La constitución, las leyes, la distribución territorial, la asignación de escaños y todo el sistema está diseñado para que en las zonas de control cocalero y rural que ocupa la dictadura obtengan representantes con la décima, la centésima o la milésima parte de los votos que en las ciudades. Han manipulado el registro civil, de identificación personal y de registro, lo que hace imposible sanear el padrón electoral sin rehacerlo completamente en base a los principios de igualdad y sufragio universal y secreto.
Este sistema creado para “simular democracia” se denomina “dictadura electoralista” porque el ciudadano “vota pero no elige” y su aplicación está ampliamente documentada en Venezuela, Nicaragua y en el Ecuador de Correa. Aplicando este sistema, Evo Morales fue sorprendido y documentado cometiendo delitos infraganti de fraude electoral, falsificaciones y otros en las elecciones del pasado 20 de octubre, por lo que renunció y huyó de Bolivia.
La senadora Jeanine Añez que asumió la Presidencia debió instalar y dirigir un “gobierno de transición” para “celebrar elecciones libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto”. Su mandato es terminar la dictadura reconociendo la vigencia de la Constitución de la República para reponer el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, el estado de derecho y la división e independencia de poderes, desmontar el narcoestado y cesar la dictadura electoralista.
En estos 10 meses la dictadura ha demostrado su vigor manteniendo intacto su control de todos los poderes del estado, incluido el Ejecutivo. No existe ningún proceso serio de acusación por las masacres y crímenes probados. Los casos de corrupción se han trasladado al gobierno interino. El estado plurinacional, su constitución falsificada y leyes infames siguen vigentes. El instrumento de los delitos cometidos por el dictador prófugo y sus cómplices es el partido más importante. El candidato de la dictadura es un exministro que debería estar ante la justicia por múltiples casos de corrupción. Los jueces siguen prevaricando a favor de la dictadura. Todo esto lo conocen los “candidatos opositores” que participan en las elecciones amañadas sin hacer reclamo.
Si la presidenta interina Jeanine Añez -que acaba de renunciar a ser candidata- no reconoce la vigencia de la República con la Constitución de 1967/94, las elecciones del 18 de octubre pueden dar como ganador en la primera vuelta al candidato de la dictadura y Evo Morales estará de retorno de inmediato para reprimir y perseguir.
Si hay segunda vuelta y un “opositor” llega a la Presidencia, será el “nuevo rehén de la dictadura”, no tendrá mayoría parlamentaria ni forma de lograrla sin pactar con la dictadura, estará sometido a los jueces y control de constitucionalidad de la dictadura, amenazado por los fiscales de la dictadura y cercado por los funcionarios de la dictadura en su propio Poder Ejecutivo. Las elecciones amañadas habrán cumplido el propósito de su diseño que es mantener la dictadura y la impunidad.
Fuente: Diario las Américas