sábado, noviembre 16, 2024
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OPINIÓN- Jeffrey Kihien: El deep state y la teoría del poder

El estado no existe. No existe como un ser ontológico, es solamente un concepto vago, lejano y neutro. Cuando las gentes solicitan “presencia del estado,” lo hacen muchas veces en función a los artículos materiales que pudieran recoger de forma gratuita, sin trabajar, o algún servicio por el cual no tengan que pagar ellos, pero si los otros, pues nada es gratis, siempre alguien paga, nada cae del cielo. A eso se limita el concepto de estado. La respuesta del estado, del ente, es enviar un burócrata que lo represente cuya misión principal es cobrar impuestos, luego prometer y a veces repartir. Esa es su validez; regalar cosas que no le cuestan, pues no sabe trabajar para producir riqueza. El estado sirve para confiscar y regalar lo que no le pertenece, a cambio de apoyo popular en democracia débil y boba. Toma control del estado, el que promete regalar más y, este control está en manos siempre de oligarquías, antiguas y nuevas, no existe excepción a esta regla.
El estado son los burócratas que emiten y hacen cumplir las leyes que ellos mismos promulgan, por ese motivo le es indispensable crecer, reclutar cada vez más burócratas e integrarlos a la planilla. No existe límite alguno a su tamaño, puede hincharse inclusive hasta que cada ciudadano sea parte de él.
El estado, en un modelo republicano de separación de poderes tiene el monopolio del poder y de la fuerza, se encarga de administrar justicia, y lo que es mas importante, es el mismo estado el encargado de elegir cada cierto periodo de tiempo la nueva oligarquía gobernante. En la práctica son los burócratas los encargados y los que deciden quiénes votan, cómo votan, dónde, y por supuesto quiénes pueden ser elegidos. Y, también son los burócratas los que cuentan los votos, esto ultimo lo comprendió muy bien el dictador comunista Joseph Stalin al proclamar; “no es importante quien vota, sino quien cuenta los votos.” Son los burócratas los que deciden quien gobierna y quien tiene el poder.
El ejército de burócratas es el deep state (estado profundo) protegidos por leyes que ellos mismos redactan, inamovibles de sus cargos sirven a la oligarquía de turno, hasta que esta es removida. El concepto de deep state lo entendió muy bien el comunismo, la primera regla es hacerlo crecer hasta que invada el espacio nuclear de la familia, la célula de poder familiar tiene que ser desarticulada y absorbida por el estado. En la Unión Soviética se nombraban comisarios de barrios, encargados de vigilar a todos los individuos a su cargo, al mismo tiempo que se incentivaba la denuncia política entre miembros de familia. El concepto de organización de estado profundo que se practica en la China comunista, ha integrado la tecnología a la vigilancia del individuo, no existen leyes de protección a la privacidad ni libertad de opinión. El deep state, el estado profundo, son también las aplicaciones de rastreo individual, que informan al detalle de lo absurdo todas las actividades del individuo, desde las comidas que consume, hasta sus horas de sueño. El Partido Comunista Chino ha desarrollado un estado profundo tecnológico, a vista y paciencia de la oligarquía global, la misma que se sirve del modelo comunista esclavista para hacer dinero y amasar fortunas inimaginables, sin percatarse del monstruo que está creando. La industria en comunismo es esclavista, obreros sin derechos.
En occidente, el estado profundo coloca y saca presidentes, y controla la burocracia manteniéndola en una planilla secreta. El caso más emblemático y, todavía sin resolver es; Odebrecht. Imposible de desarticular, sin desarticular todo el estado. En Estados Unidos de Norteamérica, el estado profundo se opuso a Donald Trump, amenazándolo con la cárcel desde el día de su proclamación. Luego vinieron los intentos de golpe de estado parlamentarios, la radical variación de leyes electorales con la coartada de una ley sanitaria decretada por el deep state global, la ONU es parte de él y, violencia marxista callejera incentivada por políticos –Black Lives Matter– financiada por las mega corporaciones, justificada por las ONGs y protegida por los burócratas. La prensa corporativa y los gigantes tecnológicos borraban los reclamos del ciudadano de a pie, suprimiendo su derecho a la libertad de expresión. Eso es el deep state, el estado profundo, existe.
El estado profundo es enemigo de la libertad, se sirve de las leyes, pero no las cumple. La forma de derrotarlo es desobedeciendo sus normas, la insurgencia constitucional es el arma para derrotarla, basta con desobedecer. No pagar los impuestos que el estado profundo impone es una de las formas mas eficaces de protesta, el desarrollo de economías paralelas, fuera del control estatal es eficaz. El estado profundo es muy propenso a los sobornos y se desarma inmediatamente al ver dinero debajo de la papelería. La económica informal es la vía más efectiva y pacífica para derrotarlo, funciona muy bien en contra del estado profundo comunista. El comunismo es estatal, sin estado el comunismo desaparece, y sin estado profundo la sociedad prosperará en paz y libertad.

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