jueves, diciembre 26, 2024
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OPINIÓN-Enrique Subercaseaux: Segundo, y último, debate entre Donald Trump y Joe Biden.

Debate mas sustancioso que el primero. Se nota que ambos equipos comunicacionales y de contenido trabajaron fuerte en el tema. Y de paso echa por tierra el simplismo de algunos (por pura ignorancia) que Trump no le hace caso a nadie, y que juega virtualmente sin equipos:  es evidente que no solo cuenta con los mejores de la industria, sino que también están creando un nuevo lenguaje, y gestualidad, para comunicar las intenciones de un nievo tipo de político.
Como nunca en estas épocas de cambio ha quedado tan claro el contraste entre los políticos de viejo cuño y quienes son “novatos” en este cambio, pero ingresan con el ímpetu de hacer cosas y obtener resultados para la gente.  Es la esencia misma de un “gobierno” benevolente, que ya se ve en otras latitudes, como el Bolsonaro de Brasil, algunos mandatarios de Europa, pero que tuvo su génesis en Asia, con gobiernos que abrazaban la comunidad y el bien común (caso puntual del Singapur de Lee Kwan Yew).
Así las cosas, el desempeño de ambos candidatos fue parejo, pero Joe Biden demostró algunos lapsus mentales que hacen creíbles las criticas de que sus capacidades están siendo lentamente menoscabadas por la edad. Cosa complicada en un mundo que entra una etapa de recuperación del Covid-19, y donde habrá que aplicarse no solo con mayor diligencia, sino con mayor imaginación.
Trump proyecto una imagen de alguien que hace cosas de una manera distinta. El ejemplo de Corea del Norte es ya clásico, y así y todo el mundo parece haberse olvidado: estuvimos a punto de una guerra nuclear en Asia, y Trump supo controlar al líder norcoreano de una manera efectiva, independientemente que este no haya renunciado a su plan nuclear, que es considerado por ellos como su seguro de vida.
Mucho del debate se centro en el Covid y el manejo de la pandemia, pero el respetable publico no es leso: se sabe que esta constituyo un fenómeno nuevo, y que de los ejemplos a lo largo y ancho del globo había diversas maneras de aproximarse a los tratamientos, todas, en la practica, igualmente validas, y que, a lo largo de los meses este ha sido un largo camino de aprendizaje. Pero también las personas si saben que haber cerrado la economía traerá consigo las consecuencias mas graves de la pandemia, y allí se reconoce a Trump como un líder que siempre fue partidario de mantener la economía en marcha.
El miedo y el pánico de la opinión publica han sido razonablemente manejados por la administración Trump, reconociéndose que han sido los Demócratas quienes han introducido mas pelos en la sopa: la rebelión de Black Lives Matter, un movimiento lleno de contradicciones, y la ola de paralización y destrucción que trajo a los Estados Unidos, y que, la población resintió de forma muy marcada.
Este último punto no fue tocado en el debate, pero ello no significa que haya sido olvidado por la sociedad. Así como tampoco ha sido olvidado por la comunidad latina en Estados Unidos las situaciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua, entre otras cosas, por las similitudes de esos procesos con los hechos de violencia en su país de adopción.
No porque las cosas se silencien, estas no existen.  La subversión progresista hace un rico trabajo en la simbología de la revolución, lo que significa que, aunque las cosas no se digan, ni se discutan, producen un hondo impacto en el subconsciente de la sociedad.
Una rápida comparación entre el pasado y el presente sirve mucho para aclarar y ordenar los pensamientos y percepciones.
Así las cosas, de un debate en que la victoria fue solo por puntos, y donde los golpes finales estuvieron ausentes, mi impresión es que se reforzaron las fortalezas de Trump, y que Biden pudo solamente ofrecer más de lo mismo.
Ya esta despuntando la realidad que la “corrección política” llega a su fin, y que es necesario buscar un cambio, o una evolución, en la manera de hacer política.  Muy decidor fue, por ejemplo, que cada una de las menciones que se hizo del “Congreso” fue en términos de bloqueo de iniciativas, falta de prolijidad o de lentitud.  Análoga impresión queda con todo el proceso de confirmación de la nueva integrante de la Corte Suprema e los Estados Unidos, que ya se ha ido dilatando mucho en el tiempo.
Estados Unidos es un gran país, que tiene entre su gente un enorme talento.  No solo elegirán el próximo 3 de noviembre el mejor candidato, sino que también lideraran al mundo libre en un proceso de recuperación económica de una crisis que ha sido inducida, en parte, por una casta política global que ya ha demostrado, inequívocamente, que no esta a la altura de las circunstancias.
Habrá que repensar el “gobierno global”, la tiranía de naciones unidas y todo el sistema multilateral que simplemente no esta en sintonía con los nuevos tiempos y los nuevos desafíos del “nuevo hombre del siglo XXI”.
Fuente: El País Online

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