MIAMI — La escalada represiva del gobernante Daniel Ortega en Nicaragua contra los católicos va en ascenso, sin reparos para lanzar insultos contra los representantes de la Iglesia. Incluso prohibió procesiones en las calles durante la Cuaresma y Semana Santa, al mismo tiempo que mantiene encarcelados a dos sacerdotes y el obispo Rolando Álvarez en una prisión de máxima seguridad.
La policía que dirige el consuegro de Ortega, Francisco Díaz, solo autorizó celebrar las festividades religiosas de Semana Santa en el interior o en los atrios de los templos, por razones de “seguridad”.
El académico y exembajador de Nicaragua en Alemania y Suiza, José Dávila, dijo que el propósito de Ortega y su esposa, la designada vicepresidenta Rosario Murillo, es someter a la Iglesia católica como sucedió en Cuba y otros países.
“Ortega quiere una Iglesia de sacristía. Iglesia, sacerdotes y fieles que estén encerrados en los templos entre cuatro paredes, dando la espalda a la realidad en que viven, a las injusticias, a la represión, y a la violación de derechos humanos. Quieren una iglesia como en China o Corea del Norte, que esté sometida al Partido Comunista, y no les critique nada”.
El doctor Rafael Cárcamo, de origen nicaragüense y excandidato a la Cámara de Representantes por California, sostiene que Ortega busca instaurar en Nicaragua el modelo comunista cubano, para mantener el control de todos los poderes y ahora va contra la Iglesia católica, igual que sucede en la isla caribeña
“Creo que quiere erradicar la religión católica. Siempre ha sido el enemigo número uno de la Iglesia”, aseguró Cárcamo en alusión a la persecución que sufrieron los católicos durante el primer régimen sandinista.
Dávila afirmó que, pese a las intenciones de Ortega, la Iglesia nunca va a desaparecer ni la pueden prohibir, “pues tiene un componente espiritual de trascendencia, en el que las dictaduras y gobiernos ateos no creen, pero es real. La iglesia va a prevalecer”.
El exembajador Dávila aseguró que el régimen ha infiltrado a la Iglesia, en los movimientos de laicos, y espían las homilías y los sermones de los sacerdotes. “Pero nunca la van a controlar, por eso persiguen a los sacerdotes y a la iglesia fiel a Cristo”.
La nueva etapa de persecución contra la Iglesia es visible tras las protestas de abril de 2018. Los sacerdotes recibieron a los heridos y a los que buscaban refugio de la represión.
Algunos templos fueron rodeados por paramilitares como sucedió en la Iglesia Divina Providencia, en Managua, que vivió horas de terror el 14 de julio de 2018, donde por máss de 15 horas rodearon y dispararon contra el templo hasta donde llegaron a refugiarse de las balas más de un centenar de manifestantes. Un estudiante murió y las paredes de la iglesia quedaron perforadas por armas de alto calibre.
Agresión y persecución
La escalada represiva contra la Iglesia ha ido es ascenso, simpatizantes del régimen quemaron la Capilla Sangre de Cristo de la Catedral en Managua. Lanzaron ácido en el rostro del sacerdote de Mario Guevara, más de una decena de religiosos fueron encarcelados, 11 permanecen en el exilio, monjas y sacerdotes han sido expulsados del país.
Ortega acusa a la Iglesia católica de confabularse con la oposición para darle un “golpe de Estado”.
Entretanto, Ortega y Murillo lanzan improperios contra los obispos nicaragüenses a quienes llaman “hijos del demonio”, y recientemente llamó “mafia organizada” a la Iglesia católica, luego que el papa Francisco expresara preocupación por el obispo de la diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez, condenado a 26 años y cuatro meses de cárcel, tras ser acusado de “traición a la patria”.
“La persecución a la Iglesia en Nicaragua es porque cumple con el mandato evangélico de estar al lado de los que sufren opresión e injusticias. El encono con monseñor Álvarez es porque él predicaba el tipo de iglesia que quiere Cristo, que estar siempre al lado del pueblo, por haberse opuesto al negocio de proyectos mineros que significaban daños sociales y ecológicos. Por eso su condena a 26 años de cárcel, y por eso es también la persecución a la Iglesia, el exilio de monseñor Báez y 11 sacerdotes, y ahora la prohibición de las procesiones”, apuntó Dávila.
Muestra de vida
El régimen de Ortega mostró recientemente a través de los medios oficialistas al obispo durante una visita familiar. Álvarez permanece detenido desde agosto de 2022, inicialmente bajo arresto domiciliar. Según Ortega, el obispo rehusó ser expatriado el 9 de febrero junto a 222 opositores a quienes Ortega excarceló y desterró a Estados Unidos. Pero nadie vio al obispo.
Ese mismo día en represalia fue enviado a la cárcel La Modelo, una prisión de máxima seguridad, y desde entonces no había noticias sobre el estado del jerarca.
Para Cárcamo, Ortega se vio obligado a mostrar a monseñor Álvarez por la presión internacional y de la Santa Sede.
“También lo hace para humillarlo porque lo presentó con uniforme de preso, lo mostraron en una visita familiar y le hicieron decir algunas palabras, pero él no puede decir muchas cosas que quiere decir porque eso implicaría más sanciones contra él y algunas amenazas que debe tener”, señaló Cárcano.
“Cedieron a la presión internacional de dar una muestra de vida de monseñor Álvarez, y lo mostraron con el objetivo de contradecir las preocupaciones de los fieles, pero no les salió bien, han arreciado las voces para que dejen libre al obispo”, afirmó Dávila.
@FloresJudith7
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