sábado, noviembre 23, 2024
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El corazón sistémico

HUGHES,

Mandan las pantallas. Hay gran pantalla (el cine), media pantalla (la tele) y luego millones y millones de pantallitas. El cine ya no es lo que era, pero tiene gran prestigio (ahora mismo es alta cultura), y en España es una secta subvencionada por el Estado en la que nadie, ni siquiera en petit comité, es capaz de decir algo que perjudique al PSOE. Una actriz puede acudir a una manifestación de apoyo a los etarras, pero no es imaginable que acuda a una a favor de la unidad de España (podría ir, pero de incógnito). La media pantalla es la televisión, y pese a lo que digan, influye mucho aun, sobre todo en ciertas generaciones. La televisión en España se divide en dos: la pública y la privada (que también es pública en cierto sentido). La pública se divide en dos: las autonómicas y TVE. Las autonómicas se dividen en dos: las dedicadas a hacer nación (TV3, ETB…) o nacionalidad (el resto), y la dedicada unipersonalmente a Ayuso. TVE se divide en dos: cuando gobierna el PSOE, que sacan a la artista del franquismo Ana Belén diciendo que en la Transición mataba la ultraderecha, y cuando a veces manda el PP, oportunidad en la que dan a la antedicha un programa u homenaje.

Las televisiones privadas se dividen en dos, como duopolio que son: Atresmedia, que a su vez se divide en dos: la de izquierdas (La Sexta) y la de derechas (Antena3, con Vicente Vallés); y Mediaset, que también se divide en dos: la que va después del tres, que es Cuatro, y la que va después del cuatro, que es Telecinco.

Es curiosa esta división en dos de todo: izquierda-derecha, gobierno-oposición, según el principio de sexuación, uno que embaraza y otro que queda embarazado, es decir, un todo hermafrodita PPSOE.

El envés del Régimen es el Sistema y si el Estado era un Leviatán, esto otro ¿qué sería? parece una especie distinta de monstruo, tentacular, translúcido, invertebrado, como un inmenso cefalópodo con múltiples tentáculos (recorridos por ventosas-pantalla), todos iguales, especulares, regenerables, de modo que si uno se corta nace otro igual, como una hidra; algo flexible y dinámico, entre abisal y mitológico, y dotado de inteligencia. Sabemos que los pulpos son inteligentes, y este súper pulpo sistémico opera con una inteligencia innegable. Los pulpos tienen un cerebro múltiple y tres corazones, uno de los cuales, precisamente, recibe el nombre de corazón sistémico.

Igual que Jesulín comparaba la realidad con el toro, el Estado se empezó a mirar, platónicamente, con antropomorfismo. El Estado era como el hombre y debía ordenar sus facultades y poderes igual que se ordenan el apetito, el corazón y la razón (los tres hoy reunidos en Bolaños). Pero quizás este poder junto al poder que está foucaultianamente en todos lados no esté en todos lados, sino que llega a todos lados por una organización que no sabemos ver. Quizás tenga formas distintas, estructuras alienígenas, y debamos observar, para entenderlo, las más raras zoologías.

Fuente: La gaceta de la Iberosfera

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