Sin duda alguna que Alfred Hitchcock, el maestro del suspenso de los años 60, tendría un extenso material argumentativo para sus obras, si estuviera vivo y viviera en Venezuela por estos tiempos. El último capítulo de la saga de esta pesadilla interminable en que se ha convertido la vida de los venezolanos, bajo el régimen de usurpación que pretende controlar sus existencias, comienza con una certera, oportuna y sorpresiva propuesta de diálogo de Juan Guaidó al régimen de
Maduro, defendiendo una salida electoral y democrática para la salvación de la República: Una acción cuyo primer efecto fue avivar diferencias entre los altos funcionarios chavistas y reposicionar estratégicamente al gobierno interino.
Una pieza de video fresca, al mejor estilo Obama, muy bien estructurada, tanto en su puesta en escena como en su narrativa, nos presenta un Guaidó seguro y sereno convocando a la unificación de todos los sectores venezolanos: “Llamo a todos a unificar esfuerzos en torno a este
Acuerdo de Salvación
Nacional con la comunidad internacional que es la que hoy puede garantizar soluciones reales a esta crisis en Venezuela. El camino actual que eligió la dictadura, de soberbia, el mismo que eligió en el 2018 y en el 2020, sólo profundizará la crisis, su aislamiento internacional, las imputaciones por terrorismo, narcotráfico, violaciones de derechos humanos, los señalamientos por crímenes de lesa humanidad y con eso a los actores del régimen. Venezuela necesita un Acuerdo de Salvación Nacional. Acuerdo que debe darse entre las fuerzas democráticas representadas por el gobierno interino, la Asamblea Nacional y la plataforma unitaria; los actores que conforman y sostienen al régimen; y la comunidad internacional, especialmente las potencias internacionales”, propuso el presidente interino. Un elemento crucial en la declaración de Guaidó es el haber introducido la idea clave, expresada de manera simplificada, de “cambiar sanciones por condiciones electorales”.
Abruptamente el debate interno sobre unas elecciones parciales, que no consideran el tema central del cese de la usurpación presidencial promovidas por el régimen, cedió su espacio a una eventual negociación, incluyendo a la comunidad internacional, que despejara el camino para una solución de fondo a la pavorosa crisis venezolana que se ha convertido en un tema de seguridad regional.
El anuncio quedo congelado, patitieso, ante el sorpresivo, inclusivo y estratégico anuncio de Guaidó, cuya propuesta de negociación se enmarca en un “Acuerdo de Salvación Nacional” que incluye la celebración de elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales con participación de todos los sectores, chavistas y antichavistas, así como la observación y respaldo internacional, también incluye la entrada “masiva” de ayuda humanitaria y vacunas contra el coronavirus, sin ningún tipo de restricción ni discriminación.
Al mismo tiempo, la propuesta de diálogo de Guaidó con el régimen de Maduro generó iracundas reacciones e incitó la aparición de ocultas diferencias entre los altos funcionarios chavistas; mientras que el dictador Maduro y su ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, vieron con buenos ojos la idea de sentarse en una mesa con la cúpula opositora; el presidente de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez; y el ex presidente de la misma y hombre fuerte del régimen, Diosdado Cabello, criticaron con dureza la iniciativa; un escenario que reposiciona significativamente a Guaidó en el tablero de juego de poder y defenestra las iniciativas “alacranas” y esos grupos que lo adversan sin justificación, al colocar la situación de “empate catastrófico” entre la dictadura y las fuerzas de la resistencia democrática.
Desde VenAmerica saludamos la iniciativa del presidente interino Guaidó. La misma está , acorde con la tesis que hemos venido sosteniendo en relación de promover un pacto unitario que evite la disolución y la pérdida de Venezuela, de allí que nuevamente incitamos a todos los venezolanos amantes de la patria, a sumar esfuerzos para lograr consolidar un movimiento nacional que se avoque a la tarea de enterrar el miedo, la división y el odio, la diatriba estéril y personalista y la obcecada ambición de poder, para acumular energía y esfuerzos que nos permita recuperar juntos la democracia y la libertad en nuestro país.
Fuente: Diario las Américas