jueves, noviembre 14, 2024
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Economía de Nicaragua: «Lo único que le queda al país son las remesas»

«Los datos económicos, sociales y políticos de Nicaragua revelan una situación francamente preocupante: con una economía en declive, una bajísima credibilidad en las elecciones presidenciales del 7 de noviembre, con un solo candidato -que es el mismo Daniel Ortega- y una mayor diáspora tras las  detenciones de sus contrarios», dice a DW Ramón Casilda Béjar, economista y coautor del último informe sobre América Latina del Banco Mundial, a publicarse el próximo mes de julio.
Casilda agrega que lo que queda del tejido empresarial en Nicaragua es muy frágil, ya que está compuesto, sobre todo, por microempresas, en un país en donde más del 60% del empleo es informal. Así, «lo único que le queda al país son las remesas de sus emigrantes y exiliados”, subraya Casilda Béjar.
¿Por qué llegó Nicaragua a este nivel de deterioro político, económico y social? «A pesar de que el régimen lleva endureciendo las medidas represivas desde 2018, el mundo se hizo el distraído”, dice a DW Désirée Reder, investigadora del Instituto Alemán para Estudios Globales y regionales (GIGA), con sede en Hamburgo, y recuerda que «entre 2018 y 2021 organismos internacionales y diversos países han emitido 26 sanciones contra individuos, empresas o instituciones cercanas al Gobierno de Ortega”.

Alemania cesó cooperación bilateral, pero no humanitaria

A esas sanciones se suma el hecho de que agencias de cooperación para el desarrollo, como la alemana GIZ, han cesado su trabajo bilateral. «La violenta represión de las protestas de los nicaragüenses llevó a ese cese en 2018, aunque Alemania no lo dijera expresamente”, apunta Reder, quien agrega que, no obstante, «Alemania sigue aportando a proyectos que benefician a la población a través de la Unión Europea y el Banco Mundial, además de que la ayuda entre ciudades hermanas continúa”.

Nicaragua en primera persona

En ese contexto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Unión Europea (UE) y España le cerraron primero el grifo de dinero a Nicaragua, secundados por Alemania y Luxemburgo. El efecto de las sanciones económicas empero, ha sido más que «desilusionador”, lamenta en DW Reder, experta en Gobernanza y Política Pública de la Universidad bávara de Passau. Es más, prosigue la investigadora, «algunos sancionados se burlaron de las medidas llamándolas incluso una ‘condecoración’, mientras el Gobierno de Ortega y Murillo las usó en su estrategia, contando la leyenda de una supuesta conspiración imperialista que atentaba contra la soberanía de Nicaragua”.

¿Un callejón sin salida?

¿Se puede dar el lujo Daniel Ortega de perder financiamiento de obras para la población? «La verdad, no. Más de la mitad de la población de Nicaragua vive por debajo del umbral de pobreza, la cual, debido a la pandemia y a la destrucción causada por los últimos huracanes, se ha incrementado en dimensiones sobre las que aún no hay cifras”, explica la especialista.
Un callejón aparentemente sin salida, también para la comunidad internacional. Pero ¿cómo encontrar la salida? «Primero, la comunidad internacional debe reconocer que en Nicaragua -ya desde 2014- ha estado pasando algo que no debe pasar, y actuar en consecuencia”, pide la investigadora Désirée Reder, quien «cree que además, hay que seguirle apretando el grifo de dinero a los responsables del desmonte de la democracia en Nicaragua”, y recomienda a la comunidad internacional «escuchar de viva voz a los nicaragüenses”.

Las remesas no pueden sostener a un país

Por lo pronto, los nicaragüenses emigrados o exiliados de su país pasan a engrosar el grupo que que envía dinero para que sus familias puedan sobrevivir. Entretanto, de los 6,47 millones de nicaragüenses, alrededor de un millón se ha ido, o ha tenido que huir de su país.
¿Pero puede un país vivir de las remesas? Las remesas «son una tabla de salvación para algunas familias en situación de precariedad, como en Venezuela, pero en la macroeconomía no son la solución”, dice a DW el profesor de Inversiones e Internacionalización en la Escuela Diplomática en la Universidad de Alcalá, España, Ramón Casilda Béjar. «Un país no puede crecer ni desarrollarse con los envíos de los exiliados, porque el dinero va al consumo doméstico”, explica el economista. A su juicio, «lo que falta es más presión política internacional, toda vez que Ortega mismo tiene el cuchillo puesto en la yugular de la economía de Nicaragua”.
Al final de todo, concluye el profesor Casilda Béjar, refiriéndose al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y a otros líderes populistas latinoamericanos: «Quienes dicen ser abanderados de los derechos sociales tienen que demostrar que han logrado que los trabajadores de sus países reciban el salario que merecen”. La economía de Nicaragua no sirve aquí de ejemplo.
Fuente: DW

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