BUENOS AIRES.- Espacios dependientes de la alcaldía de la capital argentina, albergan cada vez a más personas arrojadas a la calle porque sus ingresos no les permiten afrontar el costo del alquiler en un contexto de inflación mensual de dos dígitos y que ha empujado la pobreza.
En el primer semestre del año llegó al 40,1% de la población, según la medición oficial que se difundió el miércoles. En el segundo semestre de 2022, era del 39,2%.
En tanto que la indigencia afecta al 9,3% contra el 8,1% de diciembre del año pasado.
Al trasladar la muestra a la población total de 46 millones de personas, 18,4 millones de personas se encuentran por debajo de la línea de la pobreza, mientras 4,2 millones son indigentes.
Extrema pobreza en Argentina
“Estaba alquilando (en capital) y hubo un aumento, no pude seguir pagando el lugar”, contó Lionel Pais, de 37 años, que llegó al refugio hace tres semanas, justo después de una devaluación del peso de casi 20% que llevó a la inflación de agosto a 12,4%, la más alta en 32 años. “Estos aumentos bruscos que hubo, esta situación económica que hay en el país, no me permiten cubrir los gastos básicos. Y yo estoy solo”. Pais vive de “changas” (trabajo informal) y admitió que delinquió para sobrevivir.
“No hay muchas oportunidades, cada vez está peor la cosa”, afirmó.
Durante gran parte del siglo XX, Argentina mostró una dinámica de ascenso social que dio forma a una clase media distintiva a nivel regional. En contraste, en lo que va del siglo XXI la pobreza nunca estuvo por debajo del 25%.
Sin embargo, la combinación en el último lustro de recesión económica, endeudamiento externo, crisis sanitaria por el COVID-19 y una inflación descontrolada —124,4% interanual hasta agosto, una de las más altas del mundo— agravó la situación social.
A sus 26 años, Sebastián Boned tuvo que llamar a la línea telefónica de asistencia para personas en situación de calle cuando el salario en negro que cobraba como recepcionista de hotel ya no le alcanzó para costear los 80.000 pesos, equivalentes a 218 dólares, para la renta en una pensión.
El joven también lleva tres semanas en el Centro de Inclusión Social “Félix Lora” del barrio de San Telmo. “Acá es un lugar tranquilo, aunque no estoy todo el día. Me levanto a las 5:30 para ir al trabajo, vuelvo a las 13.30 para almuerzo. Y a la tarde vuelvo a salir. Estoy cómodo acá, hay gente que trabaja. No hay conflicto”, describió.
Estos refugios, sin embargo, sólo garantizan techo durante tres meses. En ese plazo, los residentes reciben asesoramiento para conseguir trabajo y tramitar un subsidio que le permita cubrir parte de la renta.
Según cifras oficiales correspondientes al segundo trimestre de este año, el ingreso promedio per cápita del total de la población está en 87.310 pesos (237 dólares). Una familia necesita un ingreso de más de 280.000 pesos (765 dólares) para no ser pobre.
Un día antes de darse a conocer la cifra de pobreza, el ministro de Economía y candidato a la presidencia por el oficialismo, Sergio Massa, anunció un refuerzo de ingresos de 94.000 pesos a pagar entre octubre y noviembre para trabajadores informales de entre 18 y 64 años que no cuentan con ingresos registrados ni perciben ningún tipo de asistencia económica del Estado.
Es la última de una batería de medidas sociales con las que el partido peronista gobernante busca frenar la fuga de votos de los sectores populares hacia el opositor Javier Milei, quien lidera las encuestas para las generales del 22 de octubre con promesas de dolarización para terminar con la inflación.