4. ¿Qué hacer? Fundamentalmente dos acciones. En primer lugar, profundizar el aislamiento internacional de dictadura y, más importante, obtener en la opinión pública y organizaciones internacionales el desconocimiento de las elecciones del próximo mes de noviembre. En base a ese desconocimiento, se mantendría opción pacífica de solución de la crisis a través de nuevas elecciones.
5. En segundo lugar, la comunidad internacional debe ir más allá de sanciones individuales. Estas sanciones deben limitar el margen económico de la dictadura, aumentando las consecuencias económicas de la represión política.
6. Las Instituciones Financieras Internacionales, en especial el BCIE y el FMI con el reciente Stand By, continúan tratando a la dictadura de Ortega al margen de derechos humanos y democracia. A su vez, el Banco Mundial y el BID continúan desembolsando préstamos anteriores y hace un año hicieron préstamos por los huracanes del Caribe Norte y la pandemia, aunque condicionaron su ejecución a organizaciones de la ONU. En definitiva, mientras continúen aprobando préstamos, es lo que a Ortega le interesa.
7. Acciones como las siguientes son necesarias: a) solicitud de países y personalidades para que SG/OEA informe CP del cumplimiento de resoluciones por AG/OEA en octubre 2020, en el sentido que no se cumplieron condiciones mínimas para elecciones democráticas; b) el Centro Carter y otras organizaciones electorales (International IDEA, entre otras) declaran no hay condiciones para elecciones democráticas; c) Parlamento Europeo y otros parlamentos, así como otras organizaciones internacionales, podrían pronunciarse en ese sentido; d) artículos de periodistas y personalidades internacionales sobre Nicaragua.
Fuente: Diario las Américas