Una flota de al menos 90 embarcaciones extranjeras burla la seguridad marítima de Chile en este momento. Ninguna notificó a las autoridades del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) ni a la Armada austral sus identidades ni ubicaciones, impidiendo la trazabilidad de sus operaciones. ¿Son naves chinas buscando calamar? Sobran motivos para sospecharlo.
Las autoridades en un comunicado obvian mencionar el pabellón de las embarcaciones. En lugar de ello, sólo destacan que mantienen monitoreo de las rutas. Sin embargo, la vigilancia abarca desde el Océano Pacífico hacia las zonas de pesca del Océano Atlántico. Esa es la misma ruta que durante el último año invadieron 133 buques del gigante asiático, en busca de calamar.
De acuerdo con las autoridades, la flota que cruza la zona económica exclusiva y áreas marinas protegidas tardaría hasta en enero en salir del perímetro. “Dada la preocupación para la ciudadanía y los agentes pesqueros nacionales, las embarcaciones extranjeras están siendo fiscalizadas mediante el sistema de monitoreo satelital” indican.
Faenas turbias
China muestra un marcado interés por el calamar. Este molusco se ha convertido en un negocio seguro, dado que la nación asiática consume anualmente entre 800.000 y 900.000 toneladas de calamares, lo cual representa aproximadamente un tercio de las 2,7 millones de toneladas comercializadas en todo el mundo. Esto se traduce en un consumo per cápita anual de 1,27 catties por persona en Pekín.
Aunque hasta el momento se descarta que las embarcaciones extranjeras irregulares en aguas chilenas hayan llevado a cabo operaciones de pesca desde que fueron avistadas el fin de semana, el hecho de que estén dedicadas a la pesca del calamar en alta mar, utilizando caladeros de pesca en aguas internacionales, hace evidente su intención.
El calamar de las aguas suramericanas resulta atractivo, por medir hasta tres metros de longitud y alcanzar 50 kilos de peso. “Durante esta época, se trasladan hacia aguas del atlántico, y luego (mayo-junio) retornan al Pacífico, para realizar capturas frente a las costas de Perú y Ecuador”, añade Sernapesca.
Operaciones al descubierto
Las operaciones opacas de embarcaciones chinas no son un secreto sino un peligro constante para Chile, un país largo y angosto, con una extensión de sus costas que supera los 6.400 kilometros, cuyos ecosistemas marinos enfrentan la extracción ilícita no declarada, pese a la existencia de normativas que lo condenan.
Los reportes de la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante (Directemar) chilena dan cuenta del acecho. Desde mayo, contabilizan 600 barcos frente a Argentina, que pasan después hacia el Océano Pacífico, llegando hasta frente a las Islas Galápagos en Ecuador.
El régimen comunista de Xi Jinping los comanda. Según un informe de la C4ADS, una organización dedicada a proporcionar análisis basados en datos sobre conflictos globales y problemas de seguridad transnacional, existen profundos vínculos entre la cúpula estatal de Pekín y 16 embarcaciones. Sobre estos botes pesan denuncias por tráfico ilícito y trabajo forzoso.
La injerencia de Xi Jinping en el negocio quedó en evidencia, al presionar a la Organización Regional de Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur (OROP-PS), por mantener una supremacía en Perú, Ecuador y Chile con el despliegue de 671 buques, mientras que Taiwán cuenta con 45 y Corea del Sur con 30. Sus pretensiones están ganando condiciones a favor.
Condiciones a favor
En el caso de Chile, está abierta la discusión sobre la “reserva del cabotaje”, el transporte marítimo, fluvial y lacustre de carga entre los diversos puertos del litoral, así como en los ríos y lagos del país, que desde hace 13 años se intenta modificar y que ahora es cuando podría concretarse abriendo la competencia para que barcos extranjeros puedan trasladar carga o pasajeros dentro del país, aunque moderadamente.
El presidente chileno, Gabriel Boric, introdujo modificaciones al proyecto que lo promueve, tanto en marzo como en septiembre de este año, logrando la aprobación en noviembre en la Cámara de Diputados. La última palabra la tiene el Senado.
Sindicatos marinos en Valparaíso, Talcahuano, Puerto Montt y Chiloé protestan en contra. Su argumento se centra en una oportunidad mayor para la vulneración de la seguridad marítima nacional, que ya se parece imparable.
“Las compañías operarán con bandera extranjera (principalmente de conveniencia), donde es sabido el mal uso y abuso de éstas, ya que tienden a precarizar el empleo de las tripulaciones”, aseveran.