SONIA SCHOTT,
La cadena de televisión CNN ha sido criticada duramente por abrirle al expresidente republicano Donald Trump el escenario, para expresar sus ya conocidos puntos de vista, mientras una audiencia republicana de leales seguidores lo animaban en cada palabra.
Para un medio generalmente conocido por ser más anti-Trump que pro-Trump, parecería una decisión extraordinaria.
Sin embargo, no fue solo un intento de CNN por aumentar sus niveles de audiencia: tres millones de espectadores vieron la entrevista en el ayuntamiento en New Hampshire la semana pasada. El punto es que además sirvió para demostrar sin lugar a duda que Trump, por ahora, sigue siendo una poderosa fuerza política y que los medios de comunicación en su conjunto no pueden ignorarlo.
La entrevista de CNN con el expresidente reflejó lo que los medios han tenido que reconocer: las opiniones de Trump pueden ser controvertidas y sus afirmaciones discutibles, pero hay grandes probabilidades de que sea el candidato republicano para las elecciones presidenciales de 2024. Así que, se esté de acuerdo o no con sus puntos de vista, habrá que entrevistarlo.
A juzgar por la enorme publicidad que se le dio al programa con Trump, el presidente Joe Biden y su equipo de campaña van a tener que prepararse para competir en la arena mediática en la que su principal rival ya ha demostrado ser un maestro al dominar entrevistas.
La mala noticia para Biden es que hará campaña a sabiendas que sus niveles de popularidad en las encuestas están bajos.
Según los últimos sondeos, en FiveThirtyEight, Biden tiene 52.6% de desaprobación contra un 42% de aprobación. En Reuters, las figuras le dan un 54% de rechazo y 40% de aceptación y en CNN 55% en contra y 40% a favor.
El Presidente, sin embargo, confía en que puede vencer a Trump por segunda vez, pero ¿está justificada esta confianza?
Si muchas cosas le salen bien, como una mejora económica, el fin de la guerra en Ucrania o al menos un alto el fuego y un manejo competente y humanitario de la creciente crisis migratoria en la frontera, Biden tendría razones para sentir que tiene una buena posibilidad de derrotar a Trump en noviembre de 2024.
Pero, si las cosas salen mal o no mejoran, Biden estará luchando para competir con un rival que afirmará, como ya lo está haciendo, que si llega a la presidencia “tiene la respuesta” a todos los problemas del país.
Entonces, el muy criticado programa del ayuntamiento de CNN debería ser una llamada de atención para los demócratas. Sin duda, fue el primero de muchos eventos de este tipo en los que Trump intentará dominar la narrativa.
De igual manera, muchos se sentirán decepcionados por este estilo de campaña electoral, que contó con un ataque verbal a la entrevistadora Kaitlan Collins.
Trump la llamó “una persona desagradable”, cuando ella no dejaba de preguntarle por qué se había quedado con documentos clasificados en su casa de Florida, después de salir de la Casa Blanca.
A pesar de este estilo controversial, cada vez que Trump habló, ya fuera para desestimar el caso de abuso sexual en su contra o su promesa de poner fin a la guerra en Ucrania en 24 horas, recibió un aplauso masivo de la audiencia.
Esta es quizás la mayor lección para Biden.
Independientemente de lo que diga Trump, y en realidad no hubo nada diferente ni nuevo durante la entrevista, sus seguidores lo elogiarán y adorarán. Ningún otro candidato para las elecciones de 2024, y eso incluye a Biden, puede esperar ese tipo de lealtad.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, todavía deberá probar sus habilidades ante un público nacional, cuando dé a conocer formalmente sus aspiraciones de ser candidato presidencial del partido republicano.
Entonces, mientras los medios se preparan para el espectáculo político más grande del país el próximo año, todos los candidatos serán comparados con el fenómeno Trump.
Si bien en los comicios de 2020 Trump perdió, el programa de CNN demostró que no ha perdido nada de su fuego interno y pase lo que pase dentro de 18 meses, la batalla electoral probablemente será una carrera reñida.
Para los demócratas, la única forma posible para deshacerse del desafío de Trump, para siempre, será lograr una victoria tan abrumadora que ni siquiera el expresidente pueda afirmar, nuevamente, que las elecciones fueron manipuladas en su contra.
Sin embargo, esa posibilidad, al menos por ahora, parece remota.