sábado, noviembre 23, 2024
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Liderazgo y democracia

Oscar Arnal,

Definir a un líder no es tarea fácil. La primera pregunta que nos hacemos al abordar el tema es: ¿el líder nace o se hace? Estudios sobre la materia señalan que es posible desarrollar las cualidades del liderazgo a través de la voluntad. En materia de liderazgo, podríamos decir que el punto de partida para ser líder está más cerca de la meta para algunas personas, lo que no significa que vayan a llegar a serlo. Lo que cuenta sobre todo en el liderazgo es la perseverancia y las ganas de liderar. Cuando era joven, yo era jugador de beisbol. Hubo figuras que se destacaron por encima de otras, que nunca llegaron a ligas mayores, mientras que otros, sin los mismos dones, sí lo lograron. La perseverancia y el deseo son cruciales hasta para convertirnos en líderes.

Cuando se analizan los estudios de opinión pública sobre liderazgo, la mayoría de las personas definen a un líder destacando la honestidad como uno de los primeros requisitos. La buena reputación del líder, llamada «auctoritas», resulta en un consenso. Sin embargo, autores como Maquiavelo sostienen que lo importante es parecer moralmente bueno, pero estar siempre listo para hacer el mal, cuando sea necesario y aunque sea por debajo de cuerdas.

Desde mi perspectiva, hay líderes y antilíderes. Los líderes luchan por la justicia, los antilíderes lo hacen por una ambición de poder. Desde esta perspectiva, Churchill, quien salvó a Gran Bretaña del poder de destrucción de Hitler, sería un líder. Y Hitler, quien condujo a Alemania a la guerra y provocó el Holocausto, donde murieron 6 millones de judíos, sería el antilíder.

Se puede liderar también sin tener u ocupar un cargo oficial. De cualquier manera, el líder lo hace desde la primera fila. Los líderes generan pasiones: amor y odio. En la historia de la humanidad, muchos líderes han sido asesinados: Julio César, Abraham Lincoln, Mahatma Gandhi, J. F. Kennedy, Martin Luther King, Malcolm X y Yitzhak Rabin, entre muchos otros, murieron en la lucha por sus convicciones y dejaron un legado impresionante.

Hoy, el reto que tenemos es reivindicar la verdad, los derechos humanos y las libertades públicas. En situaciones de crisis, los líderes son quienes impulsan los cambios en su sociedad. Hoy, Venezuela está sedienta de jóvenes y de más líderes que luchen por rescatar la democracia.

Fuente: El Nacional

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