue depuesto y en su lugar gobierna su sucesora. Pero muchos supuestos defensores de la democracia mundial, no han dicho palabra alguna por la violencia que se vive en el Perú.
Se indignaron por Brasil, no por los 62 muertos en Perú
Mundialmente hubo indignación cuando en Brasil la población civil asaltó los tres poderes. Jefes de Estado, de izquierda y derecha, repudiaron lo sucedido; sobre todo la violencia. Duró apenas un día y más de 1.500 personas fueron privadas de su libertad, incluso menores de edad.
Pero ahora que la violencia es en Perú, donde las protestas llevan dos meses y estas han dejado al menos 62 muertos (entre ellos un policía calcinado) todavía no hubo ese nivel de indignación. Durante la cumbre de la CELAC, Gabriel Boric de Chile y Xiomara Castro de Honduras se posicionaron contra la violencia, pero callaron ante la responsabilidad de sus coidearios.
Callaron además cuando Castillo intentó mantenerse el poder por la fuerza. Esto expone a su vez la influencia del cuarto poder y cómo se estructura el relato. Aunque el ahora expresidente Jair Bolsonaro estaba en EEUU, fue acusado de dirigir las manifestaciones contra Lula da Silva. Ni siquiera fue eximido cuando este denunció la violencia, la misma que destaca como una actitud propia y reiterada de la izquierda regional. Mientras, por cierto, tampoco ha habido repudio internacional contra Evo Morales por los desmanes en Perú.
De Hispanidad próspera a dividida y empobrecida
Por su parte la historiadora hispanista Elvira Roca Barea detalla cómo la inestabilidad en Hispanoamérica, a la par de los nacionalismos (y separatismos) en la Madre Patria, son producto de la desintegración de la Hispanidad. La Conquista de América puso fin a la Edad Media, trajo prosperidad y unidad transatlántica. Mientras que los nacionalismos del siglo XIX dieron lugar a caudillismos que convirtieron a las jóvenes naciones en feudos de sus señores.
Para volver a donde empezamos: este fenómeno también lo sufre Ecuador. Por décadas el país sudamericano vivió en guerra con una nación hermana. Ahora Perú lo sufre por causa del intervencionismo del socialismo del siglo XXI. Una ideología que no tiene Patria sino que promueve su destrucción. Alguna vez todas las naciones de Hispanoamérica fueron parte de la primera globalización, ahora están a merced del globalismo.