Relato. Siempre relato. Relato para todo. Como no pueden explicar la realidad, en el kirchnerismo necesitan una historia imaginaria para la narrativa política. Lo hacen sobre el primer peronismo, con los setenta, los noventa e incluso la historia reciente. Cristina Fernández de Kirchner, que no podría ganar un eventual balotaje contra absolutamente nadie, ahora hace una renuncia mentirosa, donde mezcla la persecución imaginaria con cuestiones insólitas para explicar por qué no será candidata este año.
“Ya lo dije el 6 de diciembre de 2022. No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura. He dado muestras, como nadie, de privilegiar el proyecto colectivo sobre la ubicación personal. No voy a entrar en el juego perverso que nos imponen con fachada democrática para que esos mismos jueces, encaramados hoy en la Corte, dicten un fallo inhabilitándome o directamente sacándome cualquier candidatura que pueda ostentar, para dejar al peronismo en absoluta fragilidad y debilidad frente a la contienda electoral. Los hechos recientes me han dado la razón”, señaló CFK ayer desde su página personal y redes sociales.
Claro que entre lo que dice y lo que verdaderamente pasa hay un largo trecho. Mientras insiste con que no quiere perjudicar al peronismo, la vicepresidente eligió el momento de su renuncia en paralelo con un congreso partidario al que le bajó el precio y corrió de las noticias. Mientras escribe que sigue priorizando “el proyecto colectivo”, se baja dándole a entender al PJ que, aunque el peronismo esté en la lona, ella tiene más votos que los demás. Puede que sea el único punto sobre el que tenga razón.
Ante el fracaso del “operativo clamor” de un kirchnerismo desesperado, ahora todo es desorientación. Incluso los más altos dirigentes del gobierno reconocen públicamente que apoyarán “al candidato que señale Cristina”, como si se tratara de una cuestión de fe. El panorama para el peronismo es tal, que hasta el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, evalúa separar las elecciones bonaerenses de la jornada nacional. Como los gobernadores peronistas que acaban de ganar en el interior, el economista K tiene bien en claro que necesita despegarse de la cuestión nacional a como de lugar. Por primera vez en la historia, el justicialismo podría quedar tercero y fuera de un eventual balotaje, por lo que todos buscan refugiarse en sus distritos para la supervivencia y alejarse en lo posible de lo que parece ser un inevitable desastre nacional.
Aunque el panorama es complicado, al menos los dos referentes más importantes de la política nacional supieron leerlo. Es que, Mauricio Macri tuvo que hacer lo mismo recientemente, cuando declinó (también relato mediante) sus intenciones presidenciales. Él dijo que era momento de construcción y apoyar a una nueva generación de dirigentes y ella que no le va a dar el gusto a los que la persiguen. Pero lo cierto es que a ninguno de los dos les daban los números para soñar con volver a lucir la banda presidencial.