La cultura es uno de los elementos fundamentales de la Nación. Es “el conjunto de modos de vida, costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social”. Es “el conjunto de manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo”. En Latinoamérica hay una identidad de naciones, como la brasilera, argentina, chilena, peruana, boliviana, ecuatoriana, mexicana, de todas en cada uno de sus estados, con características específicas relativas al mestizaje en base al que se ha constituido.
El año 1999 en las Américas había una sola dictadura, la de Fidel Castro en Cuba, conocida como castrista, que agonizaba en su denominado “periodo especial” por la falta de subvenciones de la extinta URSS. Se esperaba que el siglo XXI sería el de la “democracia plena” en la región, pues la desaparición de la dictadura de Cuba era solo cuestión de tiempo, pero llegó a la presidencia de Venezuela Hugo Chávez y de inmediato salvó la dictadura de Cuba, se asoció con ella, le entregó recursos, petróleo y luego a Venezuela entera, dando lugar a la recreación y expansión del castrismo en el siglo XXI como movimiento populista bolivariano, socialismo del siglo XXI, hoy castrochavismo, bajo la jefatura de la dictadura de Cuba.
En el siglo XXI hay “dos Américas”, una democrática y la otra dictatorial. El eje de confrontación no es ideológico ni programático, es entre la libertad y la delincuencia organizada trasnacional representada por un grupo de dictaduras –Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua- que han convertido sus países en narco-Estados, sus constituciones en estatutos de impunidad para el crimen, sus jueces en verdugos y sus pueblos en objetos de sumisión y miseria.
La América dictatorial acaba de ampliar su ámbito de influencia con Pedro Castillo como presidente de Perú, donde de inmediato han puesto en acción el plan castrochavista ya ejecutado en Venezuela, Bolivia y Nicaragua e intentado aún sin éxito en Ecuador, Colombia, Chile y más. Están buscando destrozar la nación peruana para convertirla en estado plurinacional suplantando la identidad nacional con la confrontación racial e indigenista que falsifica la historia.
El socialismo del siglo XXI, con su herramienta el Foro de Sao Paolo, ha convertido el indigenismo en el medio para dividir las naciones latinoamericanas y debilitarlas. En Bolivia, manipulando el indigenismo han impuesto por la fuerza y el crimen, con falsificaciones y masacres una constitución que denominan del “estado plurinacional” para suplantar la “Nación Boliviana” con 36 nacionalidades que ya estaban integradas a la nación de la República de Bolivia, a la que tienen cautiva. Los indígenas verdaderos, bolivianos libres, unidos en la diversidad, marchan para defender sus tierras contra el avasallamiento del narcotráfico que ha tomado el control del Estado y que busca destruirlos.
La repetición de la infamia que ejecutan en Bolivia es el proyecto en el Perú. El que no lo entienda, lo resista y lo derrote sufrirá las consecuencias. El castrochavismo quiere un Perú como estado plurinacional y narcoestado destrozando la “nación peruana”. El mismo plan se presenta en Chile y Argentina con discurso de reivindicación histórica, violencia criminal atacando las instituciones democráticas y la estabilidad.
Ahora operan un “nuevo instrumento” denominado “Runasur” para “articular una América plurinacional” y que “busca la unidad de latinoamericana contra las pretensiones saqueadoras de las oligarquías”. Puro castrochavismo disfrazado usurpando el indigenismo. No se trata de una lucha ideológica ni indígena, es el crimen organizado trasnacional que falsifica una narrativa “indigenista” para destruir las naciones latinoamericanas.
Fuente: Diario las Américas