La carta llegó mientras el presidente Donald Trump, continuaba denunciando un presunto fraude en las elecciones, pese a que el secretario de Justicia, William Barr, dijo que no existen suficientes evidencias que respalden sus afirmaciones de «fraude generalizado».
Pero la publicación de la misiva el pasado viernes también culminó unas horas vertiginosas marcadas por ataques republicanos dentro del partido y acusaciones lanzadas por los aliados más cercanos del presidente.
Justo un día antes, los mismos republicanos Cutler, de Lancaster, y Benninghoff, de Center, habían declarado que los legisladores estatales no tenía autoridad para ignorar los resultados electorales certificados y nombrar a los delegados de Pensilvania al Colegio Electoral ellos mismos, a pesar de los repetidos llamamientos del presidente y algunos dentro de su propio partido para hacerlo.
«Establecería un precedente de que una mayoría simple de la Asamblea General pueda anular la voluntad del pueblo como lo demuestra el voto popular», según los líderes republicanos.
Esa declaración provocó una rápida reprimenda de los principales asesores de Trump. El abogado Rudy Giuliani les acusó en un tuit de «encubrir los crímenes demócratas» y engañar al presidente.
A las pocas horas de esos ataques, Cutler, Benninghoff y los demás republicanos de la Cámara emitieron su carta instando al Congreso a bloquear la concesión de los 20 votos del Colegio Electoral de Pensilvania.
En ella, reiteraron muchas de las quejas presentadas en las impugnaciones legales de la campaña de Trump, incluidas las disputas sobre el acceso que tenían los monitores partidistas al conteo de votos y el hecho de que algunos condados habían permitido a los votantes corregir las boletas por correo que estaban en peligro de ser descalificado.
Los expertos en leyes electorales consultados por el ‘Philadelphia Enquirer’ describieron como «muy improbable» el éxito de esta iniciativa, basada en una ley federal sobre la certificación oficial de los resultado.
Si se presenta una impugnación a los 20 electores de Pensilvania, la Cámara de Representantes en pleno y el Senado en pleno del Congreso de Estados Unidos tendrían que debatir el tema y emitir votos por separado sobre si aceptar esa objeción. Se necesitaría una mayoría simple para que ambas cámaras lo sostuvieran.
Fuente: Diario las Américas