Los dólares escasearán en Cuba a partir del próximo 21 de junio por orden del régimen cubano. La dictadura castrista activó una resolución que establece la suspensión temporal de los depósitos bancarios en la divisa estadounidense.
La medida “errónea e injusta bloquea al pueblo cubano y atenta de forma directa contra los intereses de los más desfavorecidos”, reseñó el portal Cubanet.
A pesar de las críticas, lamentablemente, la disposición está ahí. No se extraerán de los bancos y en caso de recibirlos será exclusivamente en pesos cubanos o en “un certificado de depósito de dudosa legalidad. Una especie de corralito financiero que para muchos significa perderlo todo”.
El objetivo es claro: se pretende controlar y drenar las remesas en dólares que envían las familias, para desviarlas a las empresas del conglomerado militar GAESA, la Seguridad del Estado y el agujero del déficit fiscal que no para de crecer.
Sin embargo, los voceros del régimen atribuyen la medida al embargo o “bloqueo” de Estados Unidos y la “campaña de hostigamiento” contra Cuba. Esto no es novedad. La misma campaña y discurso ha sido aludido por décadas de la mano de la dictadura, ahora bajo la batuta de Miguel Díaz-Canel pero con la venia del castrismo.
De hecho, el equipo diplomático de Cuba presentará un dosier ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) para movilizar el voto contra Estados Unidos. Otra táctica más que aviva su retórica contra la nación norteamericana.
Liquidez para la deuda
En esa decisión que parece deliberada hay un fondo oscuro: las arcas del castrismo están vacías. Y es, precisamente, esa falta de recursos el detonante que dio paso a la imposición de la medida que coincide con el fracaso del régimen en las negociaciones de la deuda externa con el Club de París.
Ya el tiempo de las contemplaciones se acabó. Cuba firmó en 2015 un histórico acuerdo con el Club de París, que le condonó 8500 millones de dólares de una deuda total de 11000 millones. Esto no fue gratuito. Existió también un compromiso de pagar en plazos el importe restante hasta 2023.
Esto no sirvió de nada. La Habana incumplió parcialmente sus obligaciones en 2019 y el año pasado se declaró incapaz de asumir la cuota de 200 millones.
El régimen cubano intentó gestionar una moratoria de dos años y, además, solicitó eliminar intereses por los retrasos como lo hacen las naciones africanas, pero hasta ahora solo trasciende que el organismo aceptó un año con la posibilidad de renegociar.
Un pretexto
Culpar al presunto embargo o “bloqueo” de Estados Unidos de estos resultados no deja de ser una infamia. Si Cuba pagase a sus acreedores en tiempo y forma tendría un escenario menos complejo. Es una falsa ilusión o parte de «la diplomacia en pandemia» hablar de renegociar, si se considera que Cuba este año prevé un déficit fiscal equivalente al 18 % de su PIB, que en 2020 ya se contrajo un 11 %.
Ricardo Cabrisas, viceprimer ministro de Cuba y principal negociador de la deuda externa, y Emmanuel Moulin, director general del Tesoro y presidente del Club de París, deben estar claros en que “el abismo está cerca”.
No lo pueden esquivar. Por primera vez, en años, perciben el rechazo y aislamiento internacional de las naciones democráticas de la Unión Europea, que en su Parlamento aprobaron una resolución contra las violaciones de derechos humanos en la isla para condenar “enérgicamente la existencia de presos políticos, la persecución política persistente y permanente, los actos de acoso y las detenciones arbitrarias de disidentes en Cuba” e instaron a establecer reformas jurídicas para garantizar las libertades de prensa, asociación y manifestación.
Un pase de factura
Cerrar el grifo de los dólares en la isla también califica como una nueva represalia comunista en contra de Estados Unidos, por vigilar “las operaciones de los magnates de verde olivo al frente de los negocios internacionales del régimen”.
Congelar las divisas norteamericanas en el sistema bancario y financiero cubano cuando son la única vía de los cubanos para acceder a las tiendas donde reciben tarjetas en moneda libremente convertible (MLC).
La situación obligará a ensayar fórmulas nuevas al margen de la legalidad. Una medida que sin duda incrementará el mercado informal, porque la resolución no prohíbe que las cuentas en dólares se sigan alimentando por medio de transferencias, ni afecta a la operatoria de los depósitos en efectivo de otras divisas libremente convertibles aceptadas en Cuba, las que continuarán sin ninguna limitación.
Mentiras bancarias
El tiempo sobrará para idear opciones alternativas de compra-venta de dólares. Es un escenario a corto plazo, pues la medida se mantendrá, al menos hasta que se eliminen las restricciones que impiden el funcionamiento de los procedimientos de exportación de la moneda estadounidense.
Con ese chantaje político con aires de justificación se lanzó la disposición que ya es oficial. El Banco Central de Cuba ya lo estuvo propagando en Twitter. Desde allí, en sus pronunciamientos, se perciben ciertas manipulaciones.
«La realidad es que las entidades de la economía cubana mantienen cuentas en todos los países, realizan todo tipo de transacciones que se necesitan y no existe límite alguno para ello, excepto en Estados Unidos”, informó Cubanet.
Además, es falso argumentar que a Cuba le resulta difícil encontrar instituciones bancarias o financieras internacionales dispuestas a recibir, convertir, tramitar o procesar el efectivo en moneda estadounidense, como resultado de los efectos extraterritoriales del “bloqueo” y de las medidas adicionales adoptadas por Estados Unidos.
“Hay desconfianza de las entidades financieras y tiene mucho que ver con los impagos de la deuda, que echan por tierra la credibilidad y la confianza de la economía”. Eso no lo dice la cúpula comunista.
Fuente: PanamPost