Veo con extrañeza que varias de las personas de la tercera edad que han sido vacunadas, luego de esperar más de cuatro horas, se sienten muy agradecidos con el presidente López Obrador por haber ordenado la inoculación, sin caer en la cuenta que lejos de ser un acto benevolente, es su obligación en cuanto a preservar la vida de todos los mexicanos.
EL poder reside en el pueblo y éste es el que mandata que el gobierno vacune de inmediato a todos sin excepción. En esta lógica el gobierno de la autollamada 4T está en grave falta porque se prefirió destinar el presupuesto para obras de infraestructura que no apuntan a esa necesidad y a fondear los programas político-asistenciales con miras a las elecciones intermedias del 6 de junio.
Los contribuyentes que pagan sus impuestos no han sido vacunados. Por esa razón, varios de ellos buscan en otras latitudes el ansiado antígeno, aunque no les corresponda hacerlo, pero lo hacen porque en su país, su gobierno es incapaz de hacerlo.
No señores, no se trata de un acto misericordioso del presidente de México, sino de una grave falta que incluso pudiera encuadrarse en los delitos de lesa humanidad.
Al contrario, el retraso y la lentitud de la vacunación remarca la ineptitud y la insensibilidad del actual régimen.
La semana pasada se jactaba López, el de Salud, que se habían vacunado en un día a 4 mil personas y ahora están que no caben de gusto, cuando se han vacunado en esta semana a unas 40 mil personas, cuando esa cantidad de vacunas, por ejemplo, en San Diego, en Estados Unidos, las aplican en dos centros de vacunación en un día.
Mientras que en Estados Unidos se vacunan diariamente a dos millones de personas, aquí se ponen eufóricos y celebran con fanfarrias que sean 20 mil.
Por desgracia, y a eso le apunta el mensaje presidencial todos los días en las mañaneras, a la ignorancia de amplios sectores de la población que desconocen sus derechos básicos y de cómo funciona la democracia.
Por ello, es de alto riesgo la politización en la aplicación de la vacuna, toda vez que con el dinero de todos los mexicanos se trata de sacar raja política y esto ya de suyo es imperdonable.
Aquí no se trata de ponderar o alabar qué gobierno, si es panista, priista o en este caso morenista, es más eficiente en la aplicación de las vacunas, sino de decir las cosas como son y hasta ahora el actual gobierno ha sido totalmente ineficaz para inocular con orden, en tiempo y forma a la población hasta alcanzar a la brevedad la inmunidad de rebaño.
No se trata incluso de tener el presupuesto suficiente, el gobierno lo tiene, pero prefirió desmantelar todo el entramado institucional de asistencia social, para dar paso a la nueva política social que en el fondo no busca abatir la pobreza, de hecho ha sido al contrario con el incremento de 10 millones de más pobres en la administración de AMLO, sino de mantener los subsidios a grupos de la población ociosos que viven de esas dádivas del dinero público que proviene en buena parte de los impuestos y de la deuda que ha contraído el gobierno de López Obrador.
Las vacunas que hasta el momento se han aplicado en el país ni siquiera se han comprado, sino que se tratan de donaciones de las farmacéuticas y en el más reciente lote que llegó de Oxford- AztraZeneca, se trata de una generoso gesto del gobierno de India.
Se habla de millones de vacunas que están a disposición del país, pero en realidad, no se conoce la información relativa a la compra del antígeno porque el gobierno de AMLO la reservó para los próximos cinco años.