El reputado sociólogo Benjamin Barber dijo una vez…
…»Yo no divido el mundo entre débiles y fuertes, o exitosos y fracasados… Yo lo divido entre aquellos que aprenden y aquellos que no».
Si algo diferencia a los que triunfan en cualquier cosa que se proponen, de los que tropiezan continuamente con las mismas piedras, no es su coeficiente intelectual, ni los recursos con los que cuentan. Lo que realmente diferencia a una persona o empresa exitosa, de otras que no lo son, es su capacidad para aprender continuamente, de cada error, de cada experiencia.
El aprendizaje permanente es la capacidad que nos permite diferenciarnos del resto. Es el secreto del éxito de todos aquellos que logran cualquier cosa que se proponen.
La capacidad de aprendizaje nos permite desarrollar las habilidades que necesitamos en cada momento, para adaptarnos a cualquier coyuntura, y superar cualquier adversidad.
¿Qué sería de nosotros si no tuviésemos la capacidad de aprender?
Todos los seres humanos nacemos con el impulso y las ganas de aprender. Desde una edad temprana sentimos la necesidad de explorar, de probar, de entender cómo funcionan las cosas. La pregunta que más repetimos de niños es: «Papá, mamá … Y…¿Por qué?»
Como humanos, aprender no es solo una capacidad, sino que, para muchos, se convierte en una necesidad vital. Cuando nuestro cerebro, plástico y moldeable, aprende cosas nuevas crea nuevo tejido neuronal, lo que hace que se mantenga activo y sano, evitando que se atrofie. El aprendizaje ayuda a prevenir la demencia en la edad adulta, además de ser un excelente pasatiempo en sí mismo.
¡No hay nada como la sensación de logro cuando por fin entiendes cómo funciona, o por qué ocurre, algo con lo que has estado luchando durante mucho tiempo!
Tal es la importancia del aprendizaje que, si no fuésemos capaces de aprender no podríamos sobrevivir. La mayor parte de lo que somos es producto de nuestros aprendizajes. Todo lo que pensamos, creemos, defendemos, decidimos y hacemos, es producto de lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida.
Por eso, sorprende que para muchas personas el periodo de aprendizaje termine cuando concluyen sus estudios. Sorprende, igualmente, escuchar a empresarios y ejecutivos diciendo que ellos no invierten en formación y aprendizaje de sus empleados. Que al trabajo se viene aprendido de casa, que la empresa no tiene por qué invertir en eso.
El aprendizaje no es sólo algo que nos ocurrió en el pasado; es un proceso continuo que puede tener un profundo impacto en nuestras vidas, tanto personal como profesionalmente.
Existen 2 tipos de empresas
Cuando uno analiza los casos de las grandes empresas que han desaparecido en las últimas 2 décadas, se da cuenta rápidamente de que la raíz de sus problemas, lo que les llevo a la extinción fue, precisamente, su incapacidad para aprender, y gracias a ese aprendizaje, adaptarse a los nuevos tiempos.
Existe un claro antagonismo entre las mentalidades de las empresas que hoy lideran el mundo, y las que lo hacían hasta hace, apenas, un par de décadas. Nokia, Ericsson, Blackberry, Blockbuster, Kodak, etc… Todas ellas creyeron que ya lo sabían todo. Sus líderes pensaron que ellos no tenían nada nuevo que aprender. Que sus modelos de negocio no precisaban de aprendizaje y adaptación.
En el extremo contrario encontramos a las empresas que lideran el mundo hoy. Cuando investigamos qué hacen de manera diferente descubrimos que, todas ellas, sin excepción, comparten un elemento común: invierten, de manera continua, en garantizar que los empleados tengan oportunidades de aprender cosas nuevas en el lugar de trabajo.
Para las empresas que hoy lideran el mundo, el aprendizaje continuo forma parte de su cultura. Una cultura de aprendizaje que se promueve e incentiva activamente por parte de sus líderes y que se traduce en planes estratégicos concretos, prioritarios para toda la organización.
Podemos dividir el mundo empresarial en 2 grandes grupos: las empresas que invierten en aprendizaje y las que no. Las primeras dominan el mundo hoy, las segundas tienen cada día más difícil sobrevivir.
70-20-10: El secreto del éxito de las empresas líderes
El aprendizaje continuo se ha convertido en una herramienta imprescindible para la supervivencia de las organizaciones. Todo cambia tan rápidamente que las empresas que no cuentan con esa capacidad de aprendizaje y adaptación desaparecen en pocos años. De ahí la importancia de promover una cultura de aprendizaje continuo, que incentive el desarrollo del activo más importante que posee una empresa: su talento humano.
En este sentido, son muchos los estudios que nos confirman que los empleados aprenden más y mejor cuando se enfrentan a la resolución de problemas reales en su entorno profesional que, cuando les pedimos que realicen cursos en casa, atiendan formaciones estrictamente teóricas o incluso cuando leen libros sobre una determinada materia, por lo que es importante hacer que el aprendizaje y el desarrollo sean interactivos y ocurran, principalmente en el entorno de trabajo.
En su libro “Informal Learning” (Formación informal) Jay Cross nos cuenta que el 80% del aprendizaje en el lugar de trabajo tiene lugar de manera informal, algo que tiene mucho sentido, si consideramos que cuando más aprendemos es a través de una conversación con compañeros más expertos o cuando abordamos los problemas consultando a quienes nos rodean. La transferencia informal de conocimiento no solo es el proceso de aprendizaje natural para los seres humanos, sino que también es la manera más rentable de aprender.
Durante los últimos 30 años se ha venido promoviendo el llamado modelo 70-20-10, que, según muchos es la nueva receta mágica del aprendizaje corporativo.
¿En qué consiste el modelo 70-20-10?
El modelo de aprendizaje 70-20-10 fue desarrollado por Morgan McCall, Robert Eichinger y Michael Lombardo en el Centro de Liderazgo Creativo a mediados de la década de 1990.
Tras encuestar a casi 200 ejecutivos sobre su cultura de aprendizaje concluyeron, para su sorpresa, que el lugar donde más y mejor aprendíamos a desarrollar nuevas habilidades y explotar nuestro talento, no era atendiendo cursos fuera de la empresa, sino trabajando.
“Piénsalo bien, de todas las capacidades y habilidades profesionales que posees hoy ¿cuántas aprendiste en cursos y cuantas trabajando?”
Por tanto, tras analizar los resultados de su encuesta, McCall, Eichinger y Lombardo concluyeron que el aprendizaje y desarrollo de un profesional debe provenir de tres fuentes y en tres proporciones muy concretas:
El 70% del aprendizaje es experiencial. Proviene de las experiencias que los empleados enfrentan en el trabajo.
El 20% es aprendizaje social o de igual a igual. Esto se logra a través de la tutoría, la retroalimentación y las relaciones con los colegas. Juntos, estos dos tipos comprenden el aprendizaje informal, que ocurre fuera de un entorno de aula.
El 10% es aprendizaje formal. Se lleva a cabo a través de sesiones de capacitación.
Las ventajas que ofrece el modelo 70-20-10 son muchas y muy obvias: flexibilidad, aplicabilidad, fidelización del talento y desarrollo de vínculos sólidos entre los miembros de la organización más senior, y los más junior.
Conclusiones
El aprendizaje continuo en la empresa consiste en proveer a los miembros de la organización con la oportunidad de mejorar sus habilidades y desarrollar su talento en el lugar de trabajo. Fomentar el aprendizaje es determinante para mantener la competitividad en el mundo actual.
Resulta obvio que el aprendizaje continuo, no solo teórico, sino principalmente experiencial y social, es la clave detrás del éxito de las compañías que hoy lideran el mundo.
Para que todo esto ocurra se requiere de un fuerte convencimiento por parte de los líderes de la compañía acerca de la importancia del aprendizaje continuo. Ese convencimiento se tiene que reflejar en la cultura y en la estrategia.
Sorprende que todavía queden empresarios y ejecutivos que no comprendan la importancia y los beneficios de invertir en aprendizaje continuo. Quizás, cuando se den cuenta del error, sea demasiado tarde. Es lo que tiene no querer aprender.
¿Hora de reflexionar?
Si lideras el área de aprendizaje y desarrollo de una empresa y quieres saber más acerca del modelo 70-20-10 y cómo implantarlo, contáctame y estaré encantado de conversar contigo acerca de tus necesidades y cómo diseñar una solución que te ayude a mejorar la capacidad de aprendizaje en tu organización.
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Muchas gracias a todos los que invertís vuestro tiempo en leerme.
Un abrazo
Jordi Alemany