“En ese pugilato logramos que la Unidad hiciera la inspección del lugar para la investigación. Pudimos colectar la evidencia. En el área encontramos esferas de plomo. Había muchas en el piso. Los proyectiles originales fueron cambiados. A los cartuchos calibre 12 de las escopetas antimotines los habían abierto, sustituyendo el plástico por postas metálicas. Era una práctica que venían aplicando; el Ministerio Público había advertido al comandante de la GNB Antonio Benavides Torres que estaban modificando los cartuchos metiéndoles metras, tuercas, pedazos de metal. Buscaban disparos más lesivos, por eso había tantos muchachos gravemente heridos y muertos”.
“La interferencia de los militares impidió que los forenses y los anatomopatólogos de la Fiscalía realizaran la autopsia, aunque la fiscal y la directora de Derechos Especiales lograron presenciarla. A David le dispararon de manera directa. Murió por shock hipovolémico por hemorragia debido a la perforación del corazón, del pulmón derecho y del hígado. El caso está en la Corte Penal porque además se determinó que en ese tipo de crimen había un patrón”, precisa Mundaray.
Ocho meses le tomó a la juez Kenia Carrillo Galvao del tribunal 15 de juicio, absolver al culpable, no sin antes desestimar la acusación particular para que no se investigara la cadena de mando. En la sentencia hecha pública el pasado 27 de septiembre, Carrillo decidió que no había pruebas que determinaran la culpabilidad del acusado. Desestimó testimonios porque para ella no existimos los millones que vimos el crimen. Ignoró experticias como que el sargento diera positivo en análisis de trazas, o que autoridades civiles y militares admitieran que el sargento había disparado, así como la antropometría, la trayectoria balística, el levantamiento planimétrico. Todo lo desconoció.
“La noche del crimen, Maduro le dijo a Fabio Zavarse que al autor de los disparos había que protegerlo. Ordenó que impidieran que fuese detenido, por lo tanto prohibió que lo entregaran a la Fiscalía. La conversación telefónica fue en mi presencia”, ratifica Zair Mundaray.
Esa orden fue un adelanto de la absolución judicial. “Lo que ha venido después de parte del fiscal de Maduro, Tarek William Saab es puro show”, denuncia la abogada María Alejandra Poleo, apoderada de la víctima. “Tarek solo sigue el guion para tratar de mostrar autonomía de la Fiscalía y simular que ellos presentan un recurso válido”, advierte Mundaray.
Además, la supuesta investigación penal contra la jueza no cambia la decisión de absolver al militar. El asesino salió usando la misma puerta de los representantes del Ministerio Público.
Fuente: Diario las Américas