sábado, noviembre 16, 2024
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López Obrador engaña a México con revocatorio que busca ratificarlo

¿Cuánto apoyo tiene hoy el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador? Es una interrogante que se despejará pronto si se concreta su propuesta de revocación de mandato. El Senado ya aprobó en una sesión conjunta de las comisiones de gobernación y estudios legislativos esta iniciativa que el mandatario promueve.
Con esta discusión, el poder legislativo abona el terreno que dejaría a AMLO con solo tres años de gestión. Sin embargo, la ejecución de la consulta depende de una petición firmada por el 3 % de los ciudadanos registrados en el padrón electoral. Tales cifras equivalen a 2.800.000 millones de mexicanos, distribuidos entre 17 estados.
AMLO juega en posición adelantada. La necesita, porque ya sus adversarios impulsan una iniciativa que busca solicitar el proceso comicial.  El Frente Nacional Anti AMLO (FRENAAA) tiene como fin recabar las firmas necesarias para ello.  A través de su cuenta en Twitter divulgan que el apoyo se colectará hasta el próximo 15 diciembre.

Una estrategia populista

En el trasfondo de esta aparente disposición del mandatario tabasqueño de medir su aceptación en las urnas, late la necesidad de mantener “el poder de agenda” con temas distractores de las acusaciones de corrupción en su entorno, indicó el diario Crónica.
Para el medio, los pasos del mandatario encajan con las estrategias típicas del populismo de recurrir a lo que se llama la democracia directa. De este modo se deja en un segundo plano, a la democracia liberal que equivale al método que permite elegir a los representantes en la Cámara de Diputados, en la Cámara de Senadores, en los Congresos estatales y en la alcaldías o municipios. Así AMLO sostendría el discurso de “combate contra la corrupción”.
La oposición considera la revocación como una medida para que López Obrador obtenga aún mayor popularidad. La senadora Xóchitl Gálvez del Partido Acción Nacional (PAN), lo expresa así en su Twitter.

Nada es seguro

Hasta ahora, AMLO parece seguro de su carisma y del respaldo de sus adherentes a pesar de que hace dos semanas no consiguió el respaldo en el plebiscito para «investigar y juzgar» a cinco antecesores en su cargo. Este movimiento implicó un costó de 26,5 millones de dólares para instalar un tercio de las 163.000 casillas electorales donde, según el conteo del Instituto Nacional Electoral (INE), solo llegó el 7,07 y 7,74 % de los votantes.
Quizá centra su mirada está en otros puntos. Por un lado, si se logrará que un 40 % de la población electoral participe en la revocación, el resultado probablemente favorecería, porque el sondeo de El Economista arroja un apoyo de un 58,3% a su figura. Un número que cayó por debajo del 50 % solo entre marzo y junio del 2020, en los inicios de la pandemia.
Por otro lado, tiene el buen sabor de las elecciones del 6 de junio —legislativas y locales— donde ganó 11 de las 15 gobernaciones. Aunque perdió la mayoría absoluta en el Congreso, sus legisladores fueron los más votados, pero “las cosas no están tan fáciles, puede perder”, vaticinó Crónica.

Pronóstico sin buen augurio 

Si ese fuese el caso, no operaría el artículo 84 constitucional cuyo contenido establece que: “en caso de falta absoluta del Presidente de la República, en tanto el Congreso nombra al presidente interino o sustituto, lo que deberá ocurrir en un término no mayor a sesenta días, el Secretario de Gobernación asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo.”
Los cambios constitucionales aprobados en el Senado de la República durante la primera quincena de octubre de 2019, establecieron un esquema diferente de sustitución en vista de que la revocación de mandato no supone “una falta absoluta del Presidente de la República”, sino más bien de una destitución.
En ese escenario, el Instituto Nacional Electoral —que tanto cuestiona— deberá encargarse de todo el procedimiento.

Lo probable

En la eventualidad de que López Obrador pierda el referéndum revocatorio, el presidente de la Cámara de Diputados asumirá el cargo de manera provisional. Dentro de los 30 días siguientes, el Congreso de la Unión expedirá, dentro de los diez días siguientes, la elección de presidente de la República que deberá concluir el periodo respectivo, debiendo mediar entre la fecha en que se expidió la convocatoria y la que se señale para la realización de la jornada electoral, un plazo no menor de siete meses ni mayor de nueve.
El así electo iniciará su encargo y rendirá protesta ante el Congreso siete días después de concluido el proceso electoral. Simplificando la norma, si Andrés Manuel López Obrador pierde el referéndum revocatorio en 2022, habrá elecciones presidenciales adelantadas y la oposición aún no lo asume.  Está en letargo.
La organización civil “Sí por México” ya llamó al PAN, Partido Revolucionario Institucional  (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD) para empezar a construir el camino con el propósito de tener un abanderado único pero para 2024.  Su reto ahora es maniobrar con un escenario donde López Obrador pierda la consulta prevista para marzo del año entrante.
La revocación de mandato como principio político se encuentra en la constitución mexicana desde diciembre del 2019, cuando el presidente López Obrador y la mayoría de MORENA en ambas cámaras del poder legislativo reformaron la carta magna mexicana. En dichas reformas se establece que el proceso de revocación solamente podrá ocurrir en los tres meses posteriores al tercer año de gobierno para cualquier presidente.
Fuente: PanamPost

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