Perú superó este miércoles los 100.000 casos y los 3.000 fallecidos desde que se desató la epidemia por COVID-19, que ha convertido al país en el segundo más golpeado por la enfermedad en Latinoamérica, solo por detrás de Brasil.
Al sumar 4.537 casos en las últimas horas, la cifra de infectados llegó a 104.020 personas, mientras que el reporte de 110 nuevos decesos elevó la cifra total de fallecidos a 3.024.
El Ministerio de Salud (Minsa) señaló que el 80 % de los casos son asintomáticos, mientras que el titular de ese despacho, Víctor Zamora, pidió a la ciudadanía que no se automedique y acuda a los centros de salud si tiene los síntomas de la enfermedad.
Además del alto número de casos, las cifras oficiales indicaron que 41.968 personas ya se han recuperado de la enfermedad, luego de que otras 5.444 fueran dadas de alta o cumplieran con la cuarentena ordenada por las autoridades sanitarias.
De total de casos, 7.533 permanecen hospitalizados, 7 más que el martes, aunque descendió en 14 el número de internados en unidades de cuidados intensivos (UCI), que ahora son 869.
Las pruebas para detectar la enfermedad llegaron a 715.423 desde que comenzó la epidemia, el pasado 16 de marzo, al haberse tomado 35.841 en las últimas horas, entre rápidas y moleculares.
En medio del duro embate de la epidemia, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Minsa informó que el 80 % de los infectados son asintomáticos.
Al respecto, el médico infectólogo Eduardo Gotuzzo señaló al diario El Comercio que entre los asintomáticos hay muchos jóvenes con un buen sistema inmunológico, aunque alertó que sí pueden contagiar a personas en condición vulnerable.
“Son asintomáticos, pero están contagiando y es más difícil controlar la enfermedad”, alertó.
La directora del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), Theresa Ochoa, coincidió en que esto “es peligroso” porque el asintomático puede contagiar, pero, a su vez, estas personas van a desarrollar defensas contra la enfermedad.
La Defensoría del Pueblo afirmó este miércoles que “es inminente la imposibilidad de atención” en los servicios de salud de Lima y el vecino puerto del Callao porque se encuentran bajo una “inmensa presión” por la cantidad de enfermos por el COVID-19 y la escasez de recursos.
Transcurridos 66 días de la emergencia sanitaria en Perú y con más de 100.000 contagios, la Defensoría del Pueblo señaló que en los establecimientos de salud “faltan equipos de bioseguridad para el personal, camas UCI, ventiladores mecánicos, oxígeno, pruebas de descarte”, entre otros dispositivos e insumos.
La ausencia de las pruebas de descarte se agudiza en los establecimientos de salud de Barranca, Huacho y Supe, ubicados en las provincias de Lima.
Algunos de los casos más críticos se presentan en el Hospital Loayza, en el centro de Lima, donde 60 pacientes duermen en sillas de ruedas, compartiendo el oxígeno, en turnos de 12 horas cada uno, indicó un comunicado de la Defensoría.
En el Hospital Cayetano Heredia existe “pérdida de cadáveres de personas fallecidas por COVID-19” y, hasta la fecha, el centro de salud no ha corregido el “precario proceso de identificación de fallecidos”, que expone a los familiares al contagio al ingresar al mortuorio.
Asimismo, en los hospitales de Lima y Callao existen largas listas de personas que están a la espera de la visita de los “equipos de atención rápida” y lo más grave es que “ni siquiera priorizan la atención cuando la persona que demanda el servicio señala que ha perdido a un familiar por COVID-19, siendo este un factor de alto riesgo de contagio”, apuntó la Defensoría.