NUEVA YORK- La ciudad de Nueva York, la gran urbe «Ciudad Santuario» y abiertamente contraria a las políticas de inmigración del presidente Donald Trump en sus cuatro años de mandato, se encuentra inmersa ahora en un caos sin precedentes a causa del arribo de decenas de miles de inmigrantes desde la frontera sur del país.
El alcalde de esa ciudad, Eric Adams, anunció nuevas medidas para frenar la constante llegada de autobuses con inmigrantes enviados principalmente por el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, en su batalla por contrarrestar la sórdida política de Joe Biden.
El tema tiene una acuciante actualidad política en Estados Unidos, donde los republicanos, con el expresidente Donald Trump a la cabeza, pero también demócratas como Adams y la gobernadora de Arizona, acusan al gobierno de Joe Biden de inacción para regular la inmigración proveniente de México y de todos los países del mundo, incluida China.
Nueva York ante nueva oleada
El secretario de Estado Antony Blinken viajó con urgencia a Ciudad de México para intentar encontrar soluciones a la enorme crisis de seguridad nacional creada por el propio gobierno de Blinken: el gobierno de izquierda y de extrema izquierda de Joe Biden.
En las últimas semanas, entre 10.000 y 12.000 personas al día intentan cruzar ilegalmente la frontera sur de Estados Unidos, más del doble que antes de la pandemia del coronavirus.
Una caravana de decenas de miles de migrantes partió el domingo desde el sur de México hacia Estados Unidos.
«Sólo la semana pasada, 14 autobuses cargados de migrantes llegaron desde Texas, la mayor cantidad registrada en una sola noche, además de cientos de migrantes que llegaron ese día por otras rutas de transporte», subrayó el alcalde de Nueva York, que emitió un decreto de emergencia.
La megaciudad de 8,5 millones de habitantes, que ha acogido oleadas de inmigrantes a lo largo de su historia, ha visto llegar «más de 161.500 solicitantes de asilo» desde la primavera boreal de 2022, de los cuales más de 68.000 siguen recibiendo apoyo de la ciudad, indica el ayuntamiento.
Nueva York abrió 214 sitios, en su gran mayoría hoteles requisados, para aúlojar a inmigrantes en caso de emergencia.
Biden no escucha o no quiere oir
Greg Abbott, el gobernador republicano de Texas (frontera con México), lleva casi tres años exigiendo a Biden que termine su fallida e irresponsable política de puertas abiertas, pero la Casa Blanca apenas le ha escuchado. En ocasiones se ha mofado de los comentarios de Abbott y los ha tildado de exagerados.
Como una de las medidas para forzar a Biden, Abbott implementó el alquiler de autobuses y aviones para enviar a decenas de miles de inmigrantes a ciudades gobernadas por los demócratas y que se jactan de defender el actual caos en la frontera sur.
Lo mismo hizo en un principio el gobernador de Florida, Ron DeSantis, pero luego fue más allá y puso un freno casi radical a la llegada irregular de inmigrantes al estado con severas leyes que penalizan judicialmente a quienes se presten o ayuden al tráfico de personas hacia el Estado del Sol.
Las regulaciones, aprobadas por el Congreso estatal floridano y firmadas por DeSantis, conviertieron a la Florida en un estado casi blindado para la llegada de inmigrantes ilegales que entran por la frontera de México.
Nuevas medidas
Ahora el decreto de emergencia de Adams exige que las empresas deben notificar a la ciudad con al menos 32 horas de antelación la hora y la llegada de los autobuses fletados para transportar migrantes, y estas llegadas deben tener lugar en un mismo lugar del centro de Manhattan y en franjas horarias definidas, entre las 8:30 am y las 12:00 horas de la medianoche de lunes a viernes.
«Les decimos a las empresas que ‘no sean cómplices’ de las acciones del gobernador Abbott», reclamó Adams en un tono de desesperación, cuando Biden tampoco escucha los lamentos y peticiones del alcalde neoyorquino que afirma que las capacidades de la Gran Manzana están sobrecargadas de inmigrantes. Incluso ha pedido, 8.000 millones de dólares más para enfrentar el caos, pero tampoco ha recibido respuesta de la Casa Blanca.
Adams aseguró que no se trata de «penalizar» a los inmigrantes, sino de advertir a las empresas de transporte que se arriesgan a multas y acciones legales si no cumplen las nuevas normas.
El alcalde se reunió el miércoles con sus homólogos demócratas de las ciudades de Chicago y Denver para volver a pedir ayuda al gobierno federal.
El 15 de diciembre, la gobernadora demócrata de Arizona acusó a Biden de «negarse a hacer su trabajo» ante la enorme afluencia de inmigrantes en su frontera.