No solo como hombre, sino también como artista, me preocupa todo lo concerniente a lo que nos afecta directa o indirectamente.
Me duele ver a alguien sufrir, saber de un niño que se acuesta sin comer. Me duele ver muchas personas sin trabajo ni hogar viviendo en las calles. Me duele ver a la gente en Cuba, mi país de origen, sufriendo una frustración interminable y desesperada, por tanta crueldad, miseria y opresión, sin libertades de ninguna índole. También me duele saber de alguien que se suicida por no haber tenido motivación en la vida y por no haber encontrado un oído receptivo, ni un hombro donde compartir sus penas.
La indolencia bien puede considerarse como ausencia de sensibilidad y empatía.
El odio, el racismo, la división y la manipulación de la información de seres deleznables con intenciones macabras, han creado desilusión en muchas personas, y es menester mantenernos alertas y defensivos ante todo lo que nos afecte y destruya nuestros sueños.
Fuente: Diario las Américas