Los trabajos en Talara, la mayor refinería de Perú, comenzaron en mayo de 2014 con un presupuesto inicial de 3.500 millones de dólares, pero el costo se elevó después a 4.700 millones, lo que casi llevó a archivar el proyecto y generó cuestionamientos.
Con los mayores gastos por la paralización en 2020, la inversión total en esta planta situada en la costa de la región norteña de Piura se elevó a 5.000 millones de dólares, explicó Guevara.
El 12 de marzo del año pasado, el entonces presidente de la empresa, Carlos Barrientos, había anunciado que la nueva planta estaría terminada en «el primer trimestre de 2021».
Pero cuatro días después el gobierno peruano impuso una cuarentena obligatoria por la pandemia que se prolongó por más de 100 días.
En ese momento las obras de Talara había avanzado al 87%, y actualmente se encuentran en un 93%, detalló Guevara.
Las obras se han financiado con créditos y la emisión de bonos de largo plazo, sin aportes del Estado peruano. Los pagos de estas obligaciones «no se van retrasar», prometió Guevara.
La modernización permitirá que la planta refine 95.000 barriles al día (antes procesaba 60.000), con niveles reducidos de azufre contaminante.
Petroperú, que es la mayor empresa del país, fue creada en 1969 y se dedica a la refinación y comercialización, pues ha concesionado la explotación a compañías privadas.
Con Talara paralizada la compañía opera principalmente como corredor, pues sus otras dos refinerías procesan bajos volúmenes. Además, la empresa comenzó a distribuir gas natural a 12.300 hogares en las ciudades sureñas de Arequipa, Moquegua, Ilo y Tacna.
Guevara advirtió que si no comienza la producción en nuevos lotes petroleros en la Amazonía peruana, Petroperú va a tener que importar parte del crudo para Talara una vez que la planta entre en operación.
Fuente: Diario las Américas