sábado, septiembre 21, 2024
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Perú: Reñido balotaje presidencial, donde cada voto cuenta

Días después del cierre del balotaje presidencial en Perú, la diferencia de votos entre la candidata derechista Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo es mínima.
Según los conteos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con un avance del 98.338% del proceso, Fujimori sumaba un 49,79% y Castillo 50,20%.
El candidato presidencial de izquierda, Pedro Castillo, se presenta como ganador del ajustado balotaje del domingo en Perú, donde un escrutinio a cuentagotas 48 horas después sigue sin arrojar vencedor oficial, aunque el profesor rural se impone con 50,20% de los votos sobre la líder derechista Keiko Fujimori con 49,7%.
En un mensaje ante seguidores en la sede de su partido Perú Libre en el centro de Lima, Castillo dijo que sus observadores dan por contada la victoria presidencial en segunda vuelta, instó a sus seguidores a no caer en provocaciones e incluso agradeció saludos «por su victoria» enviados por países de América Latina.
«Seremos un gobierno respetuoso de la democracia, de la Constitución actual y haremos un gobierno con estabilidad financiera y económica», dijo Castillo la noche del martes desde un balcón ante cientos de seguidores.
«Quiero expresar a nombre del pueblo peruano a las personalidades de diferentes países que hoy en la tarde han venido expresando el saludo al pueblo peruano», agregó en alusión a mensajes de «embajadas y gobiernos de América Latina y de otros países».
La contienda sigue abierta, según fuentes del órgano electoral (ONPE).
Como en las tres últimas elecciones presidenciales en Perú, casi tan ajustadas como la actual, el conteo oficial demora a la espera de los votos de las zonas rurales, selváticas y del exterior, donde están registrados un millón de electores.
En el exterior, Fujimori consigue hasta ahora el 66,48% de los sufragios frente al 33,51% de su rival, con el 89,47% de estas mesas escrutadas.
Pero «remontar esa diferencia va a ser muy difícil, deben quedar más votos por contar en Perú que en el extranjero», dijo a la AFP el analista Hugo Otero.
El analista alude a que la ONPE todavía debe contabilizar poco menos del 2% de las mesas de sufragio de Perú, la mayoría de zonas remotas que pueden aportar a Castillo más votos que los que faltan del exterior.
«Creo que Castillo va a ganar, pero hay que esperar hasta que la ONPE dé el resultado oficial», expresó Otero.
Al cierre de la votación el domingo, la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori lideraba el conteo de votos pero a medida que avanzó el conteo Castillo le fue pisando los talones hasta aventajarla por décimas -hasta con más de 100.000 votos de diferencia el martes en la noche.
Fujimori denunció el lunes «indicios de fraude» después de que Castillo la sobrepasó.
La ONPE niega la posibilidad de fraudes, lo mismo que la Misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) que calificó el proceso de normal y transparente.
«Miente, miente, más de lo mismo: El Fujimorismo», tituló un comunicado del partido de Castillo emitido la madrugada de este miércoles donde señala que «no es un secreto la vieja práctica del fujimorismo sobre fraudes electorales».
Entre otras cosas el partido de Castillo recuerda «la venganza de la señora Keiko Fujimori por no aceptar los resultados en el año 2016», cuando ella perdió ante Pedro Pablo Kuczynski por estrecho margen (50,12% vs 49,88%). Aquella impugnación de actas de la ONPE tardó siete días en declarar a su rival oficialmente Presidente de Perú.
Mientras los partidarios de Castillo empiezan a cantar victoria, unos 200 seguidores de Fujimori, en su mayoría de las clases media y altas de Lima, se congregaron el martes en la tarde frente a la sede de la ONPE para denunciar «fraude».
La incertidumbre se acentúa en un país sumido en convulsiones políticas que condujeron a tener cuatro presidentes desde 2018, tres de ellos en cinco días de noviembre pasado.
Según la oficina de la ONPE para el exterior, tres países concentran casi al 60% de los electores peruanos: Estados Unidos, Chile y España.
Como el 64% de las mesas de Estados Unidos y el 81% de las de Chile ya están contabilizadas, el destino de Fujimori depende en buena medida de España, donde podían votar 152.000 peruanos, pues solo se ha escrutado el 3% de estas mesas.
Tres de cada cuatro peruanos apoyaron a Fujimori en Estados Unidos y en Chile obtuvo el 56% de los votos frente al 44% de Castillo.
En Perú el escrutinio ha dejado en evidencia que en esta contienda no solo hay una pugna política, sino también entre Lima y el «Perú profundo», postergado por siglos y muy golpeado por la recesión económica causada por la pandemia.
En la región andina de Cusco, la antigua capital del imperio inca, Castillo conquistó el 83% de los votos, y en Puno, a orillas del lago Titicaca, el 89%. En estas zonas predominan las poblaciones quechua y aymara, respectivamente.
El candidato izquierdista aumentó este martes su ventaja en el escrutinio del balotaje presidencial del domingo en Perú sobre su rival derechista Fujimori, según el cómputo oficial.
Castillo tenía 50,31% de los votos sobre 49,68% de su adversaria, tras escrutarse hacia las 20h00 locales (01h00 GMT del miércoles) el 96,7% de las mesas de sufragio, pero la contienda sigue abierta, según fuentes del órgano electoral (ONPE).
La ventaja del maestro de escuela rural es ahora de más de 107.000 votos sobre Fujimori, mientras que ocho horas antes era de 70.000, según la ONPE.
«Ahora las impugnaciones [de actas de mesas de votación] pasan a ser cruciales» para decidir la elección, dijo a la AFP la politóloga peruana Jessica Smith.
Fujimori denunció el lunes «irregularidades» e «indicios de fraude», luego de que su rival pasara a encabezar el escrutinio.
En línea con su líder, unos 200 manifestantes fujimoristas se congregaron la tarde del martes a protestar contra el «fraude» afuera de la sede de la ONPE en Lima.
«Queremos justicia, que se respete el voto de los ciudadanos peruanos», dijo a la AFP Ileana Chávez, quien alzaba una pancarta que decía «no al comunismo disfrazado».
La ONPE niega la posibilidad de fraudes, así como también la presidenta de la Asociación Civil Transparencia, Adriana Urrutia, que indicó al diario El Comercio: «No hay ninguna evidencia que nos permita hablar de fraude electoral».
Mientras se alarga el suspenso, Castillo pidió en Twitter «estar atentos para defender la democracia que se expresa en cada uno de los votos, dentro y fuera de nuestro amado Perú».
Zonas rurales
La esperanza de Fujimori está en los votos del exterior, donde estaban habilitados para sufragar un millón de los 25 millones de electores peruanos, y que demoran en ser contabilizados.
El partido Perú Libre de Castillo pidió en un comunicado a la ONPE que «cuide la correcta protección de los datos de los votos, al procesarlos y publicarlos».
En el exterior, Keiko consigue por ahora el 66,19% de los sufragios frente al 33,8% de su rival, con el 56,8% de estas mesas escrutadas, una diferencia de 61.000 votos sobre Castillo.
Sin embargo, todavía falta que se cuenten también casi el 2% de las mesas de sufragio de Perú, la mayoría de zonas rurales y selváticas, donde Castillo cosecha más votos que su rival.
A nivel nacional, el domingo votó el 75% de los electores registrados, más que el 70% de la primera vuelta, en abril.
El balotaje parece lejos de ponerle fin a las convulsiones políticas del último quinquenio, que condujeron a Perú a tener cuatro presidentes desde 2018, tres de ellos en cinco días de noviembre de 2020.
Conteo con vigilias
La misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) enfatizó, antes de la denuncia de Fujimori, que el escrutinio se realizó «de acuerdo a los procedimientos oficiales» y respaldó el trabajo de la ONPE.
«Si Keiko gana, cómo va a justificar su triunfo si ha denunciado fraude», cuestionó ante la AFP el analista Hugo Otero, exasesor del difunto expresidente Alan García.
«Estamos pasando por un momento de incertidumbre y expectativas, pero lo que espera el país es que se confirme que los resultados de la votación son aceptados por los candidatos», apuntó Otero.
Fujimori, de 46 años, casada y con dos hijas, podría convertirse en la primera presidenta de Perú, meta para la que ha trabajado 15 años desde que asumió la tarea de reconstruir desde las cenizas el movimiento político de derechista populista fundado por su padre en 1990.
Pero perder ante Castillo no solo le significaría su tercera derrota en un balotaje. Tendrá que ir a juicio con riesgo de terminar en la cárcel, porque la fiscalía la investiga por el caso de los aportes ilegales del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, un escándalo que salpicó además a cuatro expresidentes peruanos. Ya estuvo 16 meses en prisión preventiva por esta causa.
De su lado, el maestro de Cajamarca (norte) de 51 años, que salió del anonimato hace cuatro años al liderar una huelga del magisterio, sería, de vencer, el primer mandatario peruano sin lazos con las élites política, económica y cultural.
El nuevo presidente asumirá el poder el 28 de julio en un país que registra la mayor tasa de mortalidad del mundo por la pandemia, con más de 186.000 muertos entre 33 millones de habitantes.
Promesas
Ambos candidatos prometen vacunar contra el nuevo coronavirus a toda la población y son conservadores en temas sociales. Se oponen al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Paul Pérez, de 45 años, se mostró resignado. “Los peruanos estamos acostumbrados a este tipo de decisión, de quedarnos con dos opciones, que dejan mucho que desear”. Por su parte, Felipa Yanacris, de 61 años, dijo que buscaba el cambio. “Estamos esperando hace 30 años… nosotros desesperadamente queremos cambio”, indicó la mujer.
“El Perú es un caso de éxito en crecimiento económico, pero, a su vez, de no éxito de un crecimiento social e incluyente”, dijo al diario capitalino El Comercio Santiago Levy, exvicepresidente de sectores y conocimiento del Banco Interamericano de Finanzas.
El virus provocó 10 millones de pobres que viven con menos de tres dólares por día, decenas de miles de negocios quebraron y hay más de 185.000 muertos, cifra que casi triplica las víctimas del conflicto armado entre el grupo terrorista Sendero Luminoso y los uniformados entre 1980-2000.
La hija de Fujimori también promete 2.500 dólares a cada familia con al menos un muerto por COVID-19. Asegura que repartirá 40% de un impuesto por la extracción de minerales, petróleo o gas a familias que viven cerca de esas áreas extractivas.
Castillo ofrece de forma adicional, renegociar los contratos con multinacionales que extraen minerales, gas y petróleo en busca de más ingresos estatales. También asegura que cobrará deudas al fisco de poderosos grupos empresariales que suman más de 2.400 millones de dólares.
Fuente: Diario las Américas
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