Faltan dos meses para las elecciones municipales y regionales y la Mesa de la Unidad Democrática aún tiene a cuestas el reto de convencer a los ciudadanos, después de tres años de llamar a la abstención, de que participen en el proceso. Con importantes fisuras en evidencia, la coalición opositora intenta presentar candidatos unitarios para las alcaldías y gobernaciones.
¿Cerca de lograrlo?
Jesús “Chúo” Torrealba, exsecretario de la Mesa de la Unidad Democrática, afirmó a El Nacional que la oposición realmente está atomizada. Señaló que para los 3.082 cargos que se disputarán el 21 de noviembre el Partido Socialista Unido de Venezuela postuló a 3.082 candidatos, mientras que las fuerzas distintas al chavismo presentaron 67.000.
“La figura que hay que utilizar en esa situación no es división, la palabra división es estíptica para describir lo que está ocurriendo. La oferta electoral de la oposición está atomizada en una medida importante porque los partidos políticos están absolutamente en crisis”, afirmó.
Frente a esa realidad, agregó Torrealba, también está la desesperación de los dirigentes locales, organizaciones municipales y redes regionales que presentaron sus propios nombres y candidatos porque saben o intuyen que las estructuras partidistas no serán un vehículo para la expresión de los liderazgos autónomos.
El analista político Oswaldo Ramírez, director de ORC Consultores, no cree que haya desunión en la alternativa democrática en Venezuela.
Expresó a El Nacional que la mayoría de los partidos, en primer lugar, están terminando de definir sus estrategias de tierra —visitas casa por casa, contactos con los electores— y, en paralelo, definiendo sus estrategias de aire —propaganda, de spots de televisión, de campaña en redes—.
“Lo más importante que tienen los partidos en este momento son dos cosas: la primera es generar una narrativa importante que logre persuadir a los ciudadanos para que participen en la elección y la segunda tiene que ver con la pedagogía electoral”, indicó.
Partidos políticos “expropiado
El analista político Antonio de la Cruz, director ejecutivo de Inter American Trends, señaló que el gobierno de Maduro “expropió” las tarjetas de cuatro partidos políticos para entregárselas a los dirigentes que lo acompañaron en las elecciones parlamentarias del año pasado.
“Se las quitaron a los que estaban agrupados en el G4, que respaldan a la oposición del interinato. Creo que afectará de alguna manera los resultados porque se buscará el voto opositor, tanto por la tarjeta de la MUD como por los partidos que tienen las tarjetas de Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo”, manifestó.
Ramírez explicó que, para que los ciudadanos voten por “la tarjeta de la manito” se debe dejar en claro que hay partidos “secuestrados”, un hecho que puede generar confusión en los electores y provocar que la MUD pierda votos.
Divisiones marcadas
En el estado Miranda se había centrado la atención por la disputa entre los dirigentes David Uzcátegui (Fuerza Vecinal) y Carlos Ocariz (Primero Justicia), quienes no lograron un acuerdo aún cuando se midieron en encuestas para decidir la candidatura en esa entidad.
“El tema de Miranda es gravísimo. En la primera etapa, en los años 2001 y 2004, fue un estado clave para la reorganización de la oposición venezolana; el entonces gobernador Enrique Mendoza fue el elemento bisagra que permitió la articulación de diversos actores en una estructura llamada Coordinadora Democrática”, dijo Torrealba.
“Luego fue muy importante, para el relanzamiento de la oposición como opción de poder, la presencia de un gobernador democrático, esta vez Henrique Capriles; no por casualidad fue candidato presidencial dos veces. Entonces se entenderá lo grave de que la oposición le esté regalando la gobernación de Miranda al oficialismo”, agregó.
En opinión de Ramírez, el hecho de que no haya un acuerdo entre Uzcátegui y Ocariz no compromete la unidad de la oposición. Por ahora, este conflicto puede mermar la potencial participación de los electores, pero, subrayó, todavía faltan cosas por hacer.
Caracas, ¿imposición?
Poco después, el foco se volvió hacia Tomás Guanipa, a quien la Mesa de la Unidad Democrática escogió como candidato para la Alcaldía del municipio Libertador de Caracas. Una selección que recibió críticas porque el opositor regresó al país después de dos años en el exilio y porque quedó desplazado el liderazgo creciente de Roberto Patiño. Tampoco se consideró a Antonio Ecarri.
Ramírez destacó que Guanipa tiene una carrera política en el estado Zulia y que en el año 2015 resultó electo a la Asamblea Nacional por Caracas. Afirmó que el dirigente de Primero Justicia no está desconectado de la ciudad ni de sus electores y que se piensa, por desconocimiento, que solo estuvo en los últimos años en Bogotá.
“Prácticamente atraviesas 18 meses del comienzo de la pandemia y difícilmente el año pasado pudiste acercarte a tus bases. Pero la realidad es que no hay capacidad de tener un contacto permanente con toda la militancia, que también emigró. Esos reclamos en las redes sociales no necesariamente representan a todos los potenciales votantes; yo no me quedaría pensando en que ahí hubo una decisión errada”, dijo Ramírez.
