WASHINGTON — Las fuerzas estadounidenses y sus aliados desplegados en Irak y Siria han sido atacadas 38 veces con drones o cohetes en poco menos de tres semanas, causando 45 heridos estadounidenses, informó el Pentágono el lunes.
Washington acusa a Teherán de estar implicado en estos ataques.
Los repetidos ataques contra las fuerzas estadounidenses en Medio Oriente corren el riesgo de arrastrar a Estados Unidos a un conflicto con Irán, incluso cuando Washington quiere evitar un desbordamiento de la guerra entre Israel y Hamás en la región, según expertos.
El número de ataques contra las fuerzas de Estados Unidos y las de la coalición internacional antiyihadista desplegada en Irak y Siria se ha disparado desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, el movimiento islamista palestino que gobierna en la Franja de Gaza y cuenta con el respaldo de Irán.
«Desde el 17 de octubre (…) hemos tenido 20 ataques en Irak y 18 en Siria, un total de 38», declaró a la prensa el portavoz del Pentágono, Pat Ryder, calificándolos como «ataques de acoso».
En las agresiones resultaron heridos 45 soldados estadounidenses, todos antes de los ataques de represalia llevados a cabo por Estados Unidos a finales de octubre en el este de Siria contra dos instalaciones utilizadas por la Guardia Revolucionaria iraní y «grupos afiliados», según el departamento de Defensa estadounidense.
Respuesta de EEUU a Irán
Esta sigue siendo una respuesta limitada por parte de Estados Unidos, que tiene un considerable poder militar, pero busca evitar una conflagración regional.
«Nos preocupa que los miembros de la red de amenaza iraní intensifiquen sus ataques de una manera que corran el riesgo de cometer errores de cálculo o lleven a la región a la guerra», dijo recientemente un alto funcionario del ministerio de Defensa estadounidense.
Ataques de Irán no tiene que ver con guerra Israel-Hamás
«En una guerra regional todos pierden, por eso estamos trabajando con nuestros socios y aliados, por teléfono, y fortalecemos nuestra postura para expresar claramente nuestro deseo de evitar un conflicto regional», afirmó.
Según Estados Unidos, los ataques de sus tropas no están relacionados con el conflicto entre Israel y Hamás, desencadenado por el sangriento ataque terrorista de Hamás tras incursionar en territorio israelí el 7 de octubre, que dejó más de 1.400 muertos en Israel.
Pero Irán dijo que los ataques contra las fuerzas estadounidenses fueron «una reacción» a la ayuda estadounidense a Israel, cuyo bombardeo de represalia contra la Franja de Gaza ha matado a más de 8.300 personas, según el ministerio de Salud controlado por el grupo terrorista Hamás.
Riesgo de escalada
«Existe un riesgo significativo de escalada entre Estados Unidos e Irán debido a un desbordamiento de la guerra entre Israel y Hamas», ya sea por iniciativa de Teherán o por grupos aliados que deciden actuar por su propia cuenta, dijo Jeffrey Martini, un experto en defensa en el centro de investigación RAND.
Hasta el estallido de la guerra entre Israel y Hamás, Washington había firmado una especie de «acuerdo informal con Irán destinado a reducir las tensiones regionales», que había puesto fin a los ataques de grupos vinculados a Teherán en Irak y Siria contra las tropas estadounidenses, según el investigador.
Pero la diferencia con las oleadas de ataques perpetrados por estos grupos en el pasado es que ahora «todos los grupos aliados a Irán parecen actuar al mismo tiempo», subrayó Jon Alterman, especialista sobre la región del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Eso aumenta «la probabilidad de que algo salga mal», continuó.
Si bien Estados Unidos repite en voz alta su deseo de evitar un contagio del conflicto entre Israel y Hamás, al mismo tiempo ha reforzado su presencia militar en la región como parte de su política de disuasión.
«Washington está tratando de mantener la moderación y al mismo tiempo demuestra que no necesita hacerlo», dijo Alterman.
«El desafío, desde la perspectiva estadounidense, es que si nunca haces daño, tu oponente duda de tu voluntad, pero si haces daño, puedes quedar atrapado en una espiral», concluyó.
Washington tiene unos 900 soldados en Siria y cerca de 2.500 en Irak luchando contra la organización yihadista Estado Islámico (EI).