Las palabras hiperinflación y dolarización ya están instaladas en la discusión política argentina. Muchos aseguran que la segunda solo se dará en un escenario de la primera, pero lo cierto es que los dos términos pesados parece que llegaron para quedarse, en lo que podría convertirse en un tiempo de espiralización inflacionaria todavía peor.
El oficialismo tuvo que mencionar “hiperinflación” esta mañana por primera vez. A la que le tocó la tarea fue a la vocera presidencial, Gabriela Cerruti. La portavoz de Alberto Fernández, ante una consulta de los periodistas afirmó que “no hay ningún riesgo de hiperinflación en Argentina”. El problema es que, todo lo que dice el gobierno en materia de economía, parece terminar siendo refutado por la realidad misma.
Lo que no brinda ninguna garantía es que, mientras negaba categóricamente cualquier escenario de híper, Cerruti recalcaba que el quebrado Frente de Todos seguiría adelante, haciendo todo lo que tiene que hacer, para ganar la “guerra contra la inflación”. Aquella analogía desafortunada del presidente, que fue anunciada con bombos y platillos y que hasta el momento no ha logrado ningún resultado. Todo lo contrario. Se espera que marzo arroje el peor número en materia de inflación en mucho tiempo. El oficialismo reconoció que el número será “malo” y las consultoras señalan un piso del 6 %.
La dolarización como propuesta para terminar con el calvario del peso no es una discusión entre oficialismo y oposición. Mientras que en el peronismo hay silencio ante la debacle del Frente de Todos, en la oposición, incluso dentro del mismo espacio de Juntos por el Cambio, hay acalorados debates. Alejandro Cacace, diputado de la UCR dentro de Cambiemos, presentó un proyecto legislativo para dolarizar, pero los cuestionamientos llegaron, no solamente desde la misma coalición, sino del mismo partido. Gerardo Morales, titular del radicalismo se despegó de la propuesta y la criticó duramente.
El que sí se manifestó en favor de explorar ese camino decididamente es Javier Milei, primer precandidato en reconocer públicamente sus ambiciones presidenciales para 2023. Los números del referente libertario en todo el país no son para menos: presenta en todas las provincias una fuerte instalación, tiene un alto índice de aprobación y uno relativamente bajo en materia de rechazo, sobre todo si lo comparamos con otros dirigentes como Cristina Kirchner, Alberto Fernández o Mauricio Macri.
En el campo liberal, su colega José Luis Espert también está abierto a la posibilidad, pero presenta dos advertencias: señala que la cuestión monetaria sin solucionar los problemas de fondo como el déficit fiscal y la legislación laboral es una especie de “alquimia” e indica que la dolarización solamente será posible en un escenario de hiperinflación. No antes. Mientras tanto, Argentina va dejando la inflación de dos cifras anuales para entrar en las tres y los analistas se debaten dos asuntos: Si híper es a partir de las tres cifras y, en el caso de superar el 99%, cuánto demoraría la escalada final hacia el colapso monetario completo.
Un estudio que relevó la cantidad de opiniones en las redes sociales, confirmó esta semana que el número de usuarios que viene debatiendo la dolarización se incrementó exponencialmente. Lo interesante es que, además del número, que aumentó desde los debates de Milei, Morales y Cacace, el público más joven fue el que más se metió de lleno en el debate en cuestión.
Según la medición realizada entre el 1 de marzo y el 3 de abril, se localizaron más de 96000 comentarios en foros públicos discutiendo la eliminación del peso. Se estima que la misma llegó a más de cuatro millones de personas, donde mostraron un rol activo el segmento que va de los 18 a los 34 años.
Fuente: PanamPost