El alivio de sanciones a Venezuela por parte de Estados Unidos le está permitiendo a la dictadura de Nicolás Maduro recuperar mercados que había perdido y, en la misma medida, elevar su capacidad de financiamiento, tanto así que para el próximo año se proyecta un aumento de 27 % en ingresos adicionales por exportación de petróleo. Las restricciones a la comercialización de crudo venezolano impuestas por el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, habían permitido a otros países productores llenar el vacío dejado por Venezuela. De esta manera, la empresa colombiana Ecopetrol había tomado en los últimos dos años el puesto de la venezolana PDVSA en el mercado español, pero en lo que va de 2023 las cifras muestran que la tendencia se está revirtiendo.
Luego de que Colombia tomara el quinto lugar como proveedor americano de petróleo a España en 2021 con 145.000 toneladas ante la paralización total de las negociaciones con Venezuela –que cerró ese año con las casillas en cero– y que pese a la reactivación parcial en 2022 PDVSA apenas alcanzó a enviar a puertos españoles 727.000 toneladas frente a las 974.000 de Ecopetrol, la carrera entre ambas compañías en 2023 la está ganando la controlada por la dictadura de Maduro. Antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, Venezuela era el segundo proveedor americano de petróleo a España, superado solo por México. Con la debacle de la industria petrolera venezolana en manos del chavismo, el país ocupaba el quinto lugar justo antes de las sanciones.
Beneficios para PDVSA en detrimento de Ecopetrol
Los números muestran que España le volvió a abrir las puertas al petróleo venezolano. Entre enero y octubre de este año, el país europeo recibió 1.085.000 toneladas de crudo proveniente de Venezuela, mientras que Colombia suma en ese mismo periodo 1.039.000 toneladas, según revelan las más recientes estadísticas de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores) publicadas este miércoles.
Si bien en ambos casos se observa un incremento con relación al año pasado y la ventaja que está tomando PDVSA frente a Ecopetrol es estrecha, las cifras muestran que la tendencia positiva a favor de una compañía va en detrimento de la otra. Mientras en los primeros dos meses del año España no recibió una gota de petróleo venezolano, Colombia consiguió en enero la cifra mensual más alta con 298.000 toneladas, pero en septiembre y octubre las casillas quedaron en cero en la misma medida en que Venezuela ganó posicionamiento y estabilizó sus despachos.
Una apertura fugaz
Como parte de los acuerdos firmados en Barbados entre el chavismo y la oposición, Estados Unidos anunció desde octubre un flexibilización temporal de las sanciones que pesaban sobre el petróleo y el gas venezolano. Los efectos de este alivio aún no se observan en las cifras divulgadas por Cores este miércoles, ya que estas corresponden a los primeros diez meses del año. Sin embargo, no se puede olvidar que desde finales de 2022 Washington había otorgado permisos a la compañía estadounidense Chevron, a la italiana Eni y a la española Repsol para reanudar algunas negociaciones con Venezuela, y que pese a la pretensión de Caracas de obtener pagos de contado, gran parte de los envíos a España son para el pago de la deuda de PDVSA con Repsol, cuyo monto total supera los 200 millones de euros.
Gracias a la más reciente flexibilización de sanciones por seis meses –que vence en abril si el chavismo no cumple con su parte de los acuerdos– Vitol, el mayor operador independiente de petróleo del mundo, contrató un “superpetrolero” para cargar crudo desde Venezuela con destino a China, India mostró interés en comprar petróleo “barato” venezolano, Gustavo Petro propuso asociar a Ecopetrol con PDVSA y, según proyecciones, la dictadura de Maduro verá en 2024 un incremento de 27 % en ingresos adicionales por exportación de petróleo. Pero muchas compañías apresuran sus despachos en puertos venezolanos en vista de que el régimen no se muestra dispuesto a permitir la celebración de elecciones presidenciales libres, sin inhabilitaciones ni presos políticos, como exige Estados Unidos, y el retorno de las sanciones parece inminente.