Desde entonces ha sido la vicepresidenta del régimen Rosa Murillo, esposa de Ortega, junto con el ministro de salud quienes han dado información con respecto al coronavirus.
«No es ninguna sorpresa que Daniel Ortega no de la cara en épocas de crisis», señaló a La Prensa Guillermo Incer Medina, miembro del consejo político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). «Ya vimos como durante la insurrección de abril (2018) días, semanas sin dar la cara».
El rotativo nicaragüense señala que desde que Ortega regresó al poder en 2007 controla al país desde su casa en el sector El Carmen, en Managua, el cual desde 2018 cuenta con más presencia policial.
«Seguramente él y su familia están resguardados en casa, tomando las medidas de seguridad que todos deberíamos estar tomando», agregó Incer.
En tanto Arianna Moraga, miembro de Alianza Cívica, considera que si Ortega antes no salía casi en público ahora lo hará menos, al recordar que el dictador tiene 74 años y está en la población más vulnerable ante la pandemia.
«Como hemos dicho antes, esta enfermedad no anda viendo colores político, ni etnias. No mira clase sociales, económicas o políticas», afirmó Moraga, quien considera que es «agobiante» el hecho de que la tiranía no esté tomando las medidas necesarias para evitar la propagación del virus.
Un día después de confirmarse el primer caso, el régimen de Ortega instó a sus seguidores a salir a las calles a la denominada marcha «Amores es tiempos de COVID-19».
Según un reporte de Salud con Lupa, citando información del Ministerio de Salud de Daniel Ortega, solo existen 12 camas hospitalarias, diez médicos, ocho enfermeras y nueve auxiliares por cada 10.000 habitantes.
Fuente: Diario las Américas