En todas las reuniones que tuvieron recientemente en Washington Juan Guaidó y su equipo con altos funcionarios de la Casa Blanca, incluido el presidente Donald Trump, y con diputados y senadores demócratas y republicanos en el Capitolio, se llegó a un consenso generalizado, una certeza que va a motivar una serie de duras sanciones que el Gobierno estadounidense planea anunciar en días venideros: el verdadero sostén del régimen de Nicolás Maduro es Rusia, que se dispone a invertir 5.000 millones en la extracción de crudo y 1.000 millones en la minería del oro y los diamantes de Venezuela.
Varios participantes en esas reuniones consultados separadamente por ABC en los pasados días coinciden en que el consenso actual en la clase dirigente de Washington, tanto en el Gobierno y la oposición como en los poderes ejecutivo y legislativo, es que el Kremlin es el último gran sostén de Maduro y que la única forma de facilitar la caída de este último es cortar los lazos económicos que ha atado Rusia con él en el pasado año.
La intención de un grupo de altos funcionarios de la Casa Blanca es aprobar, finalmente y tras meses de dudas, las sanciones secundarias. Hasta ahora, el Tesoro norteamericano ha aprobado sanciones primarias o directas, que afectan solo al régimen venezolano y varios de sus jerarcas. Las sanciones secundarias implicarían penalizar a aquellos que compren el crudo y otros productos al régimen, algo que afectaría no sólo a empresas rusas como Rosneft, sino también a estadounidenses como Chevron o españolas como Repsol.
Según un alto funcionario en la Casa Blanca, que habló con periodistas y pidió que no se revelara su nombre, «ya sea Rosneft, Reliance, Repsol o Chevron aquí en EE.UU., yo ahora tendría cuidado respecto a sus actividades en Venezuela que apoyan directa o indirectamente a la dictadura de Maduro. Estamos solo a medio camino y solo vamos a movernos en una dirección, que es hacia adelante. Y sus actividades son claramente preocupantes”.
Según añade el representante especial de EE.UU. para la crisis venezolana, «los rusos pronto descubrirán que su continuo apoyo a Maduro ya no seguirá saliéndoles gratis. Otros que continúan beneficiándose o apoyando a Maduro deberían tomar sus precauciones. Y, en general, verán que en las próximas semanas anunciamos medidas que que demuestran la seriedad de nuestras intenciones en Venezuela».
Rosneft en la mirilla
Aunque las sanciones secundarias afectarían a un variado número de empresas internacionales, muchas de las cuales, como Repsol, sólo se están cobrando deuda, el gran objetivo sería Rosneft, la gran petrolera pública rusa. Según estimaciones del Gobierno norteamericano, esa compañía rusa ya distribuye dos tercios del crudo que extrae el régimen que, por medio de un despacho en Panamá, acaba sobre todo en India y China. Rusia cobra también comisiones por la distribución, en un negocio redondo.
Fuente: El Carabobeño