Miguel Martín García es un guatemalteco que reside en una comunidad de California, Estados Unidos y por las medidas implementadas la semana pasada por suspensión de actividades, no logró ingresos y no pudo completar la remesa mensual que envía a su familia en el país.
“Aquí se trabaja por día o por hora, pero no hay actividad y el paro tiene que cumplirse estrictamente”, relató a Prensa Libre el viernes pasado el connacional, quien labora en el sector de la construcción y mostró su preocupación de lo que sucediendo en Guatemala.
Manifestó que esa inquietud le hace suponer enviar un poco más de dinero para atender cualquier “emergencia” tanto para sus hijos y sus padres que residen en la ciudad capital.
“Cuando se normalice voy a trabajar un doble turno para recuperar algo de lo perdido”, reconoció, mientras utiliza los ahorros que cuenta para subsistir a la espera de incorporarse a su actividad y poder hacer las transferencias en los siguientes días.
Al igual que Martín hay otros migrantes que están a la expectativa de lo que pueda ocurrir más adelante por la pandemia tanto en los Estados Unidos, de donde proviene el 98% de las remesas y que representa el 13% del PIB en la economía guatemalteca.
Las consecuencias del coronavirus estarían golpeando el ingreso de divisas por remesas familiares que es uno de los pilares para la economía guatemalteca, sobre todo para los hogares que dependen de la entrada de esos recursos.
Prevén impacto
Las primeras previsiones oficiales que las autoridades del Banco de Guatemala (Banguat) han realizado es que podría haber una desaceleración –ritmo de crecimiento menor– al ingreso de remesas, aunque hasta el pasado 13 de marzo el indicador mostraba una tasa de crecimiento del 18.4% con respecto al mismo periodo del 2019.
“En este momento no se observa una reducción de las remesas más bien continúan altas, pero vamos a ver qué ocurre en los siguientes días o meses en la medida del comportamiento de la economía de los Estados Unidos”, expresó Sergio Recinos, presidente de la banca central, en el contexto que, si la producción de ese país se orienta a la baja, impactará en el empleo.
Advirtió de que si hay alguna consecuencia en el mercado laboral de los EE. UU., habrá consecuencias en la contratación de los compatriotas en una reducción de sus horas de trabajo, sus ingresos y que se vería reflejado en los despachos hacia Guatemala.
En todo caso podría presentarse una desaceleración en las remesas, pero no en un escenario “fatídico” que vaya a disminuir el indicador de una manera abrupta o drástica, sino regresando a un crecimiento del 9% al 10% como en ejercicios anteriores.
Recordó que, en el 2019, la tasa de crecimiento frente al año anterior fue del 13% y alcanzó los US$10 mil 508 millones, es decir, unos US$875 millones mensuales promedio.
Para este ejercicio, la proyección del crecimiento es del 11% para alcanzar un monto de US$11 mil 664 millones, lo que significaría US$1 mil millones de crecimiento.
El impacto también podría alcanzar para El Salvador y Honduras ya que las remesas representan el 20% del PIB y en México el 6%.
“El desempleo y la suspensión de trabajo tendrá repercusiones en las remesas y aquellos que están con un estatus irregular no tendrán los beneficios o apoyos públicos”, afirmó.
La baja de las remesas dijo Carrasco, estará muy asociada al crecimiento del PIB de los Estados Unidos, y explicó que, por cada punto porcentual de caída, podría ser entre 20% a 30% en Guatemala, El Salvador y Honduras.
El presidente de AmCham, también advirtió que podría haber una contracción de la demanda agregada que afectará las exportaciones y sería un impactó domino para todo el sistema productivo nacional.
Para el economista Juan Alberto González, un buen porcentaje de los guatemaltecos residentes en los EE. UU., no contará con los recursos para poder enviar por covid-19.
“Podría crearse una sequía que tendría un impacto mayor, que dependerá de la reactivación de la economía en ese país que está afectando sectores de turismo y recreación, pero al momento de trasladarse a otras áreas como agrícola y construcción tendrá más consecuencias”, subrayó.
Efecto en la provincia
Paul Boteo, director general de la Fundación Libertad y Desarrollo, explicó que podría presentarse un escenario en la cual las transferencias podría tener una caída sustancial y que los efectos golpeen a las familias que dependen de estos ingresos.
“Es muy factible que pueda suceder eso dada las situaciones de los Estados Unidos por el coronavirus, las Bolsas de Valores se están comportando de una forma muy errática y se avecina las perspectivas que podría darse una crisis fuerte en Europa y en la mayoría de los países desarrollados”, comentó el ejecutivo.
Declaró que, para la economía de EE. UU., se proyecta una tasa de crecimiento de 1.8% del PIB que es positivo en el contexto actual, pero la estimación puede corregirse a la baja en las próximas semanas o confirmarse.
David Casasola, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), enfatizó que uno de los riesgos es que las personas que ya están en la clase media por un mejor nivel de ingresos por las remesas puedan regresar a condiciones de pobreza y necesitarían de los apoyos estatales como las transferencias condicionadas.
Fuente: Prensa Libre