lunes, diciembre 23, 2024
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Presidente de Paraguay aspira a culminar mandato con aplausos

El 15 de agosto de 2018, Abdo Benítez del partido Colorado juró como el presidente número 50 de Paraguay, una nación mediterránea enclavada en el centro de Sudamérica y con una población de 7,3 millones.
Benítez, un exsenador, empresario del sector de la construcción e hijo del fallecido Mario Abdo Benítez, ex jerarca de la dictadura de Alfredo Stroessner que gobernó Paraguay ente 1954 y 1989, se convirtió en presidente al conquistar al 46,44% del electorado y asumió el poder con la promesa de unir al país.

Poco antes de un año al mando, una coalición opositora solicitó al Congreso un juicio político contra el presidente, tras un acuerdo energético con Brasil, considerado perjudicial económicamente para Paraguay.
Abdo Benítez y su par brasileño Jair Bolsonaro dejaron sin efecto el pacto y el juicio político fue rechazado.
Sin embargo, este evento político desembocó en un desgaste de la imagen del presidente paraguayo, que en agosto de 2019 tenía un rechazo del 82,%, según una encuesta publicada por el diario local Última Hora.
Al inicio de la pandemia en 2020, Abdo Benítez consiguió un repunte en la aprobación ciudadana gracias a la rápida imposición de medidas de distanciamiento a la población y cierre de frontera y aeropuertos a fin de frenar la propagación del virus SARS-COV-2.
En julio de 2020 la aceptación de la gestión subió 76,7%, de acuerdo con una publicación de la agencia de noticias Reuters.
A partir de julio de 2020, los contagios crecieron en mayor ritmo, mientras la realidad económica de las familias paraguayas obligaba al Gobierno a flexibilizar las restricciones para el retorno paulatino a las actividades laborales.
La situación sanitaria se agravó en el primer trimestre de este 2021 cuando confluyeron una serie de factores. La mayoría de las familias carecía de recursos monetarios para la compra de medicamentos recetados para los internados con COVID-19, los hospitales públicos colapsaron y el plan de vacunación se inició con retraso.
Como medida de mitigación, el Gobierno implementó un subsidio de hasta 50 millones de guaraníes, equivalente a 7.299 dólares, para los familiares de los pacientes; y diversificó los proveedores para la compra de 10,52 millones de biológicos.
En 2020 Paraguay solo apostó por el mecanismo Covax para la compra de 4.279 millones de dosis. Ni el 10% de los biológicos adquiridos aún se suministraron al país.
Para la senadora opositora y exministra de Salud Esperanza Martínez hubo “falta de liderazgo” del presidente Abdo Benítez en la pandemia.
Martínez apunta que “todos los países, más allá del mecanismo Covax, hicieron arreglos bilaterales con los países productores o con las industrias productoras de vacunas. Los países de la región empezaron antes el plan de inmunización; la mayor parte de las vacunas aplicadas en Paraguay son de donaciones”.
Sin embargo, el ministro de Relaciones Exteriores, Euclides Acevedo, sostuvo que la alta demanda mundial obstaculizó la obtención de fármacos y vacunas [en esa nación] y aseguró que los inmunizantes donados llegaron gracias a las negociaciones de cooperación comandadas por Abdo Benítez con países aliados.
La crisis sanitaria desencadenó en otro pedido de juicio político contra Abdo Benítez. No obstante, fue nuevamente rechazado por la Cámara de Diputados, con mayoría del partido de gobernanza.
El presidente paraguayo reconoció errores en la gestión y pidió disculpas a la ciudadanía. Pero su aceptación otra vez decaía y tenía 78% de imagen negativa, acorde con el relevamiento del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) divulgado este agosto.
Paraguay contabiliza más de 15.000 fallecidos a raíz de la pandemia. El 30,29% de la población se encuentra inoculada con la primera dosis y el 17,67% completó el esquema de vacunación con un refuerzo.
Seguir creciendo
“El Paraguay va a seguir creciendo. Pero necesitamos un crecimiento económico más inclusivo, sacarle a nuestra gente de la pobreza, de la pobreza extrema, disminuir el desempleo, una movilidad ascendente y solamente con la cultura del trabajo vamos a construir ese camino. A la pobreza la vamos a derrotar con trabajo”, había dicho Abdo Benítez en 2018, en su primer discurso como presidente.
El crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) se desaceleró en 2019 con una subida de 0,2%, frente a 3,6% de incremento en 2018, según datos del Banco Central del Paraguay (BCP). Mientras que en 2020 se registró una recesión de 0,6% en coincidencia con la pandemia del COVID-19, aunque la previsión para este año es de un aumento de 4%.
Para el presidente del BCP José Cantero, el crecimiento económico proyectado será mayor que la caída de 2020. “El nivel de crecimiento se mantiene”, dijo al tiempo de comentar que el impulso se dará con mayor protagonismo en el sector privado.
Desempleo y pandemia
El desempleo igualmente aumentó, principalmente en la pandemia. En 2018 la desocupación alcanzaba 5,7%. En este 2021 la cifra subió a 8,1% y afecta a unas 306.200 personas, acorde con el informe del INE (Instituto Nacional de Estadísticas).
El instituto también reporta un aumento de la pobreza en Paraguay. En 2019 afectaba al 23,5% de la población y durante el primer año de la pandemia alcanzó 26,9%.
El director del INE Iván Ojeda sostuvo que el alza sería mayor si el Gobierno no brindaba ayuda económicas a las familias afectadas por las restricciones sanitarias adoptadas en la pandemia.
Los grupos criminales del norte del país, autodenominados defensores de los pobres, siguen aterrorizando a los pobladores. Entre julio y agosto de 2021, los bandidos asesinaron a tres militares a través de una mina y a dos policías y un guardia privado en una emboscada. Desde 1997 ya son 72 las víctimas fatales de estas organizaciones fugitivas, resguardadas en el monte.
Una de las bandas conocida como EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo) tiene secuestrado al ex vicepresidente Óscar Denis, al agente de policía Edelio Morínigo y al ganadero Félix Urbieta.
A diferencia de los tres anteriores presidentes, Nicanor Duarte Frutos, Fernando Lugo y Horacio Cartes, que en ejercicio en el poder se mostraron interesados en una reelección, Abdo Benítez mantiene su deseo de abandonar el palacio presidencial con aplausos al culminar su mandato como había manifestado en su primer discurso. La Constitución paraguaya prohíbe la reelección y se había planteado sin éxito -hasta el momento- eliminar esa limitación.
Le quedan dos años de mandato a Abdo Benítez y dependerá de su desempeño para salir del Palacio de López, como es su voluntad, con la frente en alto.
Fuente: Diario las Américas
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