El miércoles en la noche renunció María Carolina Uzcátegui, la vicepresidente de la Comisión Nacional de Primarias (CNP), el organismo al que la oposición venezolana ha encargado la organización y ejecución de un proceso para escoger a un abanderado único que concurra a las eventuales elecciones presidenciales de 2024, donde el dictador Nicolás Maduro aspira a revalidar su permanencia en el poder.
Uzcátegui fundamentó su dimisión en el hecho de que «no están dadas las condiciones técnicas y logísticas para que el proceso de primaria sea una consulta amplia y al alcance de la mayoría de los venezolanos, independientemente de su estrato social».
La primaria, que debe realizarse el 22 de octubre próximo, pende así de un hilo. Todo ello bajo un contexto en el que todos los sondeos y las demostraciones de fuerza en las calles confieren el favoritismo a la coordinadora nacional de la formación Vente Venezuela, María Corina Machado.
La renuncia de Uzcátegui pareciera estar motivada por discrepancias internas dentro del seno de la CNP, donde algunos de sus miembros sostienen la idea de que el proceso debe estar acompañado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y sus máquinas de votación, dado que esto permitiría dotar al mismo de un mayor nivel de organización a nivel nacional, a través de la implementación de más centros electorales a lo largo y ancho del país sudamericano.
Así, la exvicepresidente de la Comisión Nacional de Primarias afirmó que hasta ahora no se ha alcanzado garantizar el número de centros previstos para el proceso, a la vez que «no existen las garantías necesarias, con el proceso de voto manual, para que los resultados que se desprendan de esta consulta sean un fiel reflejo de la voluntad de los venezolanos con deseo de participar», en una clara defensa al proceso automatizado que brindaría la incorporación del CNE dentro de la primaria.
La dimisión de Uzcátegui se suma a la renuncia en junio pasado de Rafael Arráiz Lucca, otro de los integrantes de dicha comisión, quien en aquella oportunidad también se hizo a un lado al considerar «(…) que sin el CNE, y los centros electorales, es imposible hacer la elección primaria de manera extendida. La Plataforma Unitaria podría optar por otro método para escoger el candidato presidencial de este sector de la oposición».
Sin embargo, durante los últimos años el CNE ha sido severamente criticado por haberse convertido en un apéndice del régimen chavista para controlar procesos electorales, dando pie a resultados abiertamente fraudulentos. Esta razón, además de una profunda presión encausada por varios sectores de la oposición, terminó obligando semanas atrás a la CNP a desistir de la idea de solicitar asistencia de este organismo para el evento en el que se pretende seleccionar al abanderado presidencial opositor.
Una interpretación que puede darse a todo lo ocurrido en los últimos días es que sectores del antichavismo que se oponen al liderazgo de María Corina Machado se han percatado de que a esta altura es prácticamente imposible evitar que la líder de Vente Venezuela se quede con el triunfo en dichas primarias, por lo que, puestos a escoger, han decidido implosionar dicho proceso a través de cualquier pretexto posible.
Fundamentalmente grupos como el del excandidato presidencial Henrique Capriles o los socialdemócratas Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular tienen amplia resistencia a aceptar el liderazgo de Machado, que les arrebataría el protagonismo en el mundo de la oposición venezolana.
Ante ello varios de los integrantes de estas formaciones se han decantado por proponer la fórmula de una candidatura que, en vez de ser sometida a votación popular, nazca producto de un consenso entre las cúpulas de los partidos.
Sin embargo, el asunto de fondo, que no es otro que las condiciones para la realización de una verdadera elección presidencial libre en Venezuela, sigue sin aparecer en el horizonte.
Un régimen que recientemente ha desempolvado varias inhabilitaciones políticas -entre ellas las de los propios Machado y Capriles-, el cierre masivo de medios de comunicación, la inexistencia a esta altura de un nuevo directorio del CNE y los más de 250 presos políticos que tiene la tiranía en su poder son suficientemente ilustrativos de la senda que lleva la nación sudamericana.