Al presidente colombiano Gustavo Petro le tomó pocas horas anunciar cuáles funcionarios quedaron fuera de su gabinete. Por medio de un comunicado difundido en redes sociales, reveló los ocho reemplazos y remarcó que va a “persistir con su programa” y la vocación de “grandes acuerdos nacionales”. Aún así, las palabras plasmadas en su texto contradicen sus recientes decisiones. El mandatario está aplicando una radicalización de su gestión que excusa en las reformas que radicó ante el Congreso y que han sido objeto de importantes escrutinios.
“Hemos decidido configurar un Gobierno para recobrar nuestra agenda de cambio social al servicio de las grandes mayorías de ciudadanos y pueblos de Colombia”, indicó el presidente izquierdista. Dicho eso, procedió a enumerar la lista en la que se encuentra Ricardo Bonilla como el reemplazo de José Antonio Ocampo en el Ministerio de Hacienda. Este último era considerado “el polo a tierra” dentro del otrora gabinete por su buena reputación, moderación y experiencia.
Con la decisión de Petro los mercados se tambalearon. El peso colombiano se devaluó en la jornada de este 26 de abril. En paralelo, los bonos en dólares del país “registraron uno de los peores desempeños en los mercados emergentes”, reportó La República.
Lo cierto es que el país atraviesa horas complejas de la mano de un presidente que se niega a aceptar la pluralidad de opiniones ya que partidos de distinta ideología que lo apoyaron al inicio han comenzado a frenar sus desacertadas reformas. Para Rafael Nieto Loaiza, ex viceministro del Interior y de Justicia, “el nuevo gabinete tiene más activistas y es mucho más radical que el anterior”.
Petro cambia mediación por radicalización
El exministro Ocampo fue uno de los que ayudaba a Petro a generar confianza en los mercados. Sobre todo ante el rechazo del mandatario por la explotación de hidrocarburos, a los que ha comparado hasta el cansancio con las drogas. “¿Qué es más venenoso para el ser humano? ¿La cocaína o el carbón o el petróleo?”, dijo ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2022.
Una nota de la salida de Ocampo publicada por Semana ciertamente menciona que su éxito como funcionario en la cartera de las finanzas públicas venía siendo tal que “muchos de los propios empresarios colombianos habían manifestado su intención de hasta pagarle el salario para que se quedara”. Y es que el exministro poseía la capacidad para decir “alto, por ahí no es”.
La ola expansiva de su expulsión se sintió brevemente en los indicadores económicos, pero en vista de que cerraron su jornada de este 26 de abril, expertos esperan que las verdaderas consecuencias se sientan cuando abran nuevamente. La divisa “podría llegar hasta los 4900 pesos, acercándose así de nuevo a la barrera de los temidos 5000 pesos”, mencionó el mismo medio.
Ahora las expectativas están puestas sobre Ricardo Bonilla, economista y secretario de Hacienda entre enero de 2012 y abril de 2015, cuando Petro era alcalde de Bogotá. Otra decisión que se critica por estas horas al mandatario, es que decidió mantener a la ministra de Minas, Irene Vélez, quien apoya una agenda ambientalista amenazando con destruir la política energética colombiana y espantando la inversión petrolera. Ha dado suficientes declaraciones para que las empresas comiencen a desconfiar. ExxonMobil fue la primera compañía en anunciar la suspensión parcial de operaciones en Colombia.
Ministra de Salud tampoco se salvó
La ministra de Salud, Carolina Corcho, también salió a pesar de que la reforma a la salud avanzó este martes en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes al ser aprobada con diez votos a favor y ocho en contra. Cumplido esto, la propuesta avanzará para su discusión.
Corcho se vio presionada por partidos que inicialmente le habían tendido la mano a Petro, pero que luego manifestaron su recelo por una ley que provoca más preocupaciones que soluciones. También mantuvo una fuerte disputa contra prestadoras de servicio de salud. En resumen, su posición no le sirvió a la gestión izquierdista. La extitular de dicha cartera ya es cosa del pasado.
La lista de reemplazos demuestra que Gustavo Petro quiere sacar del camino a quienes no permitan la radicalización de su gobierno. La cual se hizo —aún más— evidente desde que comenzó a mediar a favor de la dictadura venezolana pidiendo el levantamiento de sanciones de Estados Unidos. Aunque este punto forma parte de la política internacional, sigue siendo muestra de la dirección que pretende tomar. Otra señal es que mantuvo a Irene Vélez en su gabinete, una funcionaria que carece de algún tipo de moderación como sí lo demostraba Ocampo.