Hugo Marcelo Balderrama,
Es innegable que Cuba ocupa un lugar importante en la historia reciente de Hispanoamérica. Por desgracia, no se trata de grandes aportes a la economía, el progreso, la democracia o la ciencia, sino a su rol como trampolín geoestratégico para la exportación del crimen transnacional, ya que los Castro convirtieron a la mayor de Las Antillas en una cueva de ladrones y refugio de narcotraficantes.
En su libro, Cómo llegó la noche, Huber Matos, uno de los históricos comandantes de la Sierra Maestra, relata que durante la campaña guerrillera Fidel Castro permitió que un guajiro, de nombre Clemente Pérez, comercialice marihuana entre las propias tropas rebeldes. Además, en el trabajo se encuentran testimonios de los abusos de Raúl contra las familias productoras de arroz y malanga. Nunca se comportaron como soldados de honor, sino como simples rufianes, pandilleros y matones.
Una vez en el poder, los hermanos Castro y el Che Guevara, aparte de traicionar, encarcelar y desaparecer a sus compañeros de armas, se alinearon a la tiranía de Moscú y sus constantes agresiones contra las libertades de Occidente. ¿Y por qué razón Nikita Krushchev apoyaba las iniciativas del tirano caribeño? Para ese entonces, el poderío militar de Estados Unidos era muy superior al de la URSS, por ejemplo, Washington contaba con 45 misiles intercontinentales y la URSS con 4. En suma, EE. UU. podía, desde su ubicación, bombardear a Moscú. En cambio, la URSS no, ergo, necesitaba un país limítrofe para tal propósito, Cuba era ese socio estratégico.
Pero mientras Fidel intentaba convertir a Cuba en una sucursal del imperio soviético, la economía cubana se derrumbaba de manera abrupta. De hecho, para 1963, la otrora poderosa industria del azúcar había reducido su productividad en 23 %, la más baja desde la década de los 30. En otros rubros la cosa no fue diferente, las colas para conseguir pan y otros alimentos empezaban a las 4 de la madrugada.
¿Qué hizo la dictadura ante tamaño desastre?
Lo sensato hubiera sido levantar las restricciones y dejar que funcione el sistema de precios, como estaba antes, pero eso era algo que mentes totalitarias como la de Ernesto Guevara y Fidel Castro no podían aceptar. El Che creó el sistema de «Trabajo voluntario». Básicamente, médicos, profesores, oficinistas y hasta amas de casa fueron obligados a trabajar horas extras en la producción de azúcar. Note la paradoja, la izquierda latinoamericana suele protestar por los trabajadores que son «explotados» por el capital. No obstante, no dice nada de la explotación y esclavitud a la que son sometidos millones de personas por parte de las dictaduras castrochavistas.
Ahora que ya han pasado más de seis décadas de la captura de Cuba, las cosas solamente han empeorado. Veamos.
En octubre del 2022, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos reveló que el 64 % de los habitantes de la isla se encuentra en crisis alimentaria, consumen, tan sólo, el 30 % de las calorías diarias requeridas. También nos muestra que más de la mitad de los hogares cubanos (51 %) tienen problemas incluso para comprar lo más esencial para sobrevivir, pero mejora un poco para quienes reciben remesas familiares.
En servicios básicos las cosas están igual de malas, pues el 72 % de los hogares cubanos sufren cortes recurrentes, incluso más de diez horas de falta de suministro eléctrico. Solamente, un 3 % declara tener suministro continuo de electricidad. Al respecto, Yaxis Cires, director del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, explica lo siguiente:
Para el 64% de los cubanos la crisis alimentaria continúa siendo el principal problema que enfrentan en la isla, donde desde julio de 2021 existe una marcada tendencia de casos en los que las personas se privan de al menos un tiempo de comida. Desde julio de 2020, existe una marcada tendencia que muestra un incremento de casos en los que algún miembro de la familia dejó de desayunar, almorzar o comer. En el último año, la duración de los cortes de luz aumentó y pasó de seis horas a un día entero, el gobierno nos deja sin energía eléctrica porque le interesa mantener el suministro a las zonas turísticas de La Habana y Matanzas. Para nosotros, los cubanos de calle, la llegada de turistas es una maldición, pues estos alimentan con dólares a nuestros verdugos.
Los panegiristas del castrismo suelen atribuir las pésimas condiciones de vida de los cubanos al bloqueo comercial de Estados Unidos. Sin embargo, esto no pasa de ser una narrativa, puesto que la isla ha recibido inversiones y ayudas de una enorme cantidad de naciones, incluso de los propios EE. UU. Por ejemplo, desde 1988, Las cadenas hoteleras españolas fueron pioneras en el desarrollo del turismo cubano. A éstas les siguieron otras empresas e instituciones del sector financiero, la agroindustria y los servicios.
Por otro lado, el año 2015, en plena gestión del derechista Mariano Rajoy, el Ministerio de Economía de España anunció 40 millones de euros de financiación pública para proyectos de empresas españolas en Cuba. El acuerdo también incluía la condonación de 201,5 millones de euros. Otros movimientos empresariales son también relevantes en el sector de la franquicia, con diversas cadenas españolas interesadas en su desembarco en el mercado Cubano. Con todos estos movimientos, incluso la compañía aérea Iberia, que había cancelado sus vuelos a La Habana en 2013, pero los reinició en el verano del 2015 con una frecuencia casi diaria, hablar de un bloqueo es absurdo.
Lastimosamente, toda esa ayuda española, que se suma al dinero conseguido por la exportación de los médicos esclavos a países como Brasil, México y Bolivia, no ha servido para mejorar las condiciones de vida de los cubanos, sino para que la dictadura extienda sus garras delincuenciales a casi toda la región.
Es muy triste que el periodista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner, uno de los rostros más emblemáticos y conocidos de la oposición al régimen castrista, haya fallecido sin ver a su amada Cuba libre de las garras de la dictadura más larga de la región. En su honor, la batalla por la libertad debe continuar sin tregua.
Paz en tu tumba, mi admirado Carlos Alberto.