El ministro de Justicia y Seguridad Pública y ex juez del Lava Jato, Sergio Moro, símbolo de la lucha anticorrupción, anunció el viernes su salida del gobierno de Brasil atacando al presidente Jair Bolsonaro, al que acusó de intentar controlar sensibles investigaciones de la Policía Federal que involucran a familiares cercanos.
La renuncia de Moro, que era uno de los ministros más populares del gobierno, conmocionó al país, indignó a simpatizantes del propio gobierno y provocó otra vez cacerolazos de protesta en varias ciudades, que exigían la salida del presidente.
También hundió al real a mínimos históricos ante el dólar y derrumbó el valor de las acciones en la Bolsa de Valores de San Pablo. Es el sexto ministro en dejar el cargo en el tormentoso gobierno de Bolsonaro, que lleva casi 16 meses en la Presidencia de Brasil.
Moro anunció cerca de las 11.45 horas que renunciaba. «Voy a enviar mi carta de dimisión al Presidente» al que acusó de ejercer «injerencia política» en la Policía Federal y de estar interesado en tener acceso a los informes de «inteligencia» de esa fuerza de seguridad.
«Yo siento que tengo el deber de intentar proteger a la institución y por todos esos motivos entendí que no podía dejar de lado mi compromiso con el Estado de derecho», dijo en su discurso.
La salida de Moro ocurrió en el mismo día en que el gobierno relevó al jefe de la Policía Federal, Marcos Valeixo, quien era la mano derecha de Moro al comando de esa fuerza de seguridad.
El ahora ex ministro defendía la permanencia de su subordinado en el cargo y dijo que el gobierno mintió al afirmar que el cambio había sido un pedido del propio comisario, como fue informado en el Diario Oficial.
“El presidente me quiere fuera del cargo”, aseguró Moro en el pronunciamiento en el que comunicó su renuncia y en el que denunció también que Bolsonaro le había dicho que quería interferir políticamente en el comando de la Policía Federal para acceder a informes de inteligencia e informaciones reservadas sobre el curso de investigaciones.
El decreto del gobierno en el que se oficializó la exoneración de Valeixo tenía la firma del presidente y del propio Moro, que informó sin embargo que desconocía la decisión. “Me enteré por el Diario Oficial, no firmé ese decreto”, dijo, y agregó que el jefe policial había sido presionado para renunciar.
“El presidente me dijo que quería tener una persona del contacto personal de él, que él pudiera recoger informaciones, informes de inteligencia (…) y realmente no es el papel de la Policía Federal prestar ese tipo de información”, torpedeó el ex juez.
“Las investigaciones tienen que ser preservadas (…) La interferencia política puede llevar a relaciones impropias entre el director de la Policía Federal y el presidente de la República. No puedo estar de acuerdo con eso. No tengo cómo continuar sin condiciones de trabajo y sin preservar la autonomía de la Policía Federal”, agregó.
Bolsonaro, debilitado políticamente, dijo que “restablecerá la verdad” y anunció una conferencia de prensa para la tarde del viernes.
Moro aseguró también que el presidente le transmitió preocupaciones respecto a investigaciones en curso en el Supremo Tribunal Federal (STF), entre ellas una enfocada en esclarecer quiénes estaban detrás de agravios, amenazas y noticias falsas diseminadas en redes sociales contra jueces del tribunal.
Otra investigación, abierta esta semana, apunta a encontrar a los organizadores de los actos que el domingo pasado tuvieron lugar en varias ciudades de Brasil y en los que se reclamó el cierre de la propia Corte Suprema y el Congreso, y se reivindicó la dictadura que gobernó Brasil entre 1964 y 1985.
Bolsonaro participó en uno de ellos, en la puerta del cuartel general del Ejército, en Brasilia. El juez que lleva esta última causa, Alexandre de Moraes, indicó que investiga “hechos en tesis delictivos”. Otra investigación en curso afecta al senador Flavio Bolsonaro debido a denuncias de que el hijo mayor del presidente retenía parte de los salarios de funcionarios de su gabinete cuando era diputado regional en Río de Janeiro.
Moro lamentó que Bolsonaro no cumpliera su promesa de darle carta blanca para ejercer el cargo, al que lo convocó tras ganar las elecciones de 2018. El ex magistrado, al asumir como ministro de Justicia, abandonó más de dos décadas de carrera judicial.
Desde su cargo de juez federal en la sureña ciudad de Curitiba, Moro ganó fama por enjuiciar y condenar al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y desbaratar a través de la operación Lava Jato, el mayor operativo judicial anticorrupción de la historia de Brasil, un contubernio institucionalizado entre políticos y empresas para desviar dinero del Estado a través de distintos fraudes.
Fuente: El Clarín