lunes, diciembre 23, 2024
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OPINIÓN-Genaro Mosquera: Negociaciones y efectos políticos

La situación política de Venezuela se torna polarizada, se observan dos tendencias, la primera, integrada por los que deseamos el cambio de régimen de manera inmediata considerando entre muchas cosas, el efecto político y el impacto social de las acciones del régimen las cuales han afectado a la población y arruinado al país. La segunda tendencia, integrada por los que forjan una negociación y contribuyen a dejar vivo al sistema socialista fortaleciendo la estrategia de ir a una sociedad comunal. Se hacen cómplices de convertirnos en un país comunista. Impulsan directamente ir a elecciones fraudulentas cuya consecuencia son las de preservar las políticas del régimen, legitimarlo y claro, justifican sus acciones y aspiraciones con la tesis de levantamiento de sanciones internacionales, inmunidad, elecciones, conciliación y convivencia.
Nuevamente, dirigentes de la oposición oficial lanzan sus consignas de negociación contribuyendo a la supervivencia de los comprometidos y responsables del desastre nacional. Es casi insólito como personas de cierto nivel intelectual caen en la celada de defender públicamente unas elecciones amañadas y justifican el acercamiento a los secuestradores con argumentos no solo inconsistentes sino ilegales. Apoyan los planteamientos del régimen cuya función está cuestionada, no solo políticamente sino, incluso legal donde sus funcionarios principales son acusados de violación de los derechos humanos. Son requeridos por la justicia internacional por sus desmanes, crímenes de lesa humanidad y asociación con el crimen organizado.
No hay contraparte política efectiva o creíble ante el pueblo y los organismos internacionales, por lo tanto, hay que desarrollar con mucha claridad los objetivos operacionales de un movimiento cívico  integrado  por líderes verdaderos de la sociedad civil, para que sirvan de contraparte política, representativa, que sean un eficaz  transmisor de nuestras carencias, y aspiraciones democráticas y vengan acompañadas de una acción contundente y sostenida que estimule la presión popular para desplazar al régimen.
Se debe enfrentar la crisis actual con soluciones emergentes y recomponer al país con las mejores capacidades profesionales. No podemos alimentar la esperanza de gobernar sin un sistema electoral sin su previa revisión y ajustes necesarios, ni con los partidos políticos, pero que su subsistencia democrática deberá pasar por un enorme reacomodo para solventar el tema de su desconexión con la militancia y con el pueblo en general, de su complicidad con intereses particulares y la potencial recuperación del respaldo de la sociedad. Ello solo se resolverá cuando después de una revisión crítica para que sus seguidores vayan a elecciones verdaderamente democráticas y puedan elegir a los mejores de su propia visión y pensamiento ideológico,
Los planteamientos anteriores marchan en correlación directa con las aspiraciones de una Venezuela sedienta de libertad y opuesta a la forma como el socialismo se apoderó por tanto tiempo del país el cual se ha convertido en un protectorado de fuerzas extrañas a nuestra nacionalidad que va en búsqueda de la quimera de una patria grande pretendiendo imponer el comunismo a escala continental. Todo ello no altera el hecho de que los funcionarios burócratas de la llamada oposición oficial tiendan a arrodillarse hacia la izquierda y esto, tiene importantes implicaciones para la política, incluyendo a los que actúan al margen de la sociedad, que no rinden cuentas de sus actuaciones y mucho menos de los recursos financieros entregados por varios países y se hacen cómplices del sistema usando un díscolo lenguaje de oposición que no responde a la voluntad de la mayoría.
 
Esos dirigentes se hacen ostensiblemente ineficaces y  poco confiables, se alejan cada vez más de los objetivos del pueblo y solo desean permanecer dentro de la esfera y burocracia oficial, son incapaces del emprendimiento saludable y se conforman con algún cargo público –sin mando de ningún tipo–, pero estimulados por el aprovechamiento de su supuesta influencia en beneficio propio, tal como lo conceptualizan W. Niskanen y G. Tullock cuando demuestran que a ese tipo de  funcionario no le interesan los deseos del pueblo sino los de sus grupetes particulares y,  dan la espalda a las mayorías que apoyan al sistema democrático.
El régimen busca afanosa y complaciente su articulación con intereses internacionales vinculados al Estado profundo o al denominado globalismo, con la doble intención de no solo acompañar el apoderamiento de países democráticos sino de preservar sus propios intereses, de tal manera, que preservados estos, inducen a su bizarra militancia a potenciar desórdenes públicos para desestabilizar a las democracias vecinas la cual va entrenada y financiada para sembrar la semilla socialista, usando las muletillas de “la mala situación acompañados de una supuesta indignación, insatisfacción o incomodidad” apoyada en métodos violentos y la falsa argumentación de la falta de oportunidades, defensa del feminismo,  la raza segregada, promiscuidad, derecho al aborto, defensa de los llamados derechos de las relaciones de personas del mismo sexo y la denuncia de la brutalidad policial. Tofo eso con el objetivo principal es derrocar los gobiernos democráticamente electos para convertirlos en esclavos de los protectorados de países ávidos de poner los pies en América y entregarlos en manos del crimen organizado.
Hay una positiva esperanza, organicémonos para retomar la conducción democrática de un pueblo sufrido y expoliado cuya contribución será necesaria para reconstruirlo. Tenemos la responsabilidad ciudadana de potenciar la experiencia de nuestros dirigentes verdaderos para que nos conduzcan por el camino correcto. El país nacional clama por un gobierno de transición que la dirigencia tradicional no lo propicia despreciando las aspiraciones populares, centrando su discurso en el falso diálogo y en elecciones de dudosa instrumentación y transparencia sin haberse resuelto las deficiencias profusamente puestas de manifiesto. ¿Habrá personas con poder de mando que intenten abrirse paso en el tremedal venezolano y que tengan los riñones de enfrentar por la fuerza a los secuestradores de falsa nacionalidad venezolana?

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