Acorde más conocen el historial del candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, más respaldo pierde entre sus votantes. Aunque el día de la elección ya pasó, un importante porcentaje se arrepiente de haberlo respaldado. Otro porcentaje aún mayor desconocía el escándalo vinculado con su hijo y que compromete su imagen.
Pese a que fue parte clave de los debates presidenciales, 45 % de los votantes de Biden dijeron que no sabían sobre los negocios sospechosos de su hijo Hunter Biden, y 9,4 % dijeron que no habrían votado por el exvicepresidente si hubieran tenido más información sobre este caso.
La encuesta se llevó a cabo con votantes de Biden en los estados bisagra y donde más irregularidades se han denunciado: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin. El estudio se realizó del 9 al 18 de noviembre y tiene un margen de error de 2,34 %.
Manipulación mediática
La noche de las elecciones, el 3 de noviembre, estados como Georgia, Pensilvania, Michigan y Wisconsin daban a Trump como ganador, asegurando así su triunfo electoral. Sin embargo, el 4 de noviembre dichos estados se volcaron en medio de denuncias de fraude que incluye una inyección tardía de votos.
Estos votantes se enfrentaron ante la realidad de la manipulación mediática. El New York Post, por ejemplo, fue censurado en Twitter cuando publicó un artículo que destapaba un escándalo que involucra a Hunter Biden, hijo del candidato demócrata.
Gracias a esta censura mediática, muchos votantes de Biden no se enteraron de la irregularidad que involucraba al candidato demócrata. Al darse cuenta, esta fue la principal razón por la que algunos prefirieron alejarse.
“Los medios de comunicación nacionales se robaron esta elección”, dijo el fundador del Centro de Investigación de Medios, L. Brent Bozell III, en una conferencia telefónica con activistas conservadores. «En lo que a mí respecta, se lo robaron al presidente Trump al censurar deliberadamente y ocultar al pueblo estadounidense aquellas historias que, si el pueblo estadounidense hubiera conocido, hubieran llevado a su reelección sin duda alguna».
Las acusaciones contra Biden
También las acusaciones de conducta sexual inapropiada contra Biden espantaron a sus votantes. La invisibilización de este hecho fue en gran medida gracias a la complicidad del movimiento feminista y las élites de la industria cinematográfica que impulsaron el voto de Biden por su respaldo al aborto con fondos estatales. En contraste, Donald Trump se ha destacado como el presidente más provida en la historia de EE.UU.
El movimiento feminista #MeToo, encabezado por actrices de Hollywood, declaró públicamente que le creían a la secretaria de Biden (cuando era senador) respecto a sus denuncias contra él por acoso sexual. Sin embargo, la fundadora del movimiento dijo que Biden era «votable».
Múltiples activistas criticaron la falta de apoyo para la exsecretaria Tara Reade y reprocharon la incapacidad del movimiento feminista de condenar enérgicamente a Biden.
Por ejemplo, la actriz Rose McGowen, portavoz del movimiento #MeToo, denunció el silencio de Tarana Burke y de todo el movimiento que se jactaba de «romper el silencio».
Cabe mencionar que la actriz también denunció que el Partido Demócrata más que un movimiento era una secta. Y lo lamentó, pues ella fue criada como demócrata.
Por conductas como esta, se evidenció cómo movimientos que dicen hablar en nombre de las mujeres las ponen en plano secundario si estorban para el avance de la carrera política del candidato de turno, sobre todo si es funcional a la izquierda progresista.
El doble estándar con la derecha
Lo opuesto sucede cuando un político es de derecha. Así se evidenció cuando el juez nominado por Trump, el católico conservador Brett Kavanaugh, fue acusado de acoso sexual.
El movimiento #MeToo respaldó a la Dra. Christine Blasey Ford, quien alegó ante el Congreso que Kavanaugh la había agredido a principios de la década de 1980.
Cuando Kavanaugh demostró su inocencia y fue confirmado como juez, Tarana Burke le escribió a Ford una carta pública en la que elogiaba su heroísmo y su capacidad para enfrentar «el patriarcado sin armas más que su voz, su cuerpo y la verdad».
Burke se excusó por su silencio respecto a la secretaria de Biden diciendo que estuvo apartada porque tenía familiares con coronavirus.
Incluso la candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, un ícono del movimiento feminista, reprochó a Biden por sus acusaciones de abuso sexual cuando ambos eran rivales como precandidatos. No obstante, cuando este la eligió como su vicepresidente, las acusaciones contra él terminaron.
Kamala Harris, muy radical para los moderados
La aspirante demócrata a la Vicepresidencia fue una de las causas que más desmotivó a los votantes de Biden, al ser considerada como la senadora más izquierdista.
Biden forma parte del ala moderada del Partido Demócrata, mientras que Kamala Harris es considerada radical.
También revirtió la tendencia entre los votantes de Biden el reconocer el crecimiento del empleo con Trump, detalles sobre la Operación Warp Speed de la administración Trump para desarrollar una vacuna contra el coronavirus y los acuerdos de paz en Oriente Medio negociados por el presidente.
En resumen, el cambio en la mentalidad de los votantes sucedió al enterarse más sobre ambos candidatos, lo cual se inclinó a favor de Trump.
Pero sobre todo, dejó al descubierto cómo y cuánto los medios masivos han incidido para que la información no haya llegado antes de las elecciones. Y luego, determinaron quien fue el ganador, antes de lo que corresponde ante la ley.
Fuente: PanamPost