sábado, noviembre 23, 2024
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Paquetazo económico del régimen agravará la miseria, opinan cubanos de a pie

LA HABANA, CUBA.- Cuando los camiones con productos agrícolas comenzaron a llegar a la Plaza Roja de La Víbora, barriada al sur de La Habana, aún era de madrugada. El custodio, que se refugiaba del frío en un quiosco improvisado, sacó un termo abollado y les brindó té caliente a los estibadores que descargaban racimos de plátanos, sacos de frijoles negros y ristras de cebollas moradas.

A esa hora, alrededor de las cuatro de la madrugada, unas veinte personas con jabas y carritos de hacer mandados rastreaban entre los camiones, preguntando si venderían carne de cerdo, cartones de huevos o pescado.

“La jama fuerte viene más tarde”, dijo el chofer de un viejo camión GM procedente de la provincia Ciego de Ávila, 500 kilómetros al este de la capital, cargado de frutabomba. A las siete de la mañana, bajo una ligera llovizna, llegó el camión de la carne. La gente corría detrás del vehículo para marcar entre los primeros de la cola.

“Coge tu carne e’ puerco aquí”, voceaba un vendedor. “¿A cuánto la libra?”, preguntó un señor. “400 pesos la libra de pierna y 300 pesos la de costilla”. Muchos miraban las cajas plásticas con trozos de carne rodeados de moscas y sacaban cuenta mentalmente de la cantidad de libras que podían comprar.

“Flaco favor nos hace el gobierno vendiendo un poco de carne de puerco con cantidad de grasa y huesos 100 pesos más barata que los particulares”, dijo una señora. “Ellos hace rato que viven en otro planeta. Tienen que saber que 400 pesos una libra de carne de cerdo no está al alcance de un trabajador y menos de un jubilado”, se quejaba alguien en la cola.

De cualquier forma, la carne duró menos de treinta minutos en la denominada Feria de Productos Agrícolas y Servicios organizada por las autoridades municipales del partido comunista a lo largo y ancho del país, en conmemoración del ’65 aniversario del triunfo de la revolución’.

Hacia las once de la mañana, solo quedaban racimos de plátano burro a 90 pesos y ristras de cebollas a 700. “Estas ferias son un paripé que hace el gobierno para justificar que le vendieron un poco de comida a la población. Los que tienen dinero se llevan las mejores ofertas. Los jubilados y los trabajadores estatales se quedan con los rastrojos, porque a pocos el dinero les alcanza para comprar una cabeza de puerco y preparar una caldosa”, confiesa un anciano.

En cualquier esquina de barrio, en una cola en un cajero o en un taxi colectivo, los temas de los que más se habla en Cuba son la penuria cotidiana, los altos precios de los alimentos y el déficit generalizado de medicamentos. Aunque en la última semana lo más comentado fue el plan macroeconómico anunciado por el régimen verde olivo en la Asamblea Nacional del Poder Popular, del 18 al 22 de diciembre en el Palacio de las Convenciones, al oeste de La Habana.

En la calle le llaman ‘paquetazo económico’ y los más irónicos le dicen el ‘libretazo’. Si usted le pregunta a Rosario, empleada en una farmacia, su opinión sobre las nuevas medidas, haciendo honor a su nombre, le responderá un rosario de críticas a la gestión gubernamental:

“Ni sancionándolos a cadena perpetua estos culirotos (funcionarios) pagan el daño que le han hecho al pueblo. ¿Hasta cuándo los cubanos tenemos que soportar su incompetencia? Primero nos jodieron con la Tarea Ordenamiento y ahora, cuando estamos pasando hambre, ese nuevo engendro va a terminar sepultándonos en vida”.

Un taxista privado, mientras dribla los baches en la calle Monte, argumenta que “estas nuevas medidas serán peores que la Tarea Ordenamiento, porque entonces subieron los salarios a todos los trabajadores, y al menos durante los dos primeros meses, cuando el dólar estaba a 40 pesos, quienes laboraban para el Estado constataron, en determinado momento, que su sueldo tuvo cierto valor. Después la inflación acabó con el espejismo. Y hasta los que tenían dinero guardado en el banco vieron cómo sus ahorros se devaluó hasta convertirse en una calderilla”.

“Pero este ‘paquetazo es como si un ciclón categoría cinco pasara por la isla. Va a acabar con la quinta y con los mangos. Cuando suba el precio del combustible se dispararán los precios del transporte, alimentos y servicios. La gente será todavía más pobre. El dólar se cotizará a 300 pesos o más. El que se salve del nuevo experimento quedará loco”, asegura el taxista habanero.

Otoniel, exrecluso, afirma que se siente totalmente desorientado. “Cuando hace quince años entré a prisión, en Cuba no había internet. Con 30 pesos uno almorzaba en cualquier cafetín del barrio. Ahora el panorama es alucinante. Una botella de ron cuesta más de mil pesos, una libra de arroz 200 pesos y una de azúcar blanca 300. Con esta locura aumentarán los robos con violencia y los crímenes. Las calles se convertirán en una selva. La gente hambrienta sacará una cuenta: en la cárcel, por muy mala que sea, te dan dos comidas diarias y tienes asegurada una litera”.

Gustavo, economista, supone “que el gobierno habrá realizado un estudio de factibilidad y la Seguridad del Estado le habrá dado información de lo que pudiera ocurrir en hipotéticos escenarios donde el descontento supere al miedo imperante, pues es muy probable que puedan ocurrir estallidos sociales. Las autoridades no se hacen un ápice de autocrítica. Justifican el desastre y mala administración de los servicios básicos con el bloqueo estadounidense. Pero los cubanos ya están cansados de pretextos y quieren soluciones”.

Según Gustavo, de aprobarse el nuevo paquete de medidas, “el panorama será dantesco, peor al de la Tarea Ordenamiento, pues viene precedido por cinco años de decrecimiento económico, amplio descontento ciudadano y los rubros productivos han caído entre un cincuenta y un noventa por ciento, el caso de la carne de cerdo. Luego del Ordenamiento, en dos años, los salarios perdieron entre un 70 y un 130 por ciento su poder adquisitivo. La pobreza, de acuerdo a diversas estadísticas, afecta al 72% de la población, incluidos los profesionales que trabajan para el Estado”.

El economista habanero augura que la pobreza extrema puede que supere el 30 por ciento. «En los últimos cuatro años ha emigrado el 5 por ciento de la población; más del 60 por ciento de los cubanos hace una sola comida al día y más de 200 mil personas reciben asistencia social. Cuando suba el precio de la electricidad y el combustible, por efecto dominó, subirán los precios de los alimentos y se encarecerá aún más el costo de la vida. El alza salarial anunciado a los maestros y personal de salud pública, no compensará la nueva ola de incrementos de precios. Y para el resto de los trabajadores estatales su sueldo seguirá devaluándose. El dólar será un seguro de vida como el oro o ser dueño de una obra de arte. La híper inflación descarrilará al país”.

Anselmo, 84 años, músico callejero en La Habana Vieja, señala que “jamás había pasado tanta hambre y ni tantas necesidades como en estos momentos. Ni siquiera en el Período Especial. Casi nadie pudo celebrar la Navidad y muy pocos podrán celebrar la llegada de 2024, porque no han podido comprar ni una posta de pollo. Lo que estamos viviendo es surrealista. Una muerte en cámara lenta”.

Si en algo coincide la inmensa mayoría de los cubanos, es que el actual gobierno genera más crisis que soluciones.

Fuente: Diario Las Américas

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