El abogado e historiador Enrique Aristeguieta Gramcko asegura que su país todavía tiene suficientes medios económicos para propiciar y financiar movimientos de extrema izquierda
MIAMI. – “Venezuela es una colonia de Cuba y eso lo sabemos. Es la primera vez en la historia que un país como Cuba, hambreado y depauperado, se apodera de uno de los países más ricos del continente y lo convierte a su imagen y semejanza, lo transforma en un país en ruinas. Pero todavía hay riqueza suficiente para darle a los cubanos y fomentar sus ideales en la región. Por lo que La Habana no va a permitir que Caracas cambie de mano”.
Así lo afirma el historiador y analista venezolano Enrique Aristeguieta Gramcko quien esta semana cumple 88 años por lo que no duda en asegurar que conoce los procesos políticos ocurridos en Venezuela, desde tiempos de Juan Vicente Gómez, quien gobernó Venezuela con métodos autoritarios desde 1908 hasta su muerte en 1935.
“Tengo el recuerdo muy claro de cuando murió Gómez, nos asomamos por la ventana, en mi casa de Puerto Cabello, para apoyar a Eleazar López Contreras, quien imprimió un cambio radical al Gobierno. Crecí en un hogar donde la política era importante”.
Durante una entrevista concedida a DIARIO LAS AMÉRICA Aristeguieta Gramcko analiza cómo el avance de la izquierda radical se ha convertido en una amenaza para la democracia, especialmente para los países hispanoparlantes.
“Con lo que ocurre en Colombia hay que aplicar mano dura. Hay que aplicar lo que dice la ley. Hoy en día, después de todo lo que he vivido y toda la historia que he leído, he llegado a la conclusión de que a la extrema izquierda no se le puede permitir participar en el juego electoral de los partidos democráticos. Es como cuando hay un campeonato de futbol, pero el día que gane ese equipo se acaban los campeonatos porque él se declara campeón para siempre. Cuando llega la extrema izquierda no hay más elecciones, entonces por qué darle la oportunidad de que lleguen por la vía electoral. Que tomen por asalto el poder, si pueden. Hay que tomar conciencia de esto”.
Para Aristeguieta Gramcko es lamentable que Venezuela se haya convertido en un foco de contaminación para toda la región, porque, aunque las instrucciones vienen desde La Habana, Venezuela se encuentra en una posición estratégica en el continente.
“La nación caribeña todavía tiene suficientes medios económicos no para que el pueblo viva mejor, sino para estar propiciando estos movimientos de extrema izquierda. Colombia está a punto de caer, si no hay una reacción fuerte de su presidente. El Perú está a punto de caramelo y Chile también está en riesgo. Cuando el gobierno aplica la ley y los reduce en sus excesos entonces vienen las protestas. Porque ellos son delicadísimos y no se pueden tocar ni con el pétalo de una rosa. No puede ser. La democracia se tiene que saber defender. La democracia no debe permitir que todo el mundo haga lo que le da la gana, hasta llegar al punto de hacerla desaparecer”.
El politólogo exhorta a los países vecinos a que sean realistas y analicen la historia y lo que está ocurriendo. “La izquierda es un peligro. Al parecer la experiencia de Venezuela no ha sido suficiente. Y por más que están llenos de venezolanos que han huido desesperados, siguen votando masivamente por la izquierda. La América hispano parlamente deberá tomar medidas muy duras para evitar que peligre la democracia. Desde que cayó Venezuela esa amenaza se quintuplicó. Cuba pone el cerebro y Venezuela pone los reales”.
Sin posibilidad democrática
Para el analista está claro que el régimen de Nicolás Maduro no dejará el poder por la vía electoral. “Recién leí un mensaje de Jorge Rodríguez en el que decía que la revolución está por encima de todo. Hay que recordar lo que decía Hugo Chávez, cuando hablaba de desnudos, descalzos, muertos de hambre, pero con revolución. Por qué seguir creyendo que ellos van a dejar la posibilidad abierta que lo saquemos electoralmente”.
Recuerda que esa posibilidad la vivió en Nicaragua, cuando el gobierno de Daniel Ortega aceptó ir a elecciones y Violeta Chamorro ganó la presidencia. “Había una situación muy diferente porque en Venezuela estaba gobernando otro presidente. En Nicaragua había una oposición frontal contra Ortega y había un movimiento contrarrevolucionario en Honduras, en la frontera. También un presidente en los Estados Unidos que tenía prensado a esta gente”.
Asegura que la izquierda aprendió la lección y más nunca van a correr ese riesgo. “En Venezuela la oposición ganó la Asamblea Nacional y mira las cosas qué ocurrieron. Ellos no dejarán que por elecciones le quiten el poder”.
Apoyo externo
A juicio del historiador, sin un apoyo externo es muy difícil que Venezuela salga de la dictadura. “Lo digo con tristeza, pero con realismo. Salimos de la dictadura de Perez Jiménez porque contábamos con la fuerza suficiente para sacarlo, de lo contrario no sale. Y estos (chavismo) están más pegados que una garrapata. Sacarlos sería más difícil, pero necesitamos fuerza interna y ayuda externa. Solo no podemos, porque estos han desmantelado al país y han desmantelado las Fuerzas Armadas”.
Asegura que prueba de ello es lo que ha ocurrido en el estado Apure, donde en enfrentamientos con los grupos paramilitares de la zona y las Fuerzas Armadas de Venezuela han fallecido un número indeterminados de soldados jóvenes. “Eso se ha quedado así y no se debe quedar así. Las Fuerzas Armadas están muy golpeadas. Adentro de lo que queda tiene que haber mucha gente que esté disgustada con eso. Lo de Apure es muy grave. han hecho el ridículo al precio de una pila de muchachos muertos vilmente asesinados y todavía no se sabe quién es el responsable de esa operación. Eso se ha silenciado”.
Fuente: Diario las Américas