El régimen cubano priorizará la captación de turistas chinos ante la notable reducción de visitantes a la isla. La dictadura ha comenzado a prometer desde señalizaciones en mandarín en las zonas de entretenimiento hasta jarras eléctricas en las habitaciones para que los huéspedes tengan agua caliente durante su estadía y así no interrumpan su tradición milenaria de tomarla en favor del equilibrio del yang, la fuerza positiva y dominada por la luz, que según el taoísmo favorece la digestión.
La meta del castrismo es habilitar instalaciones “con características chinas” que “simbólicamente representarán los cimientos de un gran puente comercial que una a ambas naciones”. Incluso, proyectan la llegada de un crucero chino con base en el puerto de La Habana para realizar giras por el Caribe, según divulgó14yMedio.
Con la campaña “Cuba única”, el castrismo busca generar interés en Pekín por la historia, la cultura y el patrimonio de la isla caribeña. El costo del viaje oscila entre los 1400 y 2500 dólares. Sin embargo, en esta iniciativa se nota desesperación, considerando que recién en agosto de este año aterrizó en La Habana el primer vuelo postpandemia con turistas chinos, luego de que Xi Jinping autorizara los despegues con fines vacacionales en febrero.
Estas pretensiones las reveló el primer ministro cubano, Manuel Marrero, en el programa Leaders Talk, del canal de televisión CGTN, propiedad del régimen chino. En su aparición, el alto funcionario de la dictadura castrista alardeó de la construcción de un hotel con capital mixto (chino y cubano) dejando a un lado que el plan data de 2010, año cuando la obra se cotizó en 117 millones de dólares, pero hasta la fecha está inconclusa.
Visitas en descenso
Atraer turistas chinos a La Habana es la apuesta de la dictadura para levantar las bajas cifras de visitas al país. De acuerdo con la agencia EFE, hasta octubre la isla contaba con 1,9 millones de viajeros, pero estos números están muy lejos de los 3,5 millones que la Administración de Miguel Díaz-Canel proyectó para este año.
El interés por conocer Cuba decae. El castrismo no puede ocultarlo, considerando que las estadísticas están muy alejadas de los 5 millones de turistas que recibió la isla en 2014.
Entre las razones del declive, Tamarys Bahamonde, candidata a doctora en Políticas Públicas y Administración Pública en la Universidad de Delaware (EE. UU.), destaca que Cuba es “muy vulnerable” frente a la competencia dominada por Cancún y Punta Cana, dos destinos que ofrecen paradisiacas playas en países democráticos.
Insistir en la construcción de nueva infraestructura hotelera en Cuba es absurdo. Más cuando la recuperación en ocupación hotelera se ubica como la más baja del Caribe, al reportar en 2021 solo 5,7 % de las habitaciones ocupadas, logrando llegar el año pasado a 15%, mientras que Cancún y República Dominicana consiguieron números en torno a 75 %.
Apagando motores
Queda claro que beber mojitos, bailar salsa, pasear en un almendrón y bañarse en las playas de Varadero mientras en Cuba la gente vive en la miseria, pasa hambre y sufre la brutal represión del régimen, ya no es de interés para muchos turistas, que ahora prefieren otros destinos.
De hecho, la aerolínea española Iberojet anunció la suspensión de sus operaciones en Cuba a partir de mediados de enero de 2024, que incluían vuelos de Madrid a La Habana y Santiago de Cuba, a un año de ofrecerlos con dos frecuencias semanales.
No sería sorpresa que Iberia, World2fly y Air Europa, que también vienen registrando una baja ocupación, opten por lo mismo. Las tres empresas admiten que despegan con la mitad de los asientos vacíos. Sin embargo, el régimen parece negado a aceptar la realidad al planear una inversión de 1500 millones de dólares para sumar 8930 nuevas habitaciones a las 77809 que tiene operativas.