Contra chavistas y opositores
Así, en Táchira la gobernadora Laidy Gómez lucha contra el candidato chavista en esa entidad Freddy Bernal y ahora también contra los partidos agrupados en el G4, indicó el exsecretario de la Mesa de Unidad Democrática.
“También tenemos el caso importante de Guayana, la primera opción para intentar derrotar al oficialismo no la tiene ni el G4 ni la llamada Alianza Democrática, ni Henry Ramos Allup ni Bernabé Gutiérrez. La tiene la plataforma Guayana Libre, que tiene como candidato a la gobernación a Américo De Grazia. Resulta que está siendo vetado por unos y por otros. La situación que está planteada en Miranda es simplemente una expresión de lo que es una lamentable conducta política en todo el país”, expresó Torrealba.
De la Cruz expresó que ha habido procesos internos en la MUD en los que los electores no se han sentido identificados porque se han impuesto candidatos. El trabajo que tienen que hacer los comandos de campaña de oposición es motivar a los votantes mostrando la visión de los objetivos, plantear el bien común y de lo que significa demostrar una vez más que la oposición es mayoría ante el partido rojo.
Consideró el analista que eso permitiría que los aliados internacionales tengan una idea de que la población apoya al sector del interinato y se ejerza presión para que en Venezuela ocurra, más temprano que tarde, un referendo revocatorio contra Maduro.
“No tiene posibilidades”
Torrealba considera que la Mesa de la Unidad Democrática no tiene las posibilidades de ganarle al chavismo en las elecciones del 21 de noviembre.
“La tarjeta de la MUD la rehabilitó el gobierno para lograr esto que está ocurriendo. Pasó de ser un intangible valiosísimo asociado a la posibilidad de victoria a una barajita más de la división. La MUD tenía reglas, una estrategia claramente democrática, una dirección colectiva y una vocería consensual. Hoy nada de eso existe”, señaló.
Para Ramírez no se trata de desplazar al chavismo o no el 21 de noviembre porque no son unas elecciones en las que se pueda entender al país como un todo, como sí pudiese ocurrir con las presidenciales. Señaló que se está hablando de 23 gobernaciones, con sus respectivos consejos legislativos, y de 335 alcaldías, con sus concejos municipales.Los partidos deberán afinar estrategias para movilizar a los electores. Foto: EFE/ Miguel Gutiérrez
“Son realidades distintas. Implica estrategias muy locales, lo que puede estar funcionando para un candidato en Anzoátegui no necesariamente funciona con el candidato en Zulia, que es Manuel Rosales. O no funcionará con el candidato en Caracas, que es Guanipa; lo mismo con Elías Sayegh en El Hatillo. Lo primordial es entender hacia dónde se inclina el sentimiento del elector, si es persuasible de participar, si está claro de dónde votar y si se establecen todos los mecanismos para garantizar una defensa del voto”, dijo el analista.
“Porque tú puedes decir que hay un sentimiento a favor del cambio, pero si la gente no vota no se verá materializado en un triunfo electoral. Pero, a priori, son los temas principales que suceden en otros tableros que pueden fracasar por el tema de la observación internacional y parcial, que pasa por las negociaciones”, agregó.
Intereses particulares y partidistas
De la Cruz opinó que lo que ha ocurrido, dentro de la estrategia de Maduro de dividir a la oposición para dominar los procesos electorales, es que a los partidos agrupados en la Plataforma Unitaria, que dialoga en México, los han manejado los intereses particulares y partidistas frente a las necesidades que tiene el país.
“La dirigencia que comanda esta lucha no pareciera que tuviera la capacidad de reflexionar. Si se diese definitivamente la unidad, la oposición sería una fuerza que vencería al chavismo o al madurismo, al cabellismo. Dentro del PSUV hay diferencias profundas. Quedaron resentimientos por el proceso electoral interno en el que muchos fueron burlados porque la decisión final la tomaron Cabello y Maduro”, manifestó.
El director ejecutivo de Inter American Trends dijo que la molestia dentro del chavismo puede aprovecharla la oposición.
El PSUV puede perder su fuerza
De la Cruz indicó que el voto duro del PSUV representa la mayor fuerza, con alrededor de 20% del apoyo de sus militantes. Pero si las decisiones arbitrarias de Maduro y Cabello afectaron a sus votantes en los diferentes estados, se podía ubicar ese respaldo en 15%.
Por lo tanto, afirmó el analista, la Mesa de la Unidad Democrática podría derrotar al chavismo con 20% o 25% de participación.
“Eso podría ser un escenario favorable para ganar la mayoría de las gobernaciones y alcaldías; y reproducir lo que ocurrió en las parlamentarias en el 2015. Pero aquí cabe la pregunta de que si el Consejo Nacional Electoral dejará va a dejar que el proceso fluya, como sabemos, existe una serie de irregularidades que ha sucedido en el pasado que ha desmotivado el voto opositor”, aseguró el analista.
Señaló los puntos rojos de los chavistas cerca de los centros de votación y el chantaje de los sectores populares que son obligados a votar. Si el PSUV no actúa en las elecciones de manera tradicional, la MUD tendrá mucha oportunidad de ganar la mayoría de alcaldías y gobernadores.
Fuente: El Nacional