«Pienso que es necesario, ya tenemos demasiado tiempo en la casa y ellos se sienten como perdidos a pesar de que los hemos puestos en varias actividades», Berta López, una asistente administrativa de 43 años, tras acompañar a su hija menor a un colegio público en Caracas, reseña AFP.
Esta madre dice que en la escuela donde estudia su pequeña todo ha sido ordenado. «No hay un desastre con el regreso a clases, los tienen apartados con sus normas».
Algunas instalaciones educativas no abrieron porque no reúnen las condiciones o están en proceso de rehabilitación, como el liceo Andrés Bello, uno de los más grandes de Caracas, con capacidad para 1.370 estudiantes.
Solo recibirá estudiantes en grupos de 15 para asesorías, hasta que culminen los trabajos, y continuarán con clases a distancia, explicó su director, Wilmer Marcano.
El regreso a clases presenciales coincide con el inicio de la vacunación a niños de 12 años en adelante. El dictador Nicolás Maduro anunció el domingo que esta semana prevén incluir escuelas y liceos en los centros de inmunización contra el COVID-19, sin especificar cuales serían los candidatos vacunales.
Pese a sentir temor por la pandemia, William Blanco, comerciante de 55 años, llevó a su niña de 7 años a la escuela. «Les hace falta», indicó.
Antes de vacunar a sus dos hijas, López quiere cerciorarse de que las vacunas que apliquen en Venezuela estén aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Mi hija que está en bachillerato es asmática y sí la quiero vacunar, pero quiero saber si está aprobado por la OMS», aseguró.
El otrora país petrolero arrancó en febrero pasado la aplicación de la vacuna rusa Sputnik V y la china Sinopharm, ambas de dos dosis. Más tarde se incorporó la cubana Abdala, cuyo ciclo de inmunización requiere tres dosis.
Fuente: Diario las Américas