miércoles, diciembre 25, 2024
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OPINIÓN- Arturo Sandoval: «No ha existido un día en que no me duela Cuba»

La crueldad, la maldad y el alcance de los tentáculos de una dictadura son incalculables, abusivos y destructivos. No podemos obviar una buena cantidad de aliados socialistas y comunistas que defienden, colaboran y aprueban los desmanes de un régimen opresor.
El destierro duele, y mucho.
Les cuento que cuando uno tiene la posibilidad de escapar de una isla controlada absolutamente por una dictadura de corte comunista, y reside a noventa millas en otro país, ¿podría pensar que se libró de ella? Pues no sucede así. Allí donde quiera que vivas, seguirás recibiendo el odio, la envidia, el acoso y, sobre todo, el dolor de ver tu país de origen sufriendo tremendamente y sin esperanzas de un futuro mejor, y también recibir insultos y falsos testimonios sobre tu persona por el mero hecho de desprestigiar tu imagen, oportunidad que nunca desaprovechan.
Por 31 años he vivido fuera de la isla y no ha existido un día en que no me duela Cuba. La dictadura me declaró «traidor» a la patria por la sencilla razón de no poder soportar tanta opresión, y por ende mi figura, mi música, mis videos y mi legado fueron borrados y prohibido ni siquiera mencionar mi nombre.
Estoy muy agradecido a los Estados Unidos por tantas muestras de cariño, el apoyo recibido por esta gran nación que me abrió los brazos y me ofreció todo tipo de oportunidades; nunca lo olvidaré. Pero qué triste es sentir que no tienes detrás a tu país de origen y a tu pueblo apoyándote y sintiendo orgullo por tus logros. Eso no sucede en los países libres y democráticos. Sus ciudadanos pueden vivir donde deseen y siempre tendrán el apoyo y el reconocimiento de su patria natal.
Después decidí alejarme físicamente a 3090 millas, y fue peor, sentí la isla más lejos físicamente, pero más cerca del corazón.
¿Qué saben de esto los que no han sufrido una experiencia similar?
Todo lo que he hecho en mi vida es hacer música por 60 años ininterrumpidamente, y nunca he negado mi procedencia ni mi país natal. Cuánto me habría gustado no tener que escapar y recibir algún tipo de reconocimiento por el país que me vio nacer.
Sigo con atención lo que acontece en la isla y no puedo evitar el sufrimiento que esto conlleva. Sueño con ver al pueblo de Cuba sonriente y recobrando la fe en un futuro mejor.
Fuente: Diario las Américas
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