A poco más de un año de concluir su sexenio, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho adiós al avión presidencial, tras hacer oficial su venta a Tayikistán. La lujosa aeronave, que en su día costó a los mexicanos, bajo el mandato de Felipe Calderón, 218 millones de dólares, ha sido vendida por casi la mitad de su precio inicial, en concreto por 92 millones de dólares, según AMLO por ser «un lujo para pequeños faraones acomplejados» y a pesar de que en varias ocasiones, López Obrador aseguró que no vendería el avión por menos de 110 millones de dólares.
Calderón criticó en redes sociales el origen de los fondos para la compra del avión, así como el hecho de que fuera vendido por una cantidad mucho menor al precio pagado originalmente para su adquisición. El exmandatario compartió una publicación que indica que el dinero obtenido por la venta del avión presidencial no podría ingresar al país porque «lo prohíbe la Ley de Prevención de Lavado de Dinero» al señalar presuntos vínculos de los fondos de Tayikistán con el tráfico de drogas. Obrador, por su parte, ha justificado el precio de venta señalando que tenía un desperfecto, por el cual la aeronave estuvo en mantenimiento en Estados Unidos desde el 2018 y fue trasladado al Aeropuerto Internacional de Ciudad de México a principios del mes de marzo.
Los intentos de deshacerse del Boeing 787 comenzaron hace 4 años, cuando intentó alquilarlo a empresas privadas, usarlo como escenario para bodas, fiestas de cumpleaños y eventos familiares e incluso llegó a vender boletos para rifar el avión presidencial entre un grupo de empresarios, a los cuales nunca les comunicaron el ganador. Poco le faltó para, al puro estilo de Lola Flores, pedir un peso a cada mexicano para pagar el avión.
El comprador, vecino de Kirguistán, China y Afganistán, se gastó más de 90 millones de euros en hacerse con este avión bautizado como José María Morelos y Pavón, en honor al sacerdote y militar insurgente que organizó y lideró la segunda etapa de la Guerra de Independencia Mexicana. Fue diseñado para transportar a 80 personas y cuenta, entre otras comodidades, con una suite presidencial con baño privado. Antes de Tayikistán, fue Argentina el país que se mostró dispuesto a llegar a un acuerdo con AMLO, pero los 30 millones de dólares que ofrecían no convencieron al presidente mexicano.
Según fuentes oficiales, el dinero irá a parar al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, el órgano encargado de transformar en política social para los más necesitados los históricos despilfarros gubernamentales y la riqueza decomisada al narcotráfico. La venta coincide con la polémica provocada por las múltiples denuncias de robo dentro del órgano, que han puesto en el punto de mira la gestión de la administración del instituto creado por AMLO.
Con este dinero, el Gobierno se ha comprometido, de momento solo de palabra, a construir dos hospitales, uno de 80 camas, en la montaña de Guerrero, en Tlapa, que es la zona más pobre de México y el otro hospital en Tuxtepec, Oaxaca. Según el mandatario mexicano, se inaugurarán antes de septiembre de 2024.