Seis meses de despeje de una decena de coordenadas, donde se encuentran las más importantes rutas y pistas clandestinas para que la guerrilla trafique droga, soltar a los colaboradores del Frente Décimo de las FARC retenidos por la fuerza pública y el pago de 20 millones de dólares, fue parte de las exigencias a las que tuvo que ceder el régimen y Diosdado Cabello para la liberación de los ocho militares secuestrados en Apure.
Las negociaciones, según fuentes de inteligencia consultadas por la alianza informativa de Cima 360 News y The Latam Post, habrían estado en manos de un funcionario de alto nivel de la Fiscalía General de la República y un emisario especial de Diosdado Cabello, segundo a bordo del régimen y quien habría tenido la última palabra para que se sellara el acuerdo que permitió salvar las vidas de los comandos sobrevivientes a la emboscada realizada por los guerrilleros el 23 de abril durante una operación que en la propia FANB ha calificado de suicida.
El acuerdo también habría incluido la devolución de una finca y dos hatos tomados por los militares tras el inicio del conflicto, confiscación de propiedades de las que hasta ahora no había tenido información la opinión pública venezolana.
“No pidieron ni más ni menos de lo que ellos tenían. Los municipios más estratégicos que controlaban antes de que iniciara el conflicto”, explicó la fuente.
Los intercambios de mensajes para el acuerdo habrían sido enviados antes de la difusión del primer video de fe de vida de los militares y lograron concretarse solo después del segundo video emitido el 16 de mayo, cuando en voz de los propios militares quedó claro que la entrega y liberación estaba en manos de las “gestiones” de Diosdado Cabello.
La rendición de las FANB
Al régimen no le quedó más alternativa que rendirse ante un “enemigo” que lo superó en estrategia y hombres entrenados, y que, además, tuvo el poder de dejar al descubierto las miserias de las Fuerzas Armadas en manos del chavismo.
Una institución que no es ni la sombra de lo que fue en el pasado: dominadas por líderes que sin vergüenza alguna las han condenado a subsistir sin suficientes equipos y militares capacitados, con grupos que responden a distintos intereses políticos y económicos y con un Alto Mando que demuestra poco compromiso y valor frente a sus subalternos.
Un cuerpo armado que quedó en entredicho tras el desastre operacional demostrado durante el conflicto en Apure.
Es tal el desmoronamiento de la institución castrense que sus jerarcas han querido vender la falsa idea de que hubo un triunfo tras el rescate de sus hombres, cuando la verdad es que la FANB quedó derrotada y humillada y los comandos fueron liberados solo cuando cumplieron con las exigencias del Frente Décimo de las FARC.
Balance de una derrota
En este conflicto, las FANB perdió al menos 16 de sus hombres, otro tanto resultó herido, incluso con minas antipersonales, y aún hay dos militares desaparecidos y un cuerpo sin que haya podido ser reconocido.
Este conflicto también afectó a Colombia, que tuvo que acoger a 6.000 ciudadanos desplazados de la zona fronteriza, muchos de ellos perdieron sus pertenencias y sus casas quedaron destruidas con los bombardeos.
La mayoría de la población desplazada son niños, según alertó ACNUR.