MIAMI– Luego de públicas y reiteradas negativas, las presiones de los propios legisladores demócratas hicieron que el presidente Joe Biden finalmente accediera a recibir a los líderes republicanos del Congreso en la Casa Blanca, pero… sin mostrar intención de llegar a algún acuerdo bipartidista para aumentar el techo de la deuda.
Los republicanos exigen una reducción de gastos que supera los 4 billones de dólares en los próximos diez años, tras la aprobación de un Proyecto de Ley para aumentar el techo de la gigantesca deuda de Estados Unidos, que supera los 31 billones de dólares.
En el 2019, y durante el gobierno del expresidente Donald Trump, el déficit público superaba levemente los 23 billones de dólares.
La salida al impago
El Proyecto de Ley respaldado por la Cámara Baja aumentaría la autoridad de Washington en 1,5 billones de dólares o hasta el 31 de marzo de 2024, lo que ocurra primero.
La propuesta del presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy y los republicanos combina casi 4.8 billones de dólares en medidas de reducción del déficit con un aumento del límite de deuda para el próximo año.
El Proyecto de Ley devuelve los fondos de las agencias gubernamentales a los niveles del año fiscal 2022 y limita los aumentos del 1% anual, excepto para el Pentágono. También revierte partes de la ley expansiva de salud, clima e impuestos de Biden, expande la minería y la producción de combustibles fósiles e impone requisitos laborales en algunos programas sociales.
El senador demócrata Joe Manchin reiteró su llamado público para que Biden negocie con McCarthy sobre el aumento del límite de deuda, a medida que se acerca el riesgo de incumplimiento.
«Por el bien de nuestra nación a la que todos servimos, insto al presidente Biden a que deje de lado la política y el partidismo, venga a la mesa y negocie un compromiso real que salve a EEUU de esta catástrofe económica inminente», manifestó Manchin.
“La negativa de Biden a negociar señala “una deficiencia de liderazgo, y debe cambiar”, recalcó.
“El tiempo corre en esta crisis sobre el techo de la deuda y el pueblo estadounidense pagará el precio económico si el presidente Biden continúa negándose a negociar un compromiso de sentido común, que evita un incumplimiento histórico”, concluyó Manchin.
Negativa a una solución
Biden se niega a cualquier tipo de recortes y se mantiene en su postura de «sin concesiones de ningún tipo», lo que augura un difícil camino para un acuerdo definitivo sobre el incremento del límite de la deuda.
Por su parte, Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado, dijo que el proyecto de ley de la Cámara estaba “muerto al llegar” a la Cámara Alta, en otra demostración de que el bipartidismo hoy en Washington es inexistente si los demócratas y la extrema izquierda no logran pasar todas sus propuestas y planes, los mismos que han desestabilizado la política y la economía estadounidenses.
Mientras, el líder de la mayoría de la Cámara de Representantes, Steve Scalise, predijo que la aprobación del Proyecto de Ley de los republicanos sobre el límite de la deuda cambiaría “la dinámica” y presionaría a los demócratas a negociar.
En primera instancia, Scalise parece tener razón cuando Biden ya tuvo que sentarse al menos frente a los republicanos, algo a lo que estaba renuente a hacer. Sin embargo, lo importante es el interés real de llegar a un acuerdo antes de que expire el plazo el 1ro de junio.
«No vi ningún movimiento», resumió McCarthy tras la reunión del 9 de mayo en la Casa Blanca, en la que participaron el líder de la minoría opositora en el Senado, Mitch McConnell, los principales legisladores demócratas, Hakeem Jeffries, líder de la minoría en la Cámara Baja y el jefe de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer.
El impacto de la tirantez
En 2011, el empantanamiento llevó a que Estados Unidos perdiera temporalmente la codiciada calificación «AAA» de su deuda.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en su intención de atemorizar, advirtió que si el Congreso no resuelve rápidamente el asunto «se desataría el caos financiero y económico».
«Claramente la distancia es inmensa entre la posición del presidente Biden y la de los republicanos», dijo luego.
El Senado también se prepara para un fuerte enfrentamiento, ya que 43 republicanos firmaron una carta dirigida a Schumer en la que expresan su posición colectiva de oponerse a subir el techo de la deuda «sin una reforma sustancial del gasto y del presupuesto».
Un fracaso en alcanzar una solución puede no sólo desatar una tormenta en Wall Street, sino también impactar aún más la campaña de Biden en busca de su reelección presidencial en el 2024.
Derroche irresponsable
Durante el debate sobre el proyecto de ley, los republicanos fustigaron a los demócratas y los tildaron de “libres despilfarradores del dinero de los contribuyentes”, que ha conducido a una gigantesca y alarmante deuda pública junto a una histórica crisis inflacionaria, que a su vez ha contribuido a otra relevante crisis del sector bancario.
Los demócratas han destinado -en más de dos años de gobierno- decenas de miles de millones de dólares a financiar proyectos políticos e intereses partidistas dentro y fuera de EEUU, alejados completamente de los verdaderos intereses de la nación y de los estadounidenses.
La guerra en Ucrania, la salida de Afganistán y el caos en la frontera sur son apenas algunos puntos en la lista de derroche financiero de la actual administración, que desencadenó la peor inflación en las últimas cinco décadas al 9,1% y que ahora el gobierno de Biden intenta solapar mediante un análisis que excluye [los precios de los alimentos y de los combustibles] para de esta forma poder decir que “baja” y que se ubica ahora en 4,9%.
Sólo entre las ayudas a Ucrania, la salida de Afganistán y el caos por más de dos años en la Frontera Sur, el gasto de los contribuyentes supera el billón de dólares.
La realidad es que en abril los precios básicos subieron 5,5% respecto al año anterior, y fueron mucho más altos cuando se comparan con igual período del 2021. Mes por mes, la cifra se elevó 0,4% contra el 0,1 en marzo.
El gobierno de Joe Biden ha imprimido 7 billones de dólares para poder costear sus fallidas políticas económicas, una acción que se traduce en un incremento sin precedentes de la deuda pública nacional, inflación y debilitamiento de la moneda.
El aumento de las tasas de interés y otras medidas de la Reserva Federal desde el 2020, como hacer subir el valor de los bonos del Tesoro e inyectar liquidez al sistema financiero, han logrado mantener la fortaleza del dólar frente a un desplome pronosticado por causa de la agenda de la Casa Blanca, permeada por los intereses del ala radical de izquierda (“progresistas”).
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