FLORIDA.- El senador estadounidense Marco Rubio envió una carta al Papa Francisco, instándolo a intervenir en el caso del obispo Rolando Álvarez, actualmente detenido de manera injusta por el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua.
«Su Santidad, permítame transmitirle con todo mi respeto y preocupación por el trato inhumano que recibe el obispo Álvarez y mi más sincero deseo de que intensifique sus esfuerzos para lograr su liberación inmediata e incondicional», señala el senador en la misiva.
Asimismo, Rubio destaca la valentía del obispo Álvarez, quien se negó a exiliarse y renunciar a su ciudadanía nicaragüense cuando se le ofreció a principios de este año. Según el senador, esta decisión demuestra la firmeza y la resiliencia de aquellos que enfrentan la persecución por sus creencias en todo el mundo.
«Me entristece que la situación en Nicaragua no haya mejorado. En febrero del 2023, el obispo Álvarez fue sentenciado a más de 26 años de prisión por cargos ficticios de supuesta traición», expone en otro fragmento de la carta.
La carta también subraya la trayectoria del obispo Álvarez como defensor incansable de los derechos humanos y la dignidad, resaltando las acciones represivas del régimen nicaragüense contra la Iglesia Católica, incluyendo la censura de estaciones de radio católicas y la detención arbitraria del líder religioso.
Con esta carta, Rubio se suma a la creciente presión internacional sobre el régimen de Ortega, buscando el respaldo del Papa Francisco para abogar por la libertad de culto de los católicos en Nicaragua y poner fin a la persecución religiosa en el país centroamericano. La respuesta del Vaticano podría desempeñar un papel crucial en este llamado a la justicia y la libertad para el obispo Álvarez.
Lea la carta completa a continuación:
Su Santidad:
Me dirijo a usted con humildad por la gracia y la esperanza que invoca a nuestra iglesia. Con este espíritu, le escribo respetuosamente en mi posición de senador de EE.UU. y como una persona de fe, para expresarle mi más profunda preocupación por el trato injusto que está recibiendo el Obispo Rolando José Álvarez Lagos en Nicaragua. Su Santidad, permítame transmitirle con todo mi respeto y preocupación por el trato inhumano que recibe el Obispo Álvarez y mi más sincero deseo que intensifique sus esfuerzos para lograr su liberación inmediata e incondicional.
Desde la ordenación del Obispo Álvarez en 1994, él ha sido un pastor leal de la fe católica y de la dignidad esencial de toda vida humana en Nicaragua. El Obispo Álvarez ha utilizado su ministerio para exigir el respeto de los derechos humanos fundamentales otorgados por Dios en su país, lo que llevó al régimen de Ortega a ver a la Iglesia Católica como una amenaza a su gobierno ilegítimo. El régimen ha tomado medidas para impedir que las comunidades de fieles pudiesen celebrar la resurrección de Jesús, ha censurado estaciones de radio católicas y detuvo al Obispo Álvarez. A principios de este año, el régimen le ofreció la oportunidad al Obispo Álvarez de unirse a los 222 presos políticos nicaragüenses que fueron obligados a exiliarse en EE.UU. si aceptaba renunciar a su ciudadanía nicaragüense. Es un testimonio de la resiliencia de los católicos de todo el mundo que el Obispo Álvarez haya rechazado esta oferta para seguir apoyando valientemente a aquellos nicaragüenses que aún permanecen injustamente detenidos. Agradezco sus propias palabras de apoyo al Obispo Álvarez después del Ángelus en agosto del 2022, donde expresó su “preocupación y dolor por la situación que se ha desarrollado en Nicaragua”.
Me entristece que la situación en Nicaragua no haya mejorado. En febrero del 2023, el Obispo Álvarez fue sentenciado a más de 26 años de prisión por cargos ficticios de supuesta traición. Desde entonces se han revelado pruebas que sugieren que el Obispo Álvarez ha sufrido torturas a manos del régimen de Ortega. Humildemente le pido que interceda por la liberación del Obispo Álvarez y el derecho a la libertad de culto de todos los católicos en Nicaragua. Me esfuerzo por seguir su consejo de refugiarme en la Palabra de Dios y orar por aquellos en Nicaragua que son perseguidos por su fe.
Su Santidad, rezo por usted y la Santa Sede en sus deliberaciones. Le agradezco su consideración y por tomarse el tiempo de escuchar mis inquietudes